Hace mucho tiempo en una universidad muy, muy lejana, un profesor al que sus colegas consideraban un odioso reaccionario recalcitrante e incorregible, explicó el socialismo, la socialdemocracia y el capitalismo, usando como ejemplo las puntuaciones y promedios de ese sistema de evaluación en que la máxima nota era de 20 puntos, se reprobaba una materia al obtener menos de 10, y los estudiantes requerían no reprobar ninguna materia y mantener un promedio apenas mayor de aprobado para graduarse y obtener un título profesional.
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El socialismo revolucionario
– Antes de empezar, ¿tienen alguna pregunta? – inició el profesor en su primera clase.
– Profesor, ¿qué es el socialismo?
– ¿Tu promedio en el semestre pasado fue de 17 puntos?
– Sí profesor, ¿por qué?
-Es una excesiva e injusta acumulación de puntos en pocas manos, obviamente producto de la explotación de los más débiles. A partir de ahora la revolución expropiará a los explotadores y establecerá la puntuación socialmente justa. Tu promedio es incautado por explotador, ahora tienes un promedio de 0 en el semestre pasado, se repartirán 4 puntos entre todos y los otros 16 puntos son del poder revolucionario para asignarlos según las prioridades la revolución.
– ¡Eso injusto y abusivo, yo gané mi promedio estudiando!
– Expulsado por agitador contrarrevolucionario.
– ¡Pero usted no puede robarme mi promedio y expulsarme por decir la verdad!
– Puedo, porque tu promedio no es tuyo sino de todos, y tu verdad no es la verdad de los oprimidos, la verdad de los opresores no importa ya, la única verdad ahora es la de la justicia revolucionaria.
– ¡Su verdad revolucionaria no es verdad, profesor, es mentira, es injusta y es absurda!
– Muy cierto. Primera pregunta respondida, ¿alguna otra? – agregó el profesor.
El socialismo democrático
– ¿Qué es la socialdemocracia, profesor?
– ¿Ustedes están de acuerdo con la justicia social, la responsabilidad social y la democracia social?
– Sí profesor, claro que sí. Con todo eso – respondieron a coro.
– ¿Conocen el nuevo sistema de puntuación democrático y socialmente responsable que aplicaremos?
– No, ni sabíamos que existía… ¿Cómo será, profesor?
– Todos los puntos que saquen por encima de 10 serán restados de los notas como impuesto social y redistribuidos entre los que sacaron menos de 10 puntos.
-¡¿En serio?!
– Sí. En serio. Y a sus promedios anteriores se les aplicará una redistribución estadística para ser reajustados restando para redistribuir todo lo que se considere excesiva acumulación.
– ¡Eso es injusto, se está premiando a los vagos, no puede ser, así nadie va a querer estudiar, para qué, si yo me mato estudiando y saco 20, voy a terminar con menos nota que uno que reprobó con 8 y le regalan puntos que me robaron! ¡Es un robo! ¡Mis puntos son míos!
– No es un robo, es un impuesto progresivo a los más favorecidos en inteligencia, talento, capacidad, preparación y voluntad, a fin de subsidiar a los menos favorecidos. Y un impuesto redistributivo a una acumulación que no estaba sujeta a la justicia redistributiva hasta ahora. Es justicia social y redistribución de la riqueza. Además, se va a someter primero a votación, votarán todos los estudiantes, de todos los niveles, y lo que apruebe la mayoría será lo que se aplique – agregó el Profesor.
– Pero eso es una tontería, si los flojos y los que no están preparados son más, ¡y son más!, van a votar que les regalen los títulos sin necesidad de estudiar nada. Y no les servirá de nada porque al regalárselos a los que no saben nada, los títulos no van a servir de nada. Lo van a aprobar y se van a dañar hasta más ellos mismos. Y no tienen derecho de robarle a los que estudian sus notas y devaluarles sus títulos – reclamaban los alumnos.
– ¿Pero ustedes no creían en la justicia social, en la democracia social? Eso es justicia social y democracia social. ¿Cómo se atreven a oponerse a la justicia social y a la democracia?
– ¡Es un robo y una injusticia! ¡Y será peor para todos, hasta para los que creen que van a salir favorecidos!
– Muy cierto. Segunda pregunta respondida… ¿Alguna otra? – dijo el profesor.
El capitalismo
– Profesor, ¿qué es el capitalismo?
– Si alguien que no estudió y tuvo la suerte de acertar por accidente respuestas de las que no tenía ni idea, saca la misma nota, o hasta más que alguien que estudió muy duro y bien, ¿les parece justo el resultado?
– No profesor, eso no sería un resultado justo – coincidían los estudiantes.
– Si alguien tiene más recursos, habilidades y tiempo para estudiar cómodamente, ¿es justo que se le evaluase igual que a quien tiene menos recursos, habilidades y tiempo para estudiar?
– Es injusto. O tal vez no lo sea. Francamente ahora no estoy tan seguro – decía el que preguntó primero. Lo que sé, y de eso estoy seguro, es que al segundo le va a costar mucho más esfuerzo sacar la misma calificación que al primero.
– ¿Prefieren que les aplique un sistema socialista o uno socialdemócrata de evaluación para evitar esa injusticia?
– ¡No! ¡Nunca! Ninguno de los dos, eso es mucho peor, preferimos que alguien tenga más puntos de los que merece a que nos roben nuestros puntos – reclamaban los estudiantes.
– ¿Hago la evaluación tal y como la entendemos actualmente, según mis más imparciales criterios posibles como profesor, y los evaluó como si todos fueran realmente iguales en talentos, capacidades y suerte, aunque no lo sean en realidad?
– Sí, hágalo así, profesor, es la mejor forma que se conoce. La verdad ese sistema nunca será perfectamente justo, pero las alternativas son mucho peores y mucho más injustas.
Han visto cuál es el único sistema económico que realmente funciona, y aunque se empeñan en considerarlo injusto, cosa que no es, ya no pueden negar que todos los demás son peores. ¡Tercera pregunta respondida! Nos vemos en la próxima clase – concluyó el profesor.