Nuevos detalles sobre los “ataques acústicos” contra diplomáticos estadounidenses en Cuba profundizan el misterio del caso que obligó a el gobierno de Donald Trump a tomar acciones contra funcionarios de la isla.
Los investigadores han puesto a prueba varias teorías sobre un ataque intencional, ya sea por parte del gobierno cubano, una facción disidente de sus fuerzas de seguridad, una tercera nación, o una combinación de todas las opciones anteriores.
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El martes 12 de septiembre, el Departamento de Estado reveló que los médicos han confirmado otros dos nuevos casos, por lo que el número de víctimas estadounidense llegó a 21. Algunos sufren de traumatismo cerebral leve, conocido como conmoción, y otros sufrieron de pérdida auditiva permanente.
La agencia de noticias The Associated Press (AP) tuvo acceso a informes que indican que al menos algunos de los incidentes, ataques o síntomas, estaban limitados a espacios específicos; algunas veces dentro de una sola habitación.
Funcionarios estadounidenses aseguran que hubo “precisión laser”, y agregan que los hechos “contradicen a la física”.
Inicialmente, las sospechas se centraron en los cubanos y en un arma sónica. Sin embargo los diagnósticos de daño cerebral leve han provocado confusión en el FBI, el Departamento de Estado y las agencias de inteligencia estadounidenses involucradas en la investigación.
De acuerdo con varios funcionarios, algunas de las víctimas ahora tienen problemas para concentrarse o recordar palabras específicas. Sin embargo el gobierno del presidente Donald Trump aún no ha identificado a un culpable o un dispositivo que explique los ataques.
Funcionarios dijeron que las víctimas estadounidenses fueron atacados en, por lo menos, un hotel, a parte de sus residencias,dato que no se había revelado previamente.
Uno de los incidentes ocurrió en uno de los pisos superiores del recién remodelado Hotel Capri, una torre de concreto de 60 años de antigüedad a unos pasos del emblemático Malecón de La Habana.
En varios episodios relatados por los funcionarios estadounidenses, las víctimas sabían lo que sucedía en ese momento, y había indicios sólidos de un ataque sónico.
Algunos sintieron vibraciones, y escucharon ruidos —fuertes zumbidos o un agudo sonido similar al de los grillos o cigarras—. Otros escucharon un sonido como de molino. Algunas de las víctimas despertaron con un zumbido en los oídos y se apresuraron a buscar el despertador, solo para darse cuenta que el ruido desaparecía una vez que se alejaban de la cama.
Los ataques parecían ocurrir por las noches. Varias víctimas reportaron que se presentaban en lapsos de hasta un minuto. Sin embargo, otros no escucharon o sintieron nada, pero sí presentaron síntomas.
Diplomáticos canadienses aseguran que también sufrieron el mismo ataque. Los investigadores tienen dificultades para explicar por qué los canadienses también resultaron perjudicados, incluyendo algunos que reportaron hemorragia nasal.
Menos de diez residencias diplomáticas canadienses en Cuba resultaron afectadas, según un funcionario canadiense.
Especialistas aseguran que es posible emitir rayos sónicos hacia un objetivo y una localización en específico, pero las leyes de la acústica dejan entrever que un dispositivo así posiblemente sería demasiado grande y difícil de ocultar.
Las autoridades señalan que no está claro si los efectos del dispositivo fueron concentrados en un lugar por diseño o debido a algún otro factor técnico.
Investigadores del FBI inspeccionaron habitaciones en busca de dispositivos, pero no encontraron nada de acuerdo con varios funcionarios con conocimiento de la pesquisa.
En mayo, Washington expulsó a dos diplomáticos cubanos en protesta por la falta de protección del gobierno comunista a los estadounidenses que trabajan en la isla. Pero Estados Unidos ha hecho hasta lo imposible por no acusar a La Habana de perpetrar los ataques.
Los investigadores creen que es una señal de que incluso si las fuerzas de seguridad de Cuba están involucradas, las órdenes no vinieron necesariamente desde lo más alto.
Fuente: Associated Press