
Cualquier trascendido que signifique una merma en el poder del Banco Central de la República Argentina es un asunto como para prestar atención. Desde su creación, el monopolio monetario argentino no ha sido otra cosa que una máquina de multiplicar pobres (además de billetes). Curiosamente, cuando Mauricio Macri busca la reelección, luego de haber sido un fiasco en la política económica, una noticia del ámbito en cuestión sacudió el panorama y puso sobre la mesa la posibilidad de una reforma concreta. Tan grande fue el sacudón que llegó hasta Brasil y preocupó al titular del Banco Central, Roberto Campos Neto.
En el marco de la visita de Jair Bolsonaro, la noticia sobre una supuesta moneda común entre ambos países abrió el debate sobre la posible implementación de una medida semejante. El trascendido fue tan concreto, que hasta se aseguró que Argentina y Brasil invitarían a Uruguay y a Paraguay (como a la Venezuela poschavista) a participar del “Peso Real”, una especie de euro sudamericano.
El rumor salió de una cena que mantuvieron el presidente de Brasil y su ministro de Economía, Paulo Guedes, con empresarios de ambos países, que preguntaban sobre los marcos de previsibilidad a futuro. Seguramente el aparato de comunicación del Gobierno argentino tuvo algo que ver con el impacto y difusión del asunto. Para la mañana de hoy, el tema ya era la noticia del día. Campos Neto, desde el Banco Central brasilero, llamó inmediatamente a Guedes para pedir más detalles sobre el asunto. “Es algo para el futuro”, habría dicho el ministro de Bolsonaro para tranquilizar al funcionario que, según dicen, estaba muy preocupado por la noticia.
“Es un trascendido ridículo”
Carlos Maslatón, abogado argentino y especialista en mercados financieros, criticó duramente la idea y la calificó de “trascendido ridículo”. En su opinión, la idea es “imposible de implementar en la práctica” y “tampoco cierra en la teoría”. “Es una frase lanzada para beneficiar la campaña del Gobierno socialista de izquierda de Mauricio Macri”, indicó.
En duros términos, resaltó que si la idea es considerada, los funcionarios deberían saber que es “una burrada que no tiene ningún sentido”.
Con respecto a la cuestión técnica, Maslatón resaltó en diálogo con PanAm Post que una moneda nueva no se inicia “desde cero” y que para poner en funcionamiento una medida semejante se necesita reconvertir el papel circulante, los depósitos, los créditos, las deudas, y contratos a “lo nuevo”. En ese sentido, manifestó que la tasa de cambio de la conversión implica “confiscaciones atroces imposibles” que solamente ocurren en casos de hiperinflación o hiperdeflación total.