
(Foto: EFE)
Pablo Casado es el líder político sensación del momento. Sus discursos, sólidos en argumentación, se han vuelto virales, desafiando fronteras continentales y atravesando océanos.
El “fenómeno Casado” es digno de análisis; entre otras razones, porque es evidencia de un suceso impensable hace solo un par de décadas, pero que hoy se manifiesta en todo el globo: la derecha como aire fresco. Es casi increíble que Casado venga del mismo Partido Popular que Mariano Rajoy, aquel presidente que nunca llegó a imponerse como líder y cuyos fracasos abrieran las puertas al socialista Sánchez, actualmente (y como era de esperarse) con un sinfín de derrotas propias.
Sería un error, no obstante, suponer que Casado es moda desde hace una semana, cuando lograra una extraordinaria convocatoria en la plaza de Colón, Madrid, al grito de “por una España unida, ¡elecciones ya!”. De hecho, esta manifestación no surge como una iniciativa exclusiva del PP, sino que fue apoyada por Ciudadanos, la agrupación política de poco más de diez años que se define como “liberal y progresista” (algo que, desde lo estrictamente conceptual, no es una contradicción, como bien podría pensar el lector).
Casado, de 38 años, y presidente del Partido Popular desde julio de 2018, fue electo diputado en 2011, y renovó comicios en 2015 y 2016. También en 2015, fue nombrado vicesecretario general de comunicación por quien se convertiría en su predecesor, el mismísimo Rajoy. El joven líder, por lo tanto, no es un recién llegado haciendo malabares para derrocar a un Sánchez tan impopular que se vio obligado a llamar a elecciones (que se celebrarán el próximo 28 de abril).
Es en este contexto que un Pablo Casado ya en firme campaña se lució el pasado sábado 16 de febrero en la Convención de Economía y Empleo del Partido Popular, llevada a cabo en Zaragoza. Es allí que se comprometió a reducir el IRPF por debajo del 40% y el de Sociedades por debajo del 20%. Planea suprimir, asimismo, Sucesiones, Donaciones, actos Jurídicos Documentados y Patrimonio.
“Vamos a llevar a cabo una auténtica revolución fiscal en España para devolver la renta a los españoles. Donde mejor está el dinero es en el bolsillo de los contribuyentes”, manifestó, en medio de aplausos, y prometiendo además “bajar todos los impuestos y a paralizar la subida que pretendía el PSOE del IRPF, Sociedades, cotizaciones sociales, Patrimonio, Sucesiones, Donaciones, transacciones financieras, a las tecnológicas y la fiscalidad medioambiental con el impuesto al diésel”.
La ola independentista catalana también fue objeto de críticas por parte de Casado, que aseguró que es solo gracias al Partido Popular que se ha detenido la “venta de España a los independentistas”. En esta misma línea de acción, prometió que “pronto va a acabar esta pesadilla del PSOE con los comunistas y los independentistas”.
Todos estos puntos son parte de lo que el joven líder llama “el contrato con los españoles”, que tiene por objetivo no solo recuperar el poder sino que, además, evitar el ascenso de Vox, la agrupación política a menudo descrita como de “extrema derecha” que se consagró en Andalucía con 12 escaños. En este sentido, Casado ha advertido que “cada voto menos para el PP es un paso más para los enemigos de la nación”.
El domingo 17 de febrero, Casado continuó describiendo “el verdadero PP”, esta vez desde la Presentación de Candidatos de la Sierra Norte. Allí sostuvo que su partido “está comprometido con el medioambiente, con el entorno rural y con sus sectores productivos, que no se pueden poner en riesgo. Somos el primer partido de España que creó el Ministerio de Medio Ambiente”, dijo, en un intento de retener los votos de los más verdes.
Casado expresó también que “hay que acabar con tanta burocracia. Hagamos de España una autopista administrativa para que quien quiera invertir y crear empleo tenga todas las facilidades, se debería poder crear empresas en cinco días. Nuestro país debe estar entre los más competitivos de nuestro entorno”.
¿Correrá Casado, de ser electo, la misma suerte que Macron? El mandatario francés lucha desde el 17 de noviembre contra un grupo de radicales (no particularmente numerosos, pero sí lo suficientemente mediáticos) que le reclama la implementación inmediata del impuesto a la fortuna y herencias, algo que Macron ha descrito como “contraproducente” y demagógico.
Resta saber qué suerte correrá Casado el 28 de abril.