El nuevo ministro de Hacienda de Argentina, Nicolás Dujovne, aseguró que su “obsesión” es bajar el nivel de informalidad de la economía argentina, y para hacerlo trabajará en una reforma tributaria integral con muchos objetivos fiscales a la vez.
“El 35 % es informal, en buena medida porque hay algunos sectores que no pueden enfrentar la carga tributaria. Los impuestos al trabajo son ridículos. Tenemos una sobretasa del 40 % por encima del salario de bolsillo, entre las contribuciones personales y patronales […] La proporción de la carga impositiva en relación al salario de bolsillo es muy grande y atenta en contra de la formalidad”, señala Dujovne en una entrevista al diario La Nación.
El funcionario defendió la medida de eliminar el reintegro del 5 % a las compras con tarjetas de débito, ya que a su juicio se trataba de un subsidio para los usuarios con este tipo de tarjeta y no era eficiente “en términos de equidad”.
“Tanto en el Banco Central como en el resto del Gobierno estamos tratando de impulsar el uso del dinero electrónico, que no es sólo la tarjeta de débito. Nada de eso tiene devolución de IVA y, en este contexto, era un ruido para la universalización de medios electrónicos que haya uno beneficiado por sobre los demás”, indicó el ministro Dujovne.
El funcionario recordó que el Congreso aprobó la ley de Impuesto a los Ingresos (antes impuesto a las Ganancias), que a su juicio tiene más impacto que las tarjetas de débito.
Indicó que los más recientes números de recaudación por el blanqueo de capitales que maneja ascienden a USD $100.000 millones. En este sentido, señaló que si bien es cierto que en 2016 la meta del 4,8 % en parte se alcanzó con los ingresos del blanqueo, su gestión tiene como meta mejorar el déficit de 4,2 % en 2017 planteado en el presupuesto de este año.
“No vamos a aumentar el gasto, sino que vamos a disminuir el déficit”, aseveró el funcionario a La Nación.
En otra entrevista al diario Clarín publicada este martes 3 de enero Dujovne señaló que el ministerio que lidera “tiene que ser la unidad de pensamiento macroeconómico del Gobierno porque existe una planificación para hacer más eficiente cada cartera y las empresas públicas”.
“Queremos hacer la coordinación macroeconómica y pensamos que podemos aportar en eso. La definición de cómo se recauda o cómo se gasta pesa muchísimo, por ejemplo, al proceso desinflacionario actual cuya responsabilidad es del Banco Central, pero que nosotros pensamos podemos ayudar”, señaló.
Dujovne asegura que Argentina “está empezando a crecer”. En este sentido, enumeró que el estimador mensual de actividad económica de octubre no cayó con respecto al mes anterior; las exportaciones industriales tienen el cuarto mes consecutivo de aumentos; hay ventas positivas en términos interanuales de cemento, producción de autos y consumo; y el PIB del cuarto trimestre será positivo respecto del tercero.
“La economía tendrá una modesta expansión respecto al tercer trimestre y que nos mostrará que en 2017 vamos a crecer. Será el primer trimestre de expansión después de cuatro consecutivos de contracción”, aseguró Dujovne a Clarín.
Agregó que a su antecesor, Alfonso Prat-Gay, le tocó ser “el médico de una tienda de campaña” cuando resolvió el cepo cambiario y el default. “Lo que nosotros tenemos por delante es una tarea más aburrida como revisar ingresos, gastos, eficiencia, equidad, trabajar para bajar la informalidad en el empleo y la evasión tributaria”, expresó.
Dujovne insistió en mejorar la calidad del gasto público, lo que se logra según comenta, evitando programas que “no sirven para nada” y consumen grandes cantidades de dinero.
Sobre su relación con el presidente del Banco Central Federico Sturzenegger, con el que el exministro Prat Gay tuvo fuertes roces, Dujovne cree que ambos tienen como objetivo común que la economía argentina crezca y sobre eso trabajará.
“La responsabilidad primaria del BCRA es la inflación y la nuestra, la parte presupuestaria. Por supuesto que no siempre los objetivos son complementarios en el corto plazo. Por ejemplo, si ninguna tarifa subiera, la inflación sería más baja pero el déficit sería más alto. Hace falta una coherencia entre políticas monetaria y fiscal y para lograrlo hace falta mucho diálogo. Conversar más”, concluyó.