Con el correr de los meses y el desastre económico de la gestión de Cambiemos y Mauricio Macri, el economista José Luis Espert acuñó una frase que no tardó en prender: “Son kirchneristas de buenos modales”. La analogía era clara: la economía seguía en caída libre, con la inflación y la subida del dólar como constante, pero no había la prepotencia autoritaria de Néstor y Cristina.
Si algo cuidaba la actual gestión eran los modos. La imagen tolerante, democrática y republicana se convirtió en el principal activo de un gobierno sin logros, que solo podía mostrar como capital político “no ser” como el kirchnerismo. Pero hacia el final del mandato, luego de varias corridas y crisis económicas absolutamente predecibles, el macrismo comenzó a enojarse y a perder lo único que lo diferenciaba del proceso anterior.
Probablemente la mayor manifestación del fracaso de la actual gestión haya sido el retorno al control de cambios. La última corrida y el temor a una hiperinflación llevo al Gobierno a ir sobre sus pasos por segunda vez. Las únicas dos medallas que mostraron durante los primeros años de mandato (la reducción de las retenciones agropecuarias y el control de cambios) quedaron en el camino en un 2019 complicado.
Aunque el Gobierno puso un tope de diez mil dólares para la adquisición de moneda extranjera, el temor a una nueva devaluación ha hecho que mucha gente salga a convertir sus pesos de cualquier manera ante la incertidumbre de los próximos meses. Argentina tiene en su haber récords de devaluaciones importantes, por lo que el temor es más que justificado.
Ante esta realidad, Federico Pinedo, senador macrista, decidió amenazar a la gente que libremente decida hacer uso de su propiedad. Un bochorno violatorio de todas las libertades individuales, digno del régimen chavista:
“La política cambiaria se maneja a través del Banco Central que es una entidad autónoma. Y el BCRA y el Gobierno han fijado reglas. Esas reglas hay que cumplirlas. Y si hay gente que le busca la vuelta para escaparse o para incumplir las reglas, por supuesto que se va a actuar”, advirtió impunemente Pinedo.
Lo que el legislador dice como “buscarle la vuelta” o “escaparse” no es otra cosa que reaccionar naturalmente ante los incentivos que le pone el Estado. Si una persona se desvinculó de un trabajo recientemente y recibió una indemnización o si vendió un auto en pesos…¿realmente espera el Gobierno que este argentino se quede con estos activos extremadamente riesgosos que podrían evaporaese de un momento a otro? Lo que cualquier persona hace es comprar la cantidad que el Estado permita legalmente y, luego, como dice Pinedo, “buscarle la vuelta” para cambiar el resto. Es decir, pedirle a un amigo que compre en su nombre o dirigirse al mercado nergo. Lo único grave de esta situación es que el Estado obligue a delinquir a una persona, que lo único que hace es cuidar su legítimo patrimonio.
Estas iniciativas gubernamentales no pueden permitirse a ningún signo político y hay que denunciarlas como lo que son: violatorias absolutas del derecho de propiedad privada garantizado en la Constitución. Lo que hace el macrismo hoy, como lo que hacía el kirchnerismo antes, es ilegal e inmoral.