En más de una oportunidad señalamos en PanAm Post el rol casi bipolar del presidente argentino, Mauricio Macri. A la hora de expresarse, sobre todo en foros internacionales, sus palabras son concretas, sus diagnósticos son acertados y sus propuestas son las necesarias para sacar a la Argentina del atraso y la postergación. Pero a la hora de llevar a cabo las políticas públicas efectivas, desde su rol de cabeza del Poder Ejecutivo, todo se diluye. Ahí comienzan las excusas, el “gradualismo”, el doble discurso y todo se limita a promesas y amenazas: en el futuro estaremos mejor, pero el electorado debe acompañar incondicionalmente “el cambio” porque si no, vuelve el kirchnerismo.
Con la firma del tratado de libre comercio entre el Mercosur y la Unión Europea, el macrismo pudo mejorar su rol de “comentador”. Si bien ninguno de los beneficios se verán en el corto plazo, hubo un avance. Claro que el camino aún no está completo: Francia dijo que todavía “falta” y pide “garantías”. El Congreso local debe acompañar el acuerdo y recién ahí comenzará tímidamente el proceso. Pero Macri se anotó el logro como una victoria propia y ya adelanta los próximos acuerdos con Estados Unidos y Canadá. Resumiendo, todavía no hay nada, pero el presidente argentino vuelve a pedir el voto de confianza del electorado con bases en su orientación y proyección.
Es lógico que a futuro estos proyectos son necesarios y no se le puede exigir mayor celeridad al líder de Cambiemos por asuntos que lo exceden. Sin embargo, hay muchas cosas que sí podría hacer ahora mismo, en sintonía con sus grandes proyectos de mediano y largo plazo. El problema es que con todas estas cuestiones, que están dentro de sus posibilidades inmediatas, no hace absolutamente nada.
Una vez más, los sindicatos de Aerolíneas
Este fin de semana largo en Argentina, muchas familias organizaron sus minivacaciones, las cuales se vieron frustradas porque los gremios aeronáuticos eligieron el peor momento y la peor forma para su reclamo sindical. Las pantallas de Ezeiza y Aeroparque mostraban por todos lados los anuncios de “cancelado” y una vez más, el caos. Miles de planes frustrados de personas que creían que podrían confiar en un pasaje de Aerolíneas Argentinas.
El Instituto para el Desarrollo Empresarial de Argentina (IDEA) cuestionó duramente la medida: “Rechazo total a medidas abusivas del Sindicato de Pilotos y Cabina que toman a la sociedad como rehén, conspiran contra la creación de empleo argentino y en nada suman a la defensa de los derechos de los trabajadores”, indicó el comunicado de la entidad.
Macri, en coherencia con sus proyectos para la Argentina de futuro, debe empezar a tomar decisiones en la Argentina actual. Los sindicatos no pueden seguir basando sus acciones en la extorsión y Aerolíneas Argentinas no puede seguir viviendo de la teta del Estado y condicionando a la competencia en términos mafiosos. Es inaceptable el rol de comentarista del Gobierno que le “pide” a los sindicalistas responsabilidad y sensibilidad.
Para creer en los proyectos a futuro hay que ser coherente y consecuente con lo que se puede hacer hoy, y está al alcance de la mano.