Después de que hace una semana el mundo entero se conmoviera con las imágenes de los obispos de Nicaragua viajando en caravana hasta Diriamba para luego enfrentarse a paramilitares armados y con todo el valor aguantar insultos y agresiones con tal de liberar a la gente que se encontraba retenida en la basílica de San Sebastián, este fin de semana volvió a ocurrir algo similar.
El viernes pasado, después del ataque de paramiliares y Policía Nacional a la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua, más de 200 estudiantes se refugiaron en la iglesia de la Divina Misericordia, que queda cerca al campus universitario. Estos jóvenes y varios paramédicos y periodistas, que quedaron atrapados en la iglesia vivieron casi 20 horas de horror. Los paramilitares disparaban desde afuera con fusiles ak-47.
En la madrugada del sábado incluso los paramilitares intentaron incendiar la iglesia con las 200 personas adentro. Tras una noche de horror, los jóvenes lograron salir la mañana del sábado, de nuevo, gracias a gestión de la jerarquía católica, al frente de la cual estaba el cardenal Brenes y miembros de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).
Varios buses llevaron a los jóvenes hasta la Catedral de Managua, también llegaron ambulancias de Cruz Roja con algunos heridos, en la iglesia los esperaban sus familiares.
Este nuevo brutal ataque de Ortega dejó dos muertos y unos 14 heridos, según el cardenal Leopoldo Brenes, quien encabezó la misión para sacar a los muchachos que estaban en el templo.
Las imágenes son impactantes, el papel de la iglesia ha sido fundamental para rescatar a centenares de manifestantes y librarlos de la muerte. Este fin de semana en las redes sociales circulaban fotos de religiosas arrodilladas en la mitad de la calle intentando frenar el avance de los paramilitares de ortega.
Pero ahora, además, los sacerdotes sufren ataques personales, ya no solo se trata de que ponen en riesgo su vida para salvar a otros, ahora son un estorbo para Ortega y se han convertido en objetivo militar.
El domingo pasado el vehículo en el que viajaba el obispo nicaragüense Abelardo Mata fue atacado a tiros por un grupo de parapolicías que se encontraban esperándolo en la carretera que conduce de Managua a Masaya. El obispo, afortunadamente, salió ileso,
Nicaragua muestra una vez más lo que ocurre cuando el socialismo lleva lo suficiente en el poder, la desembocadura lógica es hambre, violencia y muerte. Eso sí, los nicaragüenses han luchado con todo y han soportado con valentía la brutal represión, lastimosamente sacar al socialismo del poder es muy difícil.
En la noticia del día analizamos el papel fundamental que juega la iglesia católica en Nicaragua y cómo Ortega ya incluso manda paramilitares a asesinar a los sacerdotes.
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