Ya son más de seis meses de crisis sociopolítica en Nicaragua y nada ha logrado evitar que la dictadura de Daniel Ortega cese la terrible represión en contra de su pueblo; razón por la cual la expresidenta de Costa Rica, Laura Chinchilla (2010-2014), llamó a la comunidad internacional a tomar medidas concretas.
“Seguimos con mucha angustia la situación de Nicaragua porque simplemente no ha mejorado, la situación sigue siendo tan tensa como desde el momento que estallaron las protestas en abril pasado”, dijo Chinchilla al diario local La Prensa.
Hasta ahora, la Unión Europea (UE), las Naciones Unidas (ONU), la Organización de Estados Americanos (OEA), y otros foros internacionales han hecho un llamado para que la dictadura de Ortega frene la violencia y se siente a dialogar con la oposición; sin embargo, el mandatario del país centroamericano ha rechazado ambas cosas.
“Hay muchos nicaragüenses que han optado por huir del país; a otros los han neutralizado encarcelándolos o poniéndoles medidas cautelares, a otros los tienen amenazados, a ellos o a sus familiares. Sabemos que la rebelión sigue igual, un poco más contenida por la amenaza y el terror, pero la situación es la misma”, aseveró la exmandataria costarricense.
Tan solo el Consejo Permanente de la OEA ha logrado emitir tres condenas en contra de la violación a los derechos humanos que está cometiendo el régimen orteguista; pero aún esto no ha sido insuficiente.
“A mí me da mucho temor, por lo que estoy viendo en Nicaragua es que está siguiendo la misma ruta de Venezuela, es decir una crisis que languidece con un dictador que se aferra al poder a punta de represión que va deprimiendo poco a poco la economía, generando además un gran estrés económico y social, y sin ninguna esperanza de los nicaragüenses”, opinó.
Ante esta situación, Chinchilla pidió a la comunidad internacional, que dé un paso más allá de las condenas, porque “si seguimos por esa vía no va a pasar nada, porque a este tipo de personas (Ortega) no les importa la opinión pública internacional”.
“Si no les ha importado lo que piensa su pueblo, muchísimo menos le va a importar lo que piensen los otros pueblos del mundo. Aquí hay que pasar de la condena retórica a los hechos”, dijo.
Propuestas de Chinchilla
La exjefa de Estado propuso seguirle haciendo seguimiento a los acontecimientos en Nicaragua mediante comisiones especiales que permitan recoger información y monitorear los sucesos para llevar a cabo una “valoración colectiva”, que avance hacia la aplicación de la Carta Democrática.
“La Carta Democrática tiene muchos dientes. Llega hasta el nivel de cortar, como te digo, el acceso a los fondos de financiamiento internacional. Esa es una medida que le duele mucho a un gobierno, sobre todo en la situación tan endeble en que están las finanzas públicas de Nicaragua. Que Daniel no pueda seguir financiando a sus aparatos represivos tendrá que dolerle”, explicó.
Asimismo, agregó que se debe insistir en un diálogo, pero acompañado de la amenaza de sanciones por parte de la comunidad internacional, ya que de otra forma, “Daniel seguirá burlándose del pueblo nicaragüense porque no habrá diálogo fructífero”.
Las sanciones “más dolorosas para el régimen podrían ser un corte al acceso a los recursos financieros de la comunidad internacional. Esa es una de las sanciones que más duelen (…) y a eso le tiene miedo Ortega porque, vaya, Nicaragua está en una situación delicada económicamente”, dijo.
Cabe recordar que el régimen ya ha dejado más de 500 fallecidos y la cantidad de personas heridas alcanza las 4.000, según la Asociación Nicaragüense Pro Derechos Humanos, y hasta ahora Estados Unidos ha sido el único país que ha avanzado en las sanciones contra el régimen.
El Gobierno estadounidense ha sancionado a funcionarios involucrados en las violaciones de derechos humanos imponiendo reestricciones de visas, bloqueándoles el acceso al sistema financiero de Estados Unidos, lo que implica que si los altos cargos poseían activos en el país norteamericanos, estos ahora permanecerán congelados.
Además, se les prohibe a los estadounidenses realizar cualquier tipo de transacciones con las personas sancionadas.
Tal y como Estados Unidos, otros países deberían tomar medidas de presión contra el régimen dictatorial, ya que no hacerlo significaría permitir la continua condena del pueblo nicaragüense.