El expresidente argentino Mauricio Macri hizo su primera aparición pública luego de ponerle la banda a su sucesor, Alberto Fernández. Si bien trascendió un video suyo recientemente con unas polémicas declaraciones, esta es la primera vez que realiza una intervención formal.
La jornada tuvo lugar en Guatemala, en el marco del V Encuentro Ciudadano, de la Fundación Libertad y Desarrollo. La temática giró alrededor de “Centroamérica, dramas y oportunidades, desafíos y soluciones”. En el panel del que participó, la tecnología fue uno de los tópicos más importantes. Una vez más, apareció el Macri comentarista liberal, que nada tuvo que ver con el jefe de Estado que comandó la Argentina entre 2015 y 2019.
“Hoy día apretamos un botón y tenemos un auto. Apretamos un botón y tenemos una habitación. Apretamos un botón y escuchamos música o tenemos una película. Apretamos un botón y tenemos pareja”, señaló Macri al hacer referencia al momento en el que vive el mundo.
Lo cierto es que sus palabras resultan curiosas, ya que su gestión no se caracterizó justamente por abrirle las puertas a la tecnología y la innovación. En Guatemala pudo haber despertado algún aplauso, pero los que estamos en Buenos Aires recordamos cómo su gestión municipal decidió apoyar a la mafia del sindicato de los taxistas, que hasta persiguieron violentamente y lastimaron a muchos conductores de Uber ante la vista gorda de las autoridades.
Emprender e innovar en su gestión fue prácticamente imposible. Como era antes y como lo es ahora. El macrismo hasta propuso “estatizar” la innovación, como si esto fuera posible, creando programas gubernamentales inútiles y absurdos.
Lamentablemente, la autocrítica no dijo presente en Centroamérica, ya que no hizo un solo comentario de por qué fracasó estrepitosamente su gestión económica. En su versión simplista, está la civilización, que él representa, y está el populismo, que es “más peligroso que el coronavirus“.
“Para mí, algo mucho más peligroso que el coronavirus es el populismo. El populismo lleva a hipotecar el futuro. Compromete no solo el desarrollo sino el futuro básico de las comunidades. Además, ha desarrollado un sistema de decir que ellos son los que representan al pueblo. Ellos necesitan gobernar sin contrapesos para poder imponer todas las arbitrariedades que niegan los avances del mundo y de la tecnología”.
El comentarista, que fue el único aspecto interesante de Macri durante su gestión, tiene razón. Pero los populistas son lo que son. Vienen por todo y la preocupación del otro lado debe ser cómo generar gestiones de gobiernos que puedan superar al populismo para dejarlo atrás.
La experiencia 2015 en Argentina fue fantástica. El proceso populista kirchnerista no pudo echar suficientes raíces como para quedarse por la fuerza y vulnerar la Constitución y perdió las elecciones. La retirada populista por la vía democrática es un lujo que muchos países no se pueden dar. Ejemplos como el de Venezuela, donde el populismo pudo mutar en dictadura, muestran que, de conseguir el recambio, hay que hacer las cosas bien porque puede retornar el autoritarismo.
El rol de los no populistas no puede limitarse a describir el populismo. A Mauricio Macri no le alcanzó con lo que se animó a ofrecer al país. No hizo las reformas que debía hacer, no dio la batalla cultural y Argentina perdió una oportunidad que puede no volver a tener. El espacio no populista, en lugar de escuchar a Macri describir al populismo como mero comentarista político necesita aprender de los errores de su gestión. Esos mismos de los que pareciera no hacer ninguna autocrítica.