EnglishDesde el pasado viernes, y hasta el domingo 7 de diciembre, la capital venezolana gastará US$1 millón 56 mil en el festival de música Suena Caracas, que bajo la organización de la alcaldía del municipio Libertador —centro y oeste del área metropolitana—, será la tarima de 172 artistas y bandas nacionales e internacionales.
Mientras tanto, los habitantes del municipio son los anfitriones obligados del evento. Obligados, porque algunos de ellos tienen mejores planes para los Bs 168 millones que la Asamblea Nacional otorgó a la alcaldía como crédito adicional para pagar a celebridades como los mexicanos Café Tacuba, los rockeros argentinos Rata Blanca, o los españoles Estopa.
En el espinoso camino para acceder a las divisas en Venezuela, los honorarios de los músicos (en dólares) no tuvieron las mismas dificultades que enfrentan a diario las farmacéuticas, las aerolíneas, o la industria automotriz. Más bien pasaron con privilegios, a pesar de que la inflación del país podría alcanzar 155% este año, en medio de la caída de 30% de los precios del petróleo en los últimos cinco meses.
Los datos demuestran que el alcalde de Libertador, Jorge Rodríguez, del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), tiene aún muchas falencias —aunque gobierna en su segundo período. En el estudio de percepción de 2014 de la asociación civil Por la Caracas Posible, la alcaldía de Rodríguez fue calificada como la más ineficiente de las cinco que comprenden el área metropolitana. Los servicios de salud, de recolección de desechos sólidos y de agua fueron los tres señalados por los encuestados como los peores en calidad.
Según los últimos cálculos conocidos del Ministerio de Salud (2012), expuestos por el doctor y exministro del área José Félix Oletta, en el municipio solo están operativas el 55,89% (2.717) de las camas de los centros de salud.
Por otro lado, el concejal opositor Juan Carlos Vidal, del municipio metropolitano Sucre, reclamó este martes que con lo invertido en el festival se hubiese podido solucionar la crisis de la basura en el área metropolitana y las afueras de la ciudad, por lo menos para los próximos cinco años. Calculó que con la cifra gastada se hubiesen podido comprar 260 camiones recolectores, y se hubiese invertido en la construcción de al menos dos rellenos sanitarios, dado el cercano colapso del único que funciona para los desechos de cuatro millones de habitantes.
Fredery Calderón, presidente de Por la Caracas Posible, criticó las prioridades de la alcaldía. “No quiero decir que la cultura no merezca atención del municipio. El tema es que esto no está presupuestado, y para que un municipio pueda darse ese lujo hay que revisar la capacidad de la gestión. Es un gasto disonante y fuera de contexto”, dijo a PanAm Post.
Vecinos de tres parroquias populares del municipio Libertador compartieron con este medio lo que sus comunidades hubiesen hecho con el crédito adicional que se esfumó en Suena Caracas.
Urbanismo: Menos basura y más saneamiento
José Quintero, dirigente vecinal de Catia, una zona popular de Libertador, calcula que con el presupuesto del festival, Caracas hubiese comenzado a solucionar la crisis de residuos sólidos que la enferma desde hace al menos una década. Desde la Asociación Civil Procatia, Quintero y su equipo han estudiado y propuesto un sistema de recolección y aprovechamiento de desechos que reduciría en un 82% el volumen de la basura de la capital. Para ello han contado con el apoyo de organismos como el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y la Embajada de Canadá en Venezuela.
Actualmente, nada más en su parroquia (Sucre), que es una séptima parte del municipio, la organización contabiliza 382 despeñaderos convertidos en basureros, y 932 vertederos a cielo abierto —prohibidos por ley. La empresa de transporte estatal de Libertador (Supra) no ha demostrado la capacidad humana ni técnica para recoger con regularidad la basura de la ciudad.
Ante los riesgos sanitarios que esto representa, Procatia ha estudiado los sistemas de recolección de ciudades como Medellín, Lima o Barcelona, y ha elevado a la alcaldía —en incontables ocasiones— una propuesta de aprovechamiento de residuos. “Con $880.000 podemos poner a andar un centro de acopio, separación y aprovechamiento en cada una de las 22 parroquias de Libertador. Con la venta y recuperación de los materiales muchos de estos centros serían autosostenibles. No solo crearíamos empleo sino que solucionaríamos la crisis sanitaria del municipio. Necesitamos que esto sea una política de Estado”, propuso Quintero, quien expone frecuentemente la problemática en un programa de denuncias por Internet llamado Catia en Línea.
Educación: Retomar las obras abandonadas
Desde El Valle, otra parroquia de Libertador, Jorge Luis Shultz, miembro del Bloque Nacional Bolivariano de Líderes Comunitarios y Contraloría Social, considera grave que recientemente Nicolás Maduro haya aumentado una serie de impuestos, mientras que el Gobierno local invierte millones en un festival de música. “En vez de dar el ejemplo, son ellos los primeros que salen a gastarse nuestro dinero. Se le debería abrir al alcalde un proceso judicial por este acto que no tiene ninguna característica social”, sostuvo el dirigente.
En conversación con PanAm Post propuso sin dudarlo que con el dinero del concierto se termine de construir el centro cívico y cultural Las Malvinas, una obra abandonada desde hace cuatro años y que ofrecería cuidado maternal y preescolar a 280 niños de El Valle.
En ese entonces, Shultz denunció ante la Contraloría General de la República la fuga de la empresa constructora y la desaparición de Bs. 2.700 millones presupuestados para la obra ($16 millones al dólar libre). Hace tres meses, Shultz llevó el caso a la Fiscalía General ante la inactividad absoluta de la Contraloría.
Seguridad: Controlar el hampa y dar luz a los barrios
“No estamos para fiestas”, dice desde la Cota 905 el vecino Jorge Piñate, quien dirige una ONG de recreación y deporte en este peligroso barrio.
Relató que como solución a la inseguridad de su zona, su organización solicitó a la empresa estatal de electricidad Corpoelec la instalación de 250 bombillos que eliminen la penumbra. Pero a seis meses de la petición, no han recibido respuesta. “Los malandros están desatados en todas partes. Hacen falta policías que controlen el hampa en toda la ciudad”, expresó.
Circo sin pan
El alcalde metropolitano de Caracas, el opositor Antonio Ledezma, criticó en un artículo de opinión la celebración del concierto. “La insuficiencia de fármacos es especialmente grave para el tratamiento de hipertensión y diabetes, así como en antirretrovirales, anticancerígenos y antibióticos. Hay unos 20.000 pacientes con insuficiencia renal en espera de hemodiálisis y diálisis peritoneal”, señaló como parte de su crítica a la mala distribución de las divisas por parte del Gobierno.
La polémica también se sintió en las filas chavistas. Nicmer Evans, politólogo que pertenece a la organización Marea Socialista, y que ha criticado duramente al PSUV, reclamó la celebración de Suena Caracas. “Lo único que lamento es que se disponga de dólares para pagarle a ‘artistas’ que nada aportan a la cultura y mientras tanto, yo no pueda conseguir pañales de adultos para mi madre”, escribió.
En conversación con el PanAm Post Evans critica el uso de los dólares del Estado para la financiación de la actividad. “Hay un contrasentido desde el punto de vista discursivo. El presupuesto del concierto no será todo el gasto necesario para solucionar el problema de la escasez, pero ilustra el criterio sobre el cual asignan las divisas cuando estamos viviendo una crisis económica, de ingresos, de acceso a las divisas y de planificación”, reclamó.
Mientras el presidente Maduro habla de reducir el gasto público, en "Suena Caracas", cuántos dólares se están mal gastando?
— Nicmer Evans (@NicmerEvans) November 29, 2014
Nota del editor: Debido a un error, una versión anterior de este artículo sostenía que el costo del festival era de US$1.056 millones. La cifra fue corregida y cambiada a $1 millón 56 mil.