Por Roberto Da Silva
Somos un país donde tomamos las letras de Alí Primera como formación política, o al menos así pareciera. El hecho de que Alí Primera gritara que otra vez al hijo del patrón lo mandaron a Nueva York y al hijo de su comai’ al cuartel, no significaba que en un futuro teníamos que acabar con los “patrones” quitándoles sus empresas y sus haciendas. Pero resulta que quienes nos han gobernado desde 1999 hasta hoy, parece que se formaron tan solo con las letras de Primera y frases del Che Guevara.
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Fue la falta de formación política y moral del chavismo, junto a otros elementos socio-políticos, lo que nos trajo hasta aquí. Cualquiera que ha podido estudiar algo de historia lograría entender el gran daño que las ideas de extrema izquierda le han hecho a sus pueblos.
El hombre pasa a vivir para, por y del Estado, y es hombre en tanto a que le sirva al Estado o no. Al no servirle, o resistirte a él, deja de ser hombre y pasa a ser un enemigo. Y a los enemigos en la Unión Soviética les tocaba Siberia, en Venezuela cárcel y en Cuba (nuestro padre ideológico) verse con el fusilamiento. (Sigan usando franelitas del Che Guevara…).
En el modelo de papá Estado, las libertades económicas de sus ciudadanos son totalmente reducidas, ya que el controlador y despilfarrador Estado alcohólico busca poco a poco controlar la vida diaria de sus ahora llamados “camaradas”.
¿Qué libertad económica tenemos en Venezuela hoy en día?
Yo podría decir que ninguna, o muy limitada; seamos francos, somos la economía más controlada y oprimida del mundo. Después de Cuba y Corea del Norte… Par de joyitas, ¿no? Quien dentro de 15 años te diga lo contrario, buscando defender al chavismo, estará bastante equivocado. Españoles tomen nota, un saludo a Iglesias; se los advertimos.
Me imagino que a Hugo Chávez escuchando a Alí Primera, se le habrá ocurrido el plan económico de su gobierno. Atacar al “desgraciado” dueño legítimo de unas tierras que daba empleo a nuestros campesinos, abastecía el mercado local, y el excedente era exportado: negocio es negocio. Tan triste es la historia que a veces los patrones eran tan desgraciados, que ellos construían escuelas, iglesias y ambulatorios para sus trabajadores y los pueblos cercanos. Y lo digo con propiedad, porque conozco no uno, sino varios casos en los que hasta a los hijos de los campesinos el patrón les pagaba la carrera universitaria en Caracas o en Maracaibo.
Claro, Hugo Chávez en plena fiesta de expropiaciones no le iba a decir eso al país. Sabía que expropiando el campo, él crearía un Estado más grande, donde el único monopolio lo controlaría él. Donde él personalmente decidiría quién produce, qué produce y a cuánto lo vende.
Era un camino que cualquier economista o asesor con algo de cerebro hubiera rechazado desde el primer instante. Una decisión que haría que Milton Friedman se colocara un revólver en la cien. Era una receta que llevaría al país a depender de las importaciones, que directa o indirectamente, significa depender del Estado en una economía tan masivamente invadida por el gobierno. Era una manera de poner a comer a los amigotes y sobre todo a las Fuerzas Armadas, que ahora en vez de estar en sus cuarteles y protegiendo nuestras fronteras, están ocupados vendiendo quesos y sembrando arroz en Guárico. Pero lo más importante destaca en que era una manera de esclavizar poco a poco al pueblo de Venezuela y hacerlo dependiente del Estado en un 100%.
¿Y es que acaso, el venezolano tiene que esperar que unos poco estudiados, resentidos, y militares con cargos de ministros nos digan qué hacer con nuestras vidas? ¿Me vas a decir que un decreto con fuerza de ley, hecho desde una oficina en Miraflores, funciona mejor moldeando tu vida que tus propias decisiones? ¿Dónde están nuestras libertades?
Ya estamos grandecitos Venezuela, me da vergüenza que un ministro barrigón, corrupto, rojo y sin estudios me diga cuánto puedo comprar, cuánto puedo vender y a qué precio. O peor aún, decidir cada cuánto, un grupo del partido de gobierno nos venda (con sobreprecios brutales) una bolsa con sal, pasta, arroz y leche. Es decir que pagamos impuestos que no vemos reflejados en nuestro entorno y además nuestro salario va directo a las arcas del partido de gobierno.
Señores, en Venezuela estamos atrapados en un círculo vicioso (también podría decirse que comunista), vivimos para el Estado, del Estado y por el Estado. Vemos como Chávez en cadena hablaba del despiadado latifundismo y cómo esclavizaban a los campesinos.
Ahora el mayor esclavista es el papá Estado, papá alcohólico, quien maneja una república herida como si fuera un hato latifundista del siglo XIX, donde la trampa es tan grande que del salario mínimo aproximadamente un 65% es en Cesta-tickets. Es decir, que de BsF$ 65.056 (unos miserables 65 dólares al mes), BsF$ 42.480 solo los podrás gastar en alimentos. ¿Ustedes creen que es justo que nos digan en qué gastar nuestro dinero? ¿Qué clase de libertad económica puede existir, si un grupo de comunistas barrigones te obliga a que el 65% de tu salario sean unos tickets o el cargo a una tarjetica que solo puedes gastar en comida? ¿Qué clase de libertad existe en un país donde tu salario equivale a 65 dólares (BsF$ 65.000) y lo más básico para solo alimentar (no incluye otros gastos) a una familia equivale a BsF$ 365.000?
La libertad económica en Venezuela está tan destruida que el sistema es similar al del latifundismo del siglo XIX, del que tanto hablaba Chávez. Él creó un monstruo mucho peor que el latifundismo del que él mismo se quejaba.
Por ejemplo, eres una persona de color, en un hato bien adentro del llano y es el año 1815. Trabajas largas jornadas bajo el sol, recibes un pago mínimo, con unas tablitas que dicen el nombre de la hacienda donde trabajas, que solo puede ser cambiado por los alimentos que haya en la pulpería dentro del hato. El trabajo es duro y la comida es poca. Como tu pago solo funciona dentro del hato y el patrón para protegerte y evitar que te gastes las tablitas en licor o en otra cosa, anota “comida” en lo que recibes, no puedes salir ya que el dinero es solo para la comida. Las tablitas que gastas van directo a la pulpería (de los dueños del hato). Y si te rehúsas a cualquiera de las directrices del amo, te golpean o te encierran; si eres revoltoso y protestas te matan o te encarcelan y cuando ya no sirvas para el trabajo del campo, te dejarán morir porque ya no le sirves al patrón.
¿Cómo le llamarían a esto? Para mí, esto es esclavitud.
Supongamos que trabajas para el Estado venezolano y recibes un salario mínimo. Ya el Estado te dice que 65% de tu ingreso lo tienes que gastar en alimentos, el Estado te quita impuestos de lo que recibes, el Estado es el que directamente te vende la comida en Mercal, PDVAL o la red de mercados Bicentenario (Política que es supuestamente para protegerte). El partido de gobierno es el que te vende (con sobreprecio) la poca comida que puedes pagar con efectivo, e igual no te alcanza.
La red eléctrica es del Estado y sumamente deficiente, tanto que los apagones, al igual que en Cuba o la Unión Soviética, son cosa del día a día. El servicio del agua también es del Estado, la mayoría de los hogares de la capital pagan por un servicio que ni reciben, o tan solo lo reciben 3 días a la semana. Prácticamente casi todo el dinero que ganas va directo al Estado o a su partido de gobierno. Si protestas o eres un dolor de cabeza por pensar distinto, te encarcelan, te despiden o te matan. Los agentes de la KGB moderna y tropical, llamado el SEBIN, intervienen llamadas y entran a las casas de cualquier dirigente.
Y repito para que lo entiendan: el hombre pasa a vivir para, por y del Estado, y es hombre en tanto que le sirva o no. Al no servirle, o resistirte a él, deja de ser hombre y pasa a ser un enemigo. Escuchando a Alí Primera no buscaron destruir los supuestos abusos de los patrones, sino ellos convertirse en el principal y único abusador.
¿Cómo le llamaría a esto? Esto es socialismo. Digo, esclavitud del siglo XXI.
Roberto Da Silva es venezolano, tiene 20 años, es estudiante de Derecho. Representante estudiantil en la Universidad Monteávila.