Más de medio millón de dólares ($553.000) costó el regalo de Rusia a Cuba, que consiste en cinco furgones policiales para trasladar presos.
En vista de que la nueva Constitución cubana legaliza la criminalización del pensamiento disidente, la donación rusa facilita la persecución ideológica.
La nueva Constitución llama abiertamente a la violencia contra quien se oponga al proyecto socialista. Por ejemplo, el artículo 3 establece que “los ciudadanos tienen el derecho de combatir por todos los medios, incluyendo la lucha armada, cuando no fuera posible otro recurso, contra cualquiera que intente derribar el orden político, social y económico establecido por esta Constitución”.
Dicho orden es el socialismo, el cual es denominado en la Constitución como irrevocable. Lo cual implica que quien se oponga a este sistema podrá ser atacado por la fuerza y su mera disidencia califica como traición a la patria: “el más grave de los crímenes” y “quien la comete está sujeto a las más severas sanciones”, explícito también en el artículo 3 de la Constitución.
Asimismo, el artículo 5 determina que “el Partido Comunista de Cuba, único, martiano, fidelista y marxista-leninista, vanguardia organizada de la nación cubana, sustentado en su carácter democrático y la permanente vinculación con el pueblo, es la fuerza dirigente superior de la sociedad y del Estado”.
De esta manera no solo profundiza el sistema de partido único, sino que lo instaura por medio de una contradicción lógica, pues habla de democracia mientras afirma que no habrá pluralidad.
Aunque el documento oficial que confirma la colaboración entre Rusia y Cuba data del 29 de marzo, el miércoles 3 de abril el Gobierno ruso lo anunció públicamente.
La firma que consta en el documento, emitido como una orden, es la del primer ministro ruso, Dmitri Medvédev.
Los vehículos donados pertenecían a la dirección operativa de la Séptima Colonia Penitenciara de la República de Baskortostán (en el suroeste del país), y en la orden se estableció que los servicios de Aduana deben garantizar los trámites aduaneros sin cobro de los aranceles de exportación.
Persecución religiosa
Entre la persecución ideológica que abunda en la isla, los cristianos son quienes más sufren las consecuencias.
Solo en diciembre del 2018, mes de la Navidad, el Observatorio Cubano de Derechos Humanos contabilizó 96 abusos contra mujeres y 87 contra hombres que salían de misa o eran interceptados por la Policía antes de llegar.
Cabe resaltar que no fue hasta que en 1998 un papa, Juan Pablo II, visitó por primera vez la isla, se restituyó la Navidad como feriado nacional, al igual que el levantamiento de varias restricciones.
Recién caído el Muro de Berlín, y consigo la pérdida del financiamiento soviético en la isla, que se quitó la prohibición en donde se establecía que de los católicos no podían ser miembros del Partido Comunista.
De hecho, al grito de “¡Viva Cristo Rey!” eran fusilados los fieles en La Cabaña, un fuerte de la era colonial tomada por el Che Guevara, quien ordenaba las ejecuciones, junto a los comandantes históricos de la revolución.
También el Che Guevara era quien comandaba las UMAP, Unidades Militares de Ayuda a la Producción, donde los hombres que no eran considerados aptos para la guerra y por tanto la revolución debían compensar su falta con labor forzada. “El trabajo os hará hombres”, decía Guevara.
Ahí, tanto hombres homosexuales como hombres religiosos, tanto católicos como Testigos de Jehová, considerados inadecuados para la revolución, trabajaban como presos ideológicos por anteponer el amor a otro hombre (considerado un fetiche burgués) y/o a su Dios a la revolución.
Ahora, el traslado de los presos políticos se dará con vehículos rusos donados por el Gobierno ruso.