Luego de participar en la conmemoración (decir “celebración” sin duda sería un exceso) del cumpleaños número 90 de Fidel Castro, Nicolás Maduro regresó a Venezuela anunciando “ofensivas” y “recuperaciones”. Pero lo cierto es que mientras el mandatario pareciera prepararse para una contienda electoral (o para resistir en el poder a costa de lo que sea) tanto interna como externamente se está gestando una coalición de fuerzas sin precedentes para obligarlo a lo que más teme, y con razón, el “chavismo”: la realización de un referendo revocatorio este año.
Desde hace semanas, Diosdado Cabello, Aristóbulo Istúriz y Pedro Carreño vienen recorriendo el país en actos de “apoyo” a Maduro. Si, jugando con las palabras, y como ocurrió recientemente en la isla de Margarita, esos “actos” carecen por completo de “apoyo” popular, es irrelevante; lo cierto que que Cabello, Istúriz y Carreño están también reuniéndose, en cada estado, con las cúpulas políticas chavistas. El mensaje en todos ellos es siempre el mismo, dividido en tres partes: Organizar el partido, prepararse para resistir y, por encima de todo, cuidarse de las divisiones.
Estos son los que dicen hoy en Margarita que no habrá revocatorio,uds creen qué tienen con que?Van pafuera! pic.twitter.com/vuEKcot1zz
— Henrique Capriles R. (@hcapriles) August 11, 2016
En el horizonte, además, tiene la fecha del 1 de septiembre, cuando la oposición anuncia una “toma de Caracas” que amenaza en convertirse en un evento multitudinario. La respuesta de Maduro parece que será la represión. Mientras su ministro del Interior, Néstor Reverol, acusado de narcotráfico por la fiscalía estadounidense, anuncia la militarización creciente de la capital venezolana en los próximos días, con la excusa de combatir la inseguridad, el propio presidente dijo a su regreso de La Habana que el noveno mes del año traerá su “contraofensiva revolucionaria”, y reiteró que “en la cárcel hay bastante espacio para los fascistas que se pongan cómicos”.
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Agobiado por la impopularidad, Maduro no se puede permitir el disenso a lo interno de su partido, donde ya desde hace tiempo, grupos vienen planteándose la necesidad de permitir el referendo revocatorio, de manera de no comprometer aún más el capital político de la franquicia que creó Hugo Chávez. Sin embargo, el mandatario sabe que por la vía electoral no tiene ninguna posibilidad. Apenas hoy, 16 de agosto, Datanálisis publica una encuesta en la que el número de venezolanos que quieren revocar a Maduro se elevó a 75 %, una cifra sin precedentes.
La poderosa coalición
La pregunta pertinente es si Maduro tendrá éxito en su intento de resistencia, en esta particular Ofensiva de Las Ardenas que ha planteado públicamente; y la respuesta más lógica, más allá del control institucional que tiene de los poderes es que no. El mandatario está fraguando una inédita coalición de los empresarios que quedan y los trabajadores; e internacionalmente, luego del anuncio de Tibisay Lucena, presidenta del Consejo Nacional Electoral (CNE) , sobre la imposibilidad en la práctica (imposibilidad política, que no técnica, han explicado exfuncionarios de ese organismo) de realizar el referendo revocatorio presidencial este año, los 15 países del hemisferio que están ganados a la idea de que en Venezuela hay una dictadura pueden admitir nuevas adhesiones; en Mercosur cobra fuerza también la tesis de la suspensión del país, lo que dejaría prácticamente aislado al Gobierno, solo con aliados como Cuba, Nicaragua y Bolivia.
Todas las confederaciones del país, y varios de sus gremios profesionales más importantes, anunciaron en un comunicado que se unen para sumarse a las actividades de calle del 1 de septiembre, y que exigen la salida de Nicolás Maduro; mientras tanto, Fedecámaras advierte que el incremento de salarios inconsulto anunciado por el mandatario el viernes provocará una crisis terminal en las empresas, y Polar, el conglomerado alimentario más importante del país, demanda al Gobierno en la Organización Internacional del Trabajo por acoso. Adicionalmente, la inflación sigue en el orden de 20 % mensual y la caída del Producto Interno Bruto (PIB) continúa estimándose en -10 % para 2016.
La tesis de la renuncia
“Cuando seas débil, finge fortaleza”, señala El Arte de la Guerra, de Sun Tzu. Analistas como Rafael Poleo, uno de los periodistas más reputados del país, señalan que tras todo este movimiento se esconde la posibilidad de la renuncia de Maduro y su huída a Cuba, algo que habría estado consultando con los Castro durante el fin de semana del onomástico de Fidel.
Poleo va más allá: Augura días de “intensa represión, especialmente contra los medios de comunicación”, lo cual es “una característica de los regímenes agónicos”, y señala que hay diferencias dentro del chavismo entre los que saben, como Istúriz, que hay que negociar una salida, o Cabello, Tareck El Aissami y otros, que saben que “serían perseguidos internacionalmente”. Maduro, señala el analista, “estaría tranquilo, safe en home, en Cuba”.
Otro escenario es que el chavismo, ante la presión tanto local como internacional, esté considerando permitir el revocatorio, y se esté preparando para lucharlo en el terreno democrático, aunque con el considerable ventajismo que le da disponer de todo el poder institucional del país y usarlo sin pudor.
A esto apuesta la dirigencia democrática, encabezada por Henrique Capriles y el preso de conciencia Leopoldo López, quien, en el momento de la ratificación de su condena a 14 años de cárcel, insistió en seguir los lineamientos de la Mesa de la Unidad Democrática y reiteró que “solo el pueblo me sacará de prisión”, es decir, solo un referendo revocatorio.
Como colofón, y en medio de esta tormenta, además de sin público, el “chavismo” se ha quedado sin ideas. Este fin de semana, causaron estupor las declaraciones de Elías Jaua, uno de los voceros más prominentes del Gobierno (es el que mejor ubicado está en las encuestas, con 28 % de aceptación; cinco líderes opositores lo doblan) señalando que el chavismo defiende “su derecho a gobernar“. Cada vez más, la cúpula dirigente se ve como un grupo que únicamente defiende sus privilegios… y sabe que de perderlos, enfrenta la posibilidad cierta de la desaparición no solo como alternativa política, sino el exilio, la cárcel o ambos.