Este viernes 29 de abril el alcalde de Bogotá, Enrique Peñalosa, formalizó ante el Concejo de la capital colombiana una iniciativa con la cual pretende vender la Empresa de Teléfonos de Bogotá (ETB).
La consideración forma parte de la radicación del Plan de Desarrollo del alcalde ante el Cabildo distrital, al que solicita la autorización para proseguir con la venta de la compañía local.
“Ustedes saben bien qué ciudad nos entregaron. Acá hubo despilfarro, desgreño administrativo. Pero lo cierto es que con unidad, sin recursos, tenemos un doble desafío: cumplir con nuestra promesa de sacar a la ciudad adelante, construir la Bogotá que todos queremos y nos merecemos, y conseguir los recursos para ello”, dijo Peñalosa.
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Para el alcalde, los recursos que provengan de la venta permitirán promover la inversión en colegios, hospitales y vías de Bogotá.
Peñalosa pretende construir 30 colegios, cuatro hospitales, más vías, un centro de comando y control e instalar cientos de cámara para mejorar la seguridad, así como invertir en la atención de los niños menores de 5 años.
Según el alcalde, la ciudad —que es propietaria de 84,4% de las acciones de la empresa ETB— carece de recursos y la venta logrará aportar el capital necesario para impulsar sus propuestas.
No obstante, la controversia por la venta de la ETB no comenzó con la radicación del Plan de Desarrollo del alcalde; en marzo del año pasado, Jorge Castellanos, presidente de la compañía, dijo que la empresa atraviesa una situación difícil y que se debe pensar en conseguir un socio estratégico o vender. Castellanos justificó sus comentarios con cifras de 2015, en donde supuestamente se muestra un panorama desalentador.
Según el director de ETB, a pesar de la gran inversión en infraestructura de los últimos años, no hay clientes que hagan rentable a la empresa.
Por su parte, el alcalde de Bogotá justificó igualmente su propuesta con el diagnóstico de Castellanos y sostiene que la ETB ha pasado a ser un competidor menor en una industria de telecomunicaciones, dominada por una intensa competencia del sector privado, alta volatilidad tecnológica y economía de escala que la compañía no posee.
“La empresa capitalina no tiene hoy la escala para innovar, realizar las inversiones necesarias y crecer. Además, con una participación tan disminuida en el mercado, hace muchos años perdió su papel como operador dominante del mercado”, aseguró el alcalde de Bogotá.
Fuente: El Espectador, El Tiempo.