A Maduro se le ha ocurrido una nueva genialidad: crear su propia criptomoneda.
Una criptomoneda o criptodivisa es un medio digital de intercambio que utiliza criptografía y blockchain para ser emitido, la más conocida actualmente es bitcoin.
A los libertarios nos gustan las criptomonedas descentralizadas por varias razones, ofrecen confidencialidad (en cierta medida), dan privacidad, son un medio de intercambio descentralizado por lo que la emisión monetaria se da de una manera mucho más limitada, y no a merced de los antojos de un gobierno.
Y para rematar, representan un ahorro en costos de transacción, y un refugio del látigo fiscal de los políticos, que sería imposible lograr con las ofertas actuales.
Cuando hablamos de criptomonedas descentralizadas la disponibilidad de la divisa en cuestión no depende del antojo de un político sino de un mecanismo llamado prueba de trabajo (Proof of Work en inglés, generalmente abreviado PoW) que requiere que se realice algún tipo de trabajo que demanda tiempo y poder de procesamiento.
En bitcoin eso significa resolver un problema matemático complejo el cual va aumentando su dificultad en la medida que haya más monedas en circulación, lo que conlleva a que la emisión de la moneda virtual se vaya disminuyendo en el tiempo hasta un límite autoimpuesto de 21 millones de bitcoins.
Una vez el problema matemático esté resuelto, se envía firmado a otros nodos (maquinas minadoras de bitcoin) que verifican la solución y agregan un bloque nuevo a la cadena de bloques (blockchain). Al ser agregado, el nodo que solucionó el problema es recompensado con nuevos bitcoins. Así es que se crea la criptomoneda más popular de estos tiempos.
Al generarse un nuevo bloque y agregarse a la cadena se crea también un nuevo problema, el cual, igual que el anterior, debe resolverse para poder agregar otro bloque y hacer otra emisión de monedas
Como verán, nada parecido a lo que hace Maduro en Venezuela, donde cada vez que quiere imprime billetes. En general, la forma en la que se producen bitcoins es, por mucho, más moderada que el ritmo de impresión de moneda de cualquier Gobierno. Bitcoin incluso tiene un tope.
La emisión de bitcoin es, si se quiere, un asunto muy parecido al patrón oro que tanto alabamos los liberales. Esto en cuanto a que es de emisión muy lenta, bitcoin desde luego no está respaldado por nada.
Ahora bien, el “petro” no va a ser como el bitcoin. La razón fundamental es que es una moneda virtual centralizada que estará manejada por uno de los peores políticos de la historia de la humanidad. No importa si es virtual o de papel, no tiene futuro. Maduro ha hecho hasta lo imposible por demostrar lo malo que es intentando mantener una moneda sana.
El tirano de Venezuela tiene una especie de obsesión por imprimir dinero. Claramente la emisión descontrolada de moneda es una expropiación y un robo sistemático a la gente, que ve disminuida su capacidad adquisitiva mientras que el gobierno se beneficia.
Al régimen venezolano le ha quedado difícil por estos días seguir aumentando su masa monetaria, ya ni tiene papel para hacerlo, le ha tocado importar billetes. Pero, además, Estados Unidos le ha cerrado el camino prohibiendo al sistema financiero estadounidense la compra de bonos públicos y deuda del Gobierno de Venezuela y la petrolera estatal PDVSA.
Estos inconvenientes se podrían solucionar con una moneda virtual, en eso tiene razón Maduro. Emitir dinero electrónico es mucho más fácil y barato que imprimir billetes. Y mediante criptomonedas las empresas podrían hacer negocios con el Gobierno de Venezuela de una manera más privada. Sin embargo, Maduro no se ha dado cuenta de que lo fundamental en una transacción es la confianza.
Hemos dicho que la criptomoneda de Maduro, o la “cleptomoneda” como ya le llaman algunos, funcionará de manera centralizada y que Maduro será el responsable. Conclusión: el “petro” es un bolívar virtual. Es decir, es un bolívar pero peor. Maduro tendrá mayor facilidad para emitir el volumen de dinero que quiera, por lo que si este proyecto tiene éxito en pocos meses su criptomoneda será un desastre igual a la moneda física que ya tienen.
Pero además, que el Gobierno Central de Venezuela sea el que maneje la moneda quiere decir que es él quien pagaría si alguien quiere vender su “petro”. Maduro ha demostrado que es incapaz de pagar la deuda que ya ha adquirido, ¿se atreverá alguien ahora a confiar de nuevo en su palabra y esperar que Maduro sí pague esta vez?
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Definitivamente la nueva invención de Maduro nada tiene que ver con el bitcoin que tanto nos gusta a los liberales y que tantas ventajas tiene. Si alguien cree que el “petro” pudiera ser una salida para la difícil situación de Venezuela solo basta con que se pregunte: ¿compraría usted un bolívar virtual?
Si tiene dudas porque no conoce bien la situación de Venezuela, le doy una pista, en el país agobiado por la tiranía de Maduro la gente ahorra en atunes, hace lo que sea por salir de su dinero, lo peor que alguien puede hacer es tener bolívares. Si usted guarda su sueldo, por ejemplo, al cabo de una semana podría comprar 20 % menos de lo que pudo haber obtenido hoy.
Hoy, un dólar son 100.000 bolívares. El salario mínimo actual con el bono de alimentación es 456.507 bolívares. Con ese mismo manejo, y bajo el mando de Maduro, no hay que ser un genio para saber que el “petro” nació muerto y que no le llega ni a los talones a bitcoin.