![Michelle Bachelet](https://es.panampost.com/wp-content/uploads/pobreza-chile.jpg)
Renunció el intendente de la región de la Araucanía Andrés Jouanet, dando distintas razones, las dos principales se orientan a sus aspiraciones parlamentarias y la otra se ajusta a los acontecimientos recientes.
Esta renuncia se da principalmente en el contexto de Aucan Hulcaman, jefe del consejo de todas las tierras de la etnia indígena mapuche, anunció el día jueves diez de noviembre, la instauración de un gobierno paralelo mapuche. Esto, dice Huilcaman, es una respuesta a la creciente criminalización que según ellos sufren de las demandas territoriales que tienen.
- Lea más: Chile declaró en alerta sanitaria a tres regiones por acumulación de basura
- Lea más: Indígenas mapuches exigen autogobierno en Chile
El 30 de noviembre se hará por parte de la comunidad mapuche, una ceremonia de oficialización donde ellos se autodenominan un estado paralelo.
Esta es la última gota que ya va derramando el vaso de lodo que el gobierno de Chile hace beber a sus ciudadanos. El gobierno de Michelle Bachelet entregará el país arruinado económicamente y fragmentado territorialmente.
No puede haber un grado mayor de desintegración de un sistema social que cuando comienzan a producirse este tipo de autonomías que pasan a llevar las libertades individuales y colectivas.
La pregunta es ¿Cómo se va a expresar en la práctica esta nueva “república”? si ellos son una república independiente, ¿Qué harán con los chilenos que viven ahí? ¿Qué harán con la fuerza policial? ¿Qué harán con las legítimas propiedades de los chilenos que están asentados ahí? – lógicamente que a falta de un ejército poderoso, no pueden hacer demasiado aún, pero ellos ya tienen un módulo de ejército mapuche, muchos de ellos entrenados en Colombia por las FARC, pero no aún tan listo como para desalojar a todo mundo.
Este es el comienzo del derrumbe del Estado chileno, que no tiene gobierno ya que este no opera, no funciona. La ruina económica y la fragmentación territorial serán los legados de este gobierno de izquierda y bien dicho decir que de gobiernos anteriores también por indiferencia, porque no atendieron este problema que creció como un tumor hasta que se volvió inoperable, pero principalmente este gobierno que fortaleció esta pseudo causa.
Podemos dar por terminada la unidad nacional, pues si somos directos y claros, las únicas soluciones posibles para solucionar esta verdadera sedición, no son opciones para un gobierno inoperante y cobarde.
Chile ha dejado territorialmente de ser lo que era. No se trata de ser catastróficos sino realista. El análisis no se trata de intentar calmar el ánimo sino de evaluar la situación de la manera más objetiva posible y decir con franqueza cual es el problema y como debe enfrentarse aunque no sea placentero de oír, sobre todo si ya se ha advertido dese tantas direcciones y se ha ignorado la advertencia.
El problema no es culpa de quienes lo identificamos sino de quienes permiten que florezca. Nada de lo que está sucediendo es un misterio, ni debiera ser sorpresa. Por años el terrorismo que utiliza la etnia mapuche para lograr la fragmentación nacional, ha declarado abiertamente sus intenciones.
Ellos jamás han escondido su deseo de reclamar territorio separado del estado de Chile. Hitler hizo lo mismo. Por años predicó su mensaje y aún escribió un libro llamado “Mi Lucha” donde declaraba todas sus intenciones y nadie lo tomó en serio hasta que fue demasiado tarde.
Una de las explicaciones de este desastre político y territorial, es que el gobierno simpatiza con la “causa mapuche” – en cualquier otro país donde se da esta sedición, donde un grupo decreta que se están declarando una república, les aplican ley de seguridad del estado y en unos minutos están tras las rejas por incitar a la destrucción del estado, pero no en Chile, el señor Huilcaman se desenvolverá con completa libertad, hará su discurso en la tv, en otros países y no pasará nada ni habrá denuncia del estado contra él por llamar a la división del estado chileno.
Esto es grave, es casi un llamado a la guerra civil lo que hace Aucan Huilcaman, porque resulta y ha de ser comprensible que los chilenos que viven en la zona no se han de sentir cómodos con la idea de estar en el aire, ya que sus propiedades, el orden de sus vidas está en ese limbo donde ellos quedan desprotegidos todo porque alguien vino y dijo que ese lugar ya no es de chile y como no es de Chile, el Estado no puede proteger.
Lo más lamentable es que el estado de Chile no hará nada. Como mucho la vocería de gobierno emitirá un comunicado diciendo que las palabras de Aucan Huilcaman no contribuyen al dialogo y a la armonía social, lo cual equivale a nada.
La otra opción de moda con este gobierno es la creación de una mesa de diálogo, que más que seguramente ha de formar en virtud de este acontecimiento. Ya Chile pareciera más una carpintería contrayendo mesas de dialogo que un estado serio que protege la libertad de sus habitantes.
Ya Chile ha pasado por tantas mesas de dialogo que no han logrado llegar a buen término. Estas mesas de diálogo no sirven para lograr objetivos realistas y funcionales ya que las partes involucradas no van a dialogar sino a exigir la rendición del Estado.
El gobierno es demasiado cobarde como para imponer orden. El discurso superfluo de estos grupos sediciosos que utilizan la causa indígena para generar caos, parece resonar con el mundo. Esa visión de que todo conflicto entre dos partes tiene características similares al combate entre David y Goliat por lo que hay que apoyar al que parece más débil aunque su causa sea injusta y violenta.
Esto le costará demasiado caro al país, lamentablemente Chile hoy, está abandonado a su suerte pues el buque del gobierno ya se hundió y está arrastrando a todos los chilenos consigo.
Solo el voto responsable puede devolverle a Chile un gobierno que defienda la libertad. Y es urgente hacer el llamado. La abstención no es la respuesta.