La improvisación total de la política argentina no es nueva. Sin embargo, esta mañana pudo haber escrito su página más negra. Por la falta de previsión, organización y sentido común, el Estado argentino cometió un grave error que puso en riesgo a la población que más debería cuidar en el marco de la pandemia.
El mundo ha tomado diferentes caminos, los países adoptaron medidas diversas, pero si hay algo en lo que todos están de acuerdo es en la necesidad imperiosa de cuidar a los ancianos. Los adultos mayores representan sin dudas el segmento más vulnerable ante el coronavirus (COVID-19). Lo que pasó esta mañana es una vergüenza que sin dudas recorrerá el mundo y muy pronto se verán las consecuencias.
Aunque Alberto Fernández aseguró al implementar la cuarentena total que tenía absolutamente todo planeado y planificado (frase que generó especial indignación en los liberales argentinos), lo cierto es que la improvisación fue tal que el Estado fracasó hasta en las cosas que podía haber implementado aceptablemente. Resulta que los bancos fueron cerrados con el resto de los comercios el día que se decretó la cuarentena obligatoria. Parece que el “Gobierno de científicos”, como lo denominó el mismo presidente, no pudo imaginar lo que podría pasar el primer día que volvieran a funcionar.
El desastre ocurrió esta mañana. Ante la necesidad imperiosa que las entidades bancarias vuelvan a funcionar (mucha gente en Argentina no tiene sus tarjetas de débito ni operan online, sobre todo los jubilados) este viernes finalmente los bancos levantaron sus persianas.
El combo de la restricción del máximo de personas admitidas dentro de un establecimiento, la necesidad de los abuelos de ir por su jubilación y el masivo requerimiento del ingreso de emergencia que otorgó el Estado para los trabajadores del sector informal (casi un millón de personas solamente en la provincia de Buenos Aires) fue explosivo. Las filas fueron enormes y ocuparon cuadras y cuadras, donde muchos ancianos pasaron incluso la noche esperando en la calle. La indignación fue general.
¿Tenían que haber cerrado los bancos durante todo este tiempo? ¿El Gobierno esperaba que la pandemia se acabe de un día para el otro? ¿No se pudo prever la escena que ocurrió hasta mañana? Estas son algunas de las preguntas retóricas que no tienen ninguna utilidad ya, pero que no podemos evitar hacernos.
#Conlosabuenosno fue el hastag que copó Twitter, donde muchos usuarios le recordaron al presidente que en campaña manifestó que entre los bancos y los jubilados, él estaba del lado de los jubilados. Los especialistas ya denunciaron la situación, la que calificaron como “inadmisible, incluso sin pandemia”.
Por lo pronto, el Gobierno, para descomprimir la situación, ya confirmó que los bancos también abrirán durante el sábado y el domingo.
https://twitter.com/CoronelPou/status/1246108995712098304
De esta manera, Argentina pudo haber desperdiciado los esfuerzos económicos de una cuarentena total en una improvisación irresponsable que resulta absolutamente inadmisible e indignante. Lo único que queda esperar es que mucha de la gente que salió en estas condiciones no termine infectada. Esto lo sabremos recién en una o dos semanas.
Escándalo en La Matanza:
El banco dio 500 números, cerró las puertas al resto que hicieron horas de cola pic.twitter.com/QcUtQU8M2k— A24.com (@A24COM) April 3, 2020