Miles de policías han abandonado su profesión y otros cientos han decidido salir de Venezuela ante el riesgo que acarrea luchar contra la delincuencia en el país suramericano.
Un reportaje del diario El Nacional reveló que 1.600 efectivos policiales decidieron renunciar, y al menos 480 se fueron del país.
Las razones de que el país gobernado por Nicolás Maduro se esté quedando sin policías son la inseguridad y la búsqueda de “mejores oportunidades”.
De acuerdo con el diario local, la Policía Nacional Bolivariana (PNB) dejó de contar en 2016 con 50 policías que renunciaron.
“El año pasado cerca de 1.600 agentes renunciaron; 70 % se marchó para trabajar en empresas de seguridad que les ofrecen mejor remuneración y el 30 % restante, es decir, alrededor de 480 funcionarios, emigraron hacia otros países”.
En el cuerpo de Policía del municipio Chacao en Caracas, por ejemplo, en 2016 al menos 200 funcionarios se marcharon de la institución.
En Baruta, otro municipio capitalino sucede algo similiar, 120 agentes presentaron sus renuncias en 2016.
En Sucre, municipio donde se encuentra Petare, una de las zonas populares más peligrosas del país, de los 1.254 funcionarios policiales que había solo quedan 700.
Según El Nacional, 6.000 funcionarios requiere la Gran Caracas para cubrir el déficit de agentes por renuncias, según investigaciones policiales.
Ejercicio policial: oficio de alto riesgo
Luis Contreras trabajó como funcionario de la Policía Nacional Bolivariana durante tres años. En mayo del año 2015 fue víctima de un atentado por parte de un grupo de delincuentes en el cual recibió dos disparos que lo mantuvieron en estado crítico durante más de 15 días.
Cuando le correspondía incorporarse al trabajo en junio de 2016 entregó su carta de renuncia para irse del país a buscar nuevas oportunidades laborales.
“El ejercicio policial se convirtió en un oficio riesgoso en este país. Mi hermano tomó la decisión de irse porque los policías se han convertido en blanco del hampa. Ahora vive en Colombia tranquilo”, comentó su hermano, Braulio Conteras.
Fuente: El Nacional