Durante esta Semana Santa, al menos 310 personas perdieron la vida en un atentado, en su mayoría cristianos-católicos. Pero los principales referentes políticos mundiales publicaron lamentaciones donde omiten la fe de los asesinados.
En la nueva izquierda impera la “transversalidad” que implica quebrar la dicotomía del proletario y burgués del marxismo clásico. Ahora la raza, nacionalidad, sexo, preferencia sexual e incluso religión entran en un ranking de opresión.
De modo que miembros de grupos que no son reconocidos como oprimidos no son contados como víctimas, pues quiebran la narrativa. Por eso ahora, pese a que es la fe más perseguida, los referentes “progresistas” evitan nombrarla.
Un hombre fue capturado con combustible en la Catedral de Nueva York (San Patricio). Estaba en libertad, pese a que la víspera fue detenido por irrumpir en la Catedral de Newark, el día que se prendió fuego la Catedral de Notre Dame, en medio de una ola de tres ataques diarios contra iglesias católicas en Francia.
Hasta el Domingo de Resurrección no hubo víctimas. Pero ese día, hubo ocho explosiones en la isla asiática de Sri Lanka, tres de las cuales sucedieron en iglesias (dos católicas y una protestante) y causaron al menos 500 heridos y 290 muertos hasta el momento.
Mientras que hace un mes 50 musulmanes perdieron la vida en un atentado en Nueva Zelanda contra dos mezquitas y la condena social fue inmediata, llamando “supremacista blanco” al atacante acompañado de un saludo a toda la comunidad musulmana.
En contraste, cuando centenares de cristianos mueren por manos de una agrupación islámica, los políticos denominados progresistas como el expresidente de EE. UU, Barack Obama y la aspirante a la presidencia Hillary Clinton, entre otros, se limitaron a lamentar la muerte de los “adoradores/observadores de la Pascua” o “fieles pascuales” y no hicieron mención alguna de los atacantes ni su ideología.
La versión oficial es que los culpables forman parte de Nations Thawahid Jaman (NTJ), una agrupación islamista. Pero el ministro de salud, a su vez portavoz del gobierno de Sri Lanka, declaró que “debe haber una red internacional más amplia detrás de él”.
Whoa! This is more widespread than I thought?
Dear Christian brothers and sisters, it seems the Democrats are in the process of renaming us to?? “Easter worshippers”.
Thanks @DefeatTheElites for putting them all on one page. pic.twitter.com/KFDSerKdhD
— Obianuju Ekeocha (@obianuju) April 22, 2019
La referente africana provida Obianuji Ekeocha, demuestra cómo múltiples referentes llaman a los cristianos abatidos y replica: “Queridos hermanos y hermanas cristianos, parece que los demócratas están en proceso de renombrarnos ‘adoradores de la Pascua'”.
En contraste con las declaraciones del expresidente de EE. UU., Barack Obama y quien pretendía esa posición, Hillary Clinton, entre otros, para evidenciar cómo abordan de distinta manera una tragedia, según quién sea el afligido.
La agrupación conocida como NTJ anteriormente destruyó los rostros de estatuas de Buddha, el profeta de la religión que practica la mayoría de la población local.
De acuerdo al último censo, el 70,2% de los habitantes de Sri Lanka son budistas de la corriente theravada, el 12,6% hindúes, el 9,7% musulmanes (principalmente sunitas) y el 7,4% cristianos (6,1% católicos romanos y 1,3% otras denominaciones cristianas).
Es decir, tanto musulmanes como cristianos-católicos son minorías en Sri Lanka.
Pero cuando uno de estos dos grupos sufre ataques, cierta corriente política e ideológica no se conduele por igual por las víctimas.
Por ejemplo, también en el sudeste asiático, el Estado Islámico se atribuyó el doble atentado contra la catedral católica de la provincia de Sulu, al sur Filipinas. Murieron 20 personas tras el estallido y ni siquiera causó revuelo internacional.
Ahora, entre los muertos, hay al menos 26 extranjeros. Entre ellos se estima que hay ocho británicos y tres de los cuatro hijos -menores de edad- del hombre más rico de Dinamarca, a su vez el segundo mayor propietario del Reino Unido y mayor de Escocia, el diseñador Anders Holch Polvsen.
También hay que sumar entre las víctimas a tres de los policías que murieron cuando uno de los atacantes detenidos se inmoló con un dispositivo explosivo.
Estas cifras se suman a los 4.305 cristianos asesinados por su fe, solo en el 2018, según la organización evangélica Open Doors, que además detalló la persecución de 245 millones en el mundo, confirmando que la fe cristiana es religión más acosada del mundo.
Y el panorama no es alentador. La organización constató un aumento del 40% en la persecución, dado que se registraron 3.066 asesinados en el 2017. Sin embargo, es inferior al pico que hubo en el 2016.
Aunque el foco actual está en Asia, en África hay la mayor cantidad de muertes. Solo en Nigeria se perpetraron el 87% de las muertes y 569 templos destruidos.
Ahí habita la agrupación fundamentalista islámica Boko Haram que se hizo conocida cuando la esposa de Obama, Michelle, fue parte de la campaña para recuperar a las 200 menores secuestradas por la agrupación, acción que tomaron para captar la atención internacional, luego que el asesinato de varones menores mientras dormían en sus camas no logró atención mediática.
China es el país que más persigue policialmente a los cristianos
Además de las muertes, está la persecución policial. China se lleva el primer lugar, de acuerdo al informe, con un total de 3.150 cristianos detenidos, procesados y encarcelados en el 2018 por su fe, un incremento de más del 33% en comparación con el 2017.
Tanto que el obispo de Hong Kong asintió que “el papa se vendió a los comunistas” por permitir que sea el Partido Comunista Chino quien elija a los obispos.
Pero no es un dato menor que la minoría musulmana en China también es perseguida, los uygur han sido esterilizados, inducidos a abortos forzados e internados en campos de trabajo.
De modo que el informe detalla que aunque el «motor principal» de la persecución a cristianos es el «radicalismo islamista», «no es solo el radicalismo islamista lo que está causando la persecución a cristianos, sino también la paranoia dictatorial».
Fiel a las enseñanzas de Karl Marx, que “la religión es el opio de los pueblos“, todo régimen socialista/comunista ha perseguido a los cristianos hasta la fecha.
En el continente americano no es excepción, tanto que el obispo auxiliar de Managua fue convocado al Vaticano por las amenazas contra su vida como referente de la oposición al régimen de Daniel Ortega.
Pero reconocerlo es inconveniente para los referentes de la izquierda continental que optan por evitar afrontar que los cristianos son perseguidos llamándolos “adoradores de la Pascua”.