Un grupo de cubanos de la comunidad LGBTI (personas lesbianas, gays, bisexuales, trans e intersex) quedó varado en el aeropuerto Schiphol (Países Bajos) cuando hacía su escala para dirigirse a Rusia, tras el nuevo requisito de visa de tránsito para aquellos cubanos que atraviesen ese país.
No importa el destino final del cubano ni si la escala que se realizará será breve; la medida que desalienta la migración cubana exige solicitar este nuevo visado en el consulado de La Habana.
Aunque el texto oficial informa que el nuevo requisito entraría en vigor el 29 de enero de 2018 y los cubanos llegaron al aeropuerto justo un día antes, no han obtenido respuesta y se mantienen atrapados. De acuerdo al diario Cubanet, los ocho cubanos varados pidieron asilo político y ahora están a la espera de entrevistas con las autoridades para ver si les otorgan una visa humanitaria.
“Cientos de cubanos llegaron a Europa de esta manera: haciendo escala en Ámsterdam. Algunos, después de pasar un tiempo en un campamento, pudieron irse a Francia, Alemania o España (…) Somos los últimos en llegar”, comentó a la prensa el reportero independiente y activista LGBTI , Víctor Manuel Dueñas, uno de los que espera recibir asilo.
El Gobierno de los Países Bajos decidió imponer un visado de tránsito para los cubanos precisamente debido al incremento de pedidos de asilo que han realizado los caribeños al llegar al aeropuerto de Schiphol; ahora la solicitud del visado obligatorio debe realizarse con una antelación mínima de 15 días hábiles y tiene un precio 71 CUC de impuestos.
“En 2017 tuvimos 258 casos de cubanos pidiendo asilo en nuestro país”, informó a Cubanet Bastiaan Engelhard, funcionario acreditado en Cuba por el Reino los Países Bajos.
Según este diario la mayoría de los cubanos que solicitan asilo son parte de la comunidad LGBTI debido al apoyo de homosexuales en ese país; pero ya son más de 2.000 cubanos los que han pedido asilo en Holanda, entre ellos varios activistas de la comunidad.
En Cuba los miembros de la comunidad LGBTI siguen siendo tratados “como ciudadanos de segunda clase” y la policía los ve como “trabajadores sexuales”, comentó Dueñas, el activista de 23 años que también resaltó que como cubano y periodista para el sitio digital independiente Havana Times, una de sus mayores preocupaciones es ser deportado a Cuba y terminar en una prisión.
El año pasado en una entrevista para PanAm Post, Nelson Rodríguez Chartrand, libertario cubano y abogado impedido de ejercer su profesión por su calidad de disidente, explicó que al régimen cubano “poco le importan los derechos de los gobernados” incluidos lo de la comunidad LGBTI.
El libertario cubano precisó que la dictadura castrista no tiene voluntad política de reconocer los derechos ni de la comunidad homosexual ni de ninguno de sus gobernados, ya que lo único que busca es “explotar hasta la saciedad al pueblo y encadenar su voluntad”; para Rodríguez, el régimen se caracteriza por “un desprecio absoluto a su pueblo”.
“El régimen no respeta a la minoría más pequeña que es el individuo, por ende, no respeta a ninguna minoría aunque se manifieste en forma de colectivo”, aseveró.
Asimismo, el abogado señaló que para que haya justicia en la isla “los derechos deben ser individuales”, sin ninguna distinción ni por sexo, ni gustos ni identificación sexual. “Lo que hay en Cuba es castas, los que gobiernan y los gobernados”, agregó.
Cabe destacar que en Cuba es la hija del general Raúl Castro, Mariela Castro quien dirige el CENESEX (Centro Nacional de Educación Sexual) y supuestamente lucha por causas como el derecho al cambio de sexo, la legalización del matrimonio homosexual, entre otros derechos que en la isla siguen siendo reprimidos; sin embargo, la isla sigue siendo un país muy atrasado en materia de derechos humanos. De hecho, fue uno de los países que en 2017 decidió abstenerse en la votación en las Naciones Unidas (ONU) que busca emitir una resolución para condenar la pena de muerte basada en la orientación sexual o la identidad de género de un individuo.
Por su parte, la hija de Raúl Castro se ha justificado diciendo que “las leyes no logran modificar los prejuicios ni las conciencias”, aunque cada vez se hace más evidente la poca voluntad política para reconocer los derechos de las comunidad LGBTI en la isla.