Luego de la paliza electoral de las primarias del domingo, donde Mauricio Macri cayó ante Alberto Fernández por 47% a 32%, el Gobierno mostró una actitud de negación. Aunque el presidente dio una conferencia de prensa, aseguró que su agenda se limita a hacer lo posible para remontar la situación en la elección de octubre. Los analistas justificaron esa fallida presentación al momento de shock y aguardaron las novedades del lunes, seguramente muy distintas, con la situación más analizada y en frío.
Pero después del desastre del dolar, la bolsa, la tasa y el riesgo país de ayer a la mañana, Macri se volvió a presentar con su candidato a vicepresidente Miguel Ángel Pichetto y para la sorpresa de todos mantuvo el mismo discurso. Es más, le echó la culpa al kirchnerismo y al electorado por el sacudón económico y dijo que él no podía hacer nada. El “kirchnerismo” debía generar confianza para revertir la situación de las últimas horas. Ante la pregunta de los periodistas sobre un plan de transición, cambios en el gabinete o medidas concretas, Macri dijo que no pensaba hacer nada. No es posible una transición porque fue una primaria y no hay autoridades electas. No anunció cambios en el gabinete y aseguró que no daría ninguna medida concreta. El discurso del domingo a la noche no solo no había cambiado, sino que se había profundizado.
Las críticas no se hicieron esperar. Marcelo Tinelli, el conductor más popular de la televisión argentina, abrió su programa de entretenimiento con una durísima consigna: “¿Quién tiene el puto derecho de cuestionar el voto de la gente?”. Pero el puñal que más hondo caló en el corazón del Gobierno llegó minutos después desde La Nación, el medio que más defendió al macrismo durante estos tres años de gestión.
En su editorial, Carlos Pagni advirtió sobre el peligro de tener a un “Macri alienado”, que está repitiendo los mismos errores de Cristina Kirchner. “Hay que recordar que el 9 de diciembre, desde el balcón de la Casa Rosada, la expresidente pronunció un discurso diciendo sintéticamente que el resultado de las elecciones, que pondrían a Macri en el Gobierno, se debía a un mal entendido que los medios de comunicación hegemónicos, la justicia, al servicio de esos medios, las grandes corporaciones y los acreedores externos, habían puesto en la cabeza de los votantes. No llegó a decirlo, pero insinuó que Macri había sido votado por esa equivocación. Una buena parte de la sociedad argentina había entendido eso. Que había sucedido algo que no podía suceder. Bueno, algo parecido está pasando ahora del otro lado”, sentenció Pagni.
Para el periodista de La Nación, las presentaciónes de Macri junto a Pichetto son “bastante parecidas” a las de la expresidente. “Lo que está diciendo, de una manera u otra, es que la gente se equivocó al votar”, resaltó. Aunque Pagni no opinó sobre si la gente sufragó “bien o mal”, advirtió que los argumentos del oficialismo son “predemocráticos” y que recuerdan a la época del fraude patriótico, donde se modificaban los resultados de las elecciones en pos de “corregir” los errores del votante. Para el editorialista, la actitud de “negación” del macrismo es “disparatada”.
En la opinión de Pagni, el problema principal es que el presidente decide competir con el candidato que, según el electorado, sería el garante de la gobernabilidad. Esto dejaría a Alberto Fernández en una posición de confrontación con el Gobierno, en lugar de colaborar ante el complicado panorama hasta octubre.
El lunes catastrófico de los mercados y el nuevo derrumbe del peso dejaron algo en claro: que lo que viene ocurriendo desde que se abrieron las urnas no puede continuar ni un minuto más. El Gobierno debe reconocer a la brevedad el resultado de las elecciones y el candidato opositor tiene que aportar contribuyendo tranquilidad ante la grave situación. Hasta la mañana del martes parece que ambos priorizan sus intereses políticos y, con su actitud, están complicando aún más las cosas.