En épocas del kirchnerismo, uno podía sentirse identificado con la diputada Margarita Stolbizer por sus denuncias contra la corrupción de aquel gobierno, que realmente fue obscena. Claro que ella no era la única que lo hacía, pero sí era -y sigue siendo- una de las principales denunciantes.
Stolbizer es una mujer aparentemente honesta y con buenas intenciones. No obstante, ahora que comenzó la campaña para las elecciones legislativas de octubre, ocupa su tiempo en los medios de comunicación en difundir sus propuestas, las cuales demuestran que más allá de su buena reputación en su lucha contra la corrupción, su peligrosidad puede ser similar a la del gobierno anterior.
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La diputada es una gran defensora de las políticas de redistribución de la riqueza y de un Estado grande y benefactor, como si se tratara de una idea nueva y revolucionaria en Argentina, uno de los países con las economías más intervenidas y cerradas del mundo; se encuentra en el puesto 156 de 180 en el índice de libertad económica de la fundación Heritage. La Argentina es tan solo superada por países como Venezuela, Cuba, Zimbabwe, Haití o Corea del Norte.
Stolbizer fue invitada a participar del programa ‘Animales Sueltos’ del periodista Alejandro Fantino, donde expresó las “innovadoras” políticas que ella y su nuevo espacio, ‘1 País’, proponen. Veamos cuáles son sus ideas.
Según la diputada, no hay que esperar a que lleguen las inversiones, sino que “hay que ponerle plata en el bolsillo a la gente” porque así, afirmó, se incentivaría la economía. La pregunta que habría que hacerle es simple: ¿de dónde obtenemos ese dinero? Stolbizer piensa que se puede gastar sin producir porque un gobierno posee una máquina de crear papeles de colores o el suficiente poder para subir impuestos y endeudarse con el dinero ajeno.
Esto solo puede llevar a dos escenarios: altísimos índices de inflación, una deuda impagable, o ambas. Y todo, por supuesto, manteniendo una carga impositiva agobiante, debido a que, según sus propias palabras, lo importante es el consumo; la inversión pasaría a un segundo, tercer o cuarto plano. Sí, tal vez esas políticas puedan incentivar la economía en el corto plazo, pero eso solamente les sirve a los políticos populistas y sin visión de futuro. Si solo de repartir dinero se tratara, podríamos poner en práctica lo que irónicamente propuso el economista Javier Milei: “distribuir impresoras a todos y que cada uno imprima su propia plata”. Claro está que la idea de Stolbizer derivaría en un desastre a largo plazo, desastre que ya ocurrió en reiteradas oportunidades. Como le dijera a la diputada el economista José Luis Espert en el programa televisivo de Fantino: “Esas políticas vienen fracasando hace 80 años”.
Cualquier ser humano que quiera progresar, primero debe ahorrar -aunque tenga que ajustar gastos-, luego invertir -tomando un importante riesgo que Stolbizer desconoce-, luego producir, y por último consumir. Cualquiera que intentara hacerlo al revés, iría a la bancarrota sin escalas o ni siquiera llegaría a generar nada. Ergo, la producción se reduciría a nivel nacional, y los precios se elevarían al ritmo de la pobreza.
Debido a los resultados catastróficos de estas medidas, políticos como Stolbizer suelen quitarse responsabilidades y culpar a los empresarios, a quienes acusan de cometer “abusos”, y proponen más políticas de control, más intervención, más gasto, etc, pero de crear riqueza más nada que poco. Ella misma lo dijo: “Este Gobierno sólo mira inversiones que no vienen, y se olvidó del consumo”. Sin inversión, a la larga tampoco hay consumo
Si solo con gastar bastara, entonces un kiosquero podría tener 10.000 empleados y pagarles 50.000 pesos a cada uno. Sin embargo, dudo que la diputada le recomendara a ese kiosquero tomar semejante medida. Pero eso sí, no le molesta sugerirla para el país entero en televisión abierta. De este modo, a gran escala, es más complejo comprender los resultados de sus propuestas. Incluso estas pueden aparentar ser muy beneficiosas para la sociedad si no se las analiza en profundidad.
La señora Stolbizer también criticó el blanqueo de dinero impulsado por el Gobierno, el cual incluyó una quita de entre 10 % y 15 % a los ahorristas. La diputada no repudió este hecho por ser un atropello contra los ciudadanos con sentido común que prefirieron resguardar su dinero en el exterior solo para que las autoridades pudieran poner algunos parches en este bote en permanente hundimiento que es Argentina, sino porque le pareció insuficiente la quita.
Según ella, el oficialismo debía haberse apropiado del 50 % de lo blanqueado para “pagarles los subsidios a los discapacitados” que hasta ahora cobraban muchos no discapacitados. No demos vueltas, lo expresado por Stolbizer no es más que una medida chavista/castrista, que no solo perjudica a los ahorristas, sino que a la larga, también termina siendo dañina para la sociedad toda. Una economía basada en el despilfarro y no en la creación de riqueza y el ahorro, y que se encuentra en una convivencia permanente con el déficit, solo puede producir un descenso en el bienestar general; no puede ayudar a nadie, salvo a algunos pocos privilegiados por el poder de turno.
¿Esta es la alternativa que propone Stolbizer? ¿Será que como no gobierna puede sugerir cualquier fantasía como lo hacen los partidos troskitas? Como sea, hay que ver el peligro cuando se nos presenta delante de nuestras narices, por mejores buenas intenciones que tenga una persona.
La diputada también expresó su crítica contra lo que llamó “la apertura de importaciones”, y para demostrar el porqué de su desacuerdo, brindó un ejemplo: “Funden a las PyMEs del sur de Córdoba porque importan pelotas de fútbol de China”.
En primer lugar, lamentablemente no existe tal apertura. En segundo lugar, la diputada otra vez se ocupa de mirar el árbol (algunas empresas perjudicadas y algunos empleados despedidos), pero basándome en un artículo del economista Iván Carrino, me dispongo a mostrarle el bosque a Stolbizer. ¿Qué sucedería si mañana se independizara Mendoza? ¿Dejarían Buenos Aires o Córdoba de comprar sus vinos? Si es notorio el beneficio de no tener aranceles internos, ¿por qué habría de tenerlos en el ámbito del comercio internacional? Pero Carrino va más allá, y continúa dividiendo a la Argentina aun más: ¿y si hubieran aranceles entre ciudades, barrios, calles, casas o apartamentos? ¿Cómo nos estaríamos beneficiando si el almacenero nos cobrara un arancel por pertenecer a otra calle o barrio? Por otro lado, como explicara el difunto economista estadounidense Henry Hazlitt, para poder exportar es necesario importar, ya que al comprar productos a otros países, estos dispondrían del dinero para poder comprar a los que antes les vendieron.
Además, no podemos dejar de mencionar que los aranceles generan privilegios para algunos empresarios y sus correspondientes trabajadores, produciendo así precios más elevados por productos de menor calidad al verse reducida la competencia. Por lo tanto, los consumidores ven dañado su bienestar, y ese dinero que podrían haberse ahorrado al comprar los bienes protegidos, podrían haberlo utilizado para invertir en otra área más competitiva, o para consumir otros bienes y servicios, o para reducir costos para fabricar otro bien, etc.
En definitiva, como afirma Javier Milei, debido a que la información está dispersa entre los millones de jugadores que hay en el mercado, los políticos pueden intervenir en la economía de forma correcta “solo si fueran omniscientes, omnipresentes y omnipotentes”, pero a pesar de que no lo son, políticos como Stolbizer (la mayoría) creen serlo.
‘1 País’, el nuevo frente de Stolbizer, también está conformado por Sergio Massa, quien acompañó al kirchnerismo muchos años y a quien la diputada tildó de “tribunero” antes de formar la alianza, y por Victoria Donda, una mujer abiertamente chavista, quien también supo militar en el kirchnerismo y se la vio en diferentes alianzas de lo más bizarras, como aquella que tuvo con el exministro de Economía Alfonso Prat Gay.
Margarita Stolbizer es una mujer peligrosa; sus correctas denuncias contra la corrupción kirchnerista y su modo de vida más modesto no deberían engañarnos. No es solo la corrupción lo que se debe combatir.
Leandro Fleischer es argentino y columnista regular del periódico español Libertad Digital.