
La Av Baralt, una zona caraqueña por tradición chavista y ubicada muy cerca del palacio presidencial de Miraflores, fue escenario de una protesta masiva de vecinos que repudiaron la ocupación de una panadería por parte del régimen de Nicolás Maduro.
Cientos de vecinos se congregaron en la noche para manifestar su rechazo ante la ocupación de una panificadora y la expulsión de su dueño; pues aunque el régimen asegura que no se trata de una expropiación hasta el nombre del local fue cambiado.
#AHORA Protesta en desarrollo en la Av Baralt por ocupación de la Panaderia Mansión Bakery. GNB en el sitio #Caracas pic.twitter.com/VojYXwUrxd
— Andrews Abreu (@AndrewsAbreu) March 22, 2017
Aunque diariamente se registran protestas en Venezuela, esta en particular destaca sobre otras porque se efectuó en una zona popular, donde los vecinos tradicionalmente han apoyado al régimen chavista.
Con cacerolas los venezolanos empezaron a gritar “Este gobierno va a caer”; al tiempo que cerraron las calles de la zona para repudiar la toma de la panadería Mansión Bakery.
Luego de que iniciara la manifestación espontánea, simpatizantes oficialistas llegaron al lugar de modo amenazante para intentar dispersar la protesta. Una confrontación “pueblo contra pueblo” en donde no se vio la presencia de efectivos policiales. Por la confrontación, los vecinos se vieron obligados a retornar a sus hogares.
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Y es que más de 2.000 funcionarios venezolanos se desplegaron por Caracas para supervisar las panaderías y verificar la venta y producción de sus productos; esto luego de que Maduro asegurara que los panaderos están detrás de “la guerra del pan”. Solo en Caracas se han cerrado al menos cuatro panaderías durante estos operativos.
Aunque el régimen de Maduro aseguró que las panaderías serán tomadas temporalmente, los hechos demuestran otra cosa: quienes trabajaban en la panadería se quedaron sin trabajo, al dueño no lo dejaron entrar más, le cambiaron el nombre al local; y ahora es controlado por los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP).
El local, ahora se llama Minka por decisión del gobierno y en menos de una semana ya su imagen fue cambiada. Las pocas personas que están en el sitio son los encargados de recibir bolsas llenas de panes (que no fueron fabricados allí), los cuales serán trasladados a los comités de abastecimiento en vehículos particulares para ser vendidos solo a simpatizantes chavistas.
El Gobierno venezolano, que tiene el monopolio de la venta de la harina de panadería, exige que el 90 % de su uso se destine a la producción de pan regulado, en lugar de usarse en panes, o pasteles dulces vendidos sin regulación y con mayores márgenes de ganancia para el productor.
La Federación Venezolana de Industriales de la Panificación y Afines (Fevipan) rechaza las acusaciones de la “guerra del pan”, y ha pedido un dialogo con el Gobierno para resolver los problemas de producción y distribución de la materia prima.
Entregan panaderías a “delincuentes”
Más de 700 panaderías hay en la capital venezolana; la mayoría de ellas ha sido fruto de trabajo y sacrificio de migrantes que desde hace más de treinta años laboran en Venezuela y han prosperado gracias a la producción del pan.
Emilio Dos Santos, dueño de la panadería Mansion’s Bakery, aseguró que su local fue tomado por delincuentes.
“Llegaron para cerrar la panadería por 90 días porque supuestamente no había pan, pero sí estábamos vendiendo en ese momento. La seguridad del Estado mandó a cerrar, me sacaron a patadas del local y ahora tienen a unos malandros atendiendo la panadería”, indicó.
Y es que a través de las redes sociales se conoció que uno de los nuevos encargados de la panadería es el militante del partido oficialista José Solórzano; quien en 2004 fue capturado en fotografías por tumbar una estatua de Cristobal Colón.
Siete mil empleos en riesgo
En una entrevista para PanAm Post, Víctor Maldonado, director ejecutivo de la Cámara de Comercio, Industria y Servicios de Caracas explicó que gracias a esta amenaza de expropiación y al recrudecimiento de los controles están en riesgo al menos 7.000 empleos en Caracas.
Se necesitarían más o menos un millón de toneladas al año de harina de trigo para satisfacer las expectativas de pan y otros productos como pasta y galletas.
“El gobierno monopolizó la importación de todos los insumos alimenticios y todo lo que monopoliza el gobierno termina siendo una trampa de ineficiencia y corrupción que la paga el consumidor y colapsa las empresas”, señaló.