La muerte del dictador cubano fue recibida con alegría y esperanza por parte de la comunidad cubana en Miami, quienes, en horas de la madrugada, salieron a las calles a celebrar el fallecimiento de Fidel Castro.
Media hora después del anuncio del fallecimiento de Castro, la Pequeña Habana de Miami se lleno con cientos de personas que golpeaban cacerolas, ondeaban la bandera del país caribeño y bailaban y cantaban al son de la salsa que sonaba en las radios.
El cielo se llenó de fuegos artificiales, y el centenar de personas que se salieron a las calles celebraban la muerte del dictador con champán y se escuchaban las consignas “Libertad, libertad”, “Olé, Olé, se fue, se fue” y “Tirano vete con tu hermano (Raúl Castro)”.
A las 2:00 a.m. había unas 300 personas en los alrededores del Versailles, incluido Tomás Regalado, alcalde de Miami, quien señaló que es lícito celebrar lo que hoy se celebra.
“No se celebra la muerte de un ser humano, se celebra la muerte de un dictador. Así como se celebró la muerte de un Hitler, estamos celebrando la de alguien que hizo mucho daño a cuatro generaciones de cubanos, hay personas ancianas, maduras, pero muchos jóvenes”, expresó Regalado.
“Al recibir la noticia pensé en todas esas víctimas a lo largo de estos 57 años de su vida, todos los fusilados, los presos políticos, nuestros padres, nuestros abuelos, que tuvieron un día que hacer de tripas corazón, dejar todo lo que habían edificado en sus vida atrás, no para rendirse sino para continuar luchando para el regreso a la patria digna que ya no están con nosotros”, reseñó Silvia Iriondo, del movimiento MAR (Madres y Mujeres Anti-Represión), que tenía 15 años cuando llegó con su familia a Miami.
Como ella, muchos exiliados aliviados y esperanzados por la muerte de Fidel Castro.
“A partir de hoy serán los políticos quienes deberán interceder para que Cuba sea un país más libre”, reflexionó Henry Álvarez de 30 años, quien dijo haber asistido al Café Versalles en representación de sus abuelos.
“La muerte de Castro representa un cierre. Mis abuelos tuvieron que salir forzosamente de Cuba y a través de sus historias conocí el sufrimiento de muchas familias” contó.