Se terminó la novela en Argentina. En la jornada de ayer se oficializaron todas las candidaturas para la elección legislativa de este año y las piezas se acomodaron de la mejor forma para el presidente Mauricio Macri.
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¿Entonces Cambiemos tiene garantizado el triunfo? En realidad no. La situación económica es adversa y enfrentará en la campaña todo tipo de cuestionamientos. Algunos merecidos (claro) y otros injustos (como las críticas a las medidas necesarias y odiosas a la hora de salir de 12 años de populismo). Pero lo que sí es claro, es que del lado del enfrente, el panorama se acomodó de la mejor manera posible para el presidente argentino. Ahora, ganar ya es otra cosa.
Finalmente, la expresidente Cristina Fernández de Kichner oficializó su candidatura a senadora nacional por la provincia de Buenos Aires, acompañada en la dupla por su excanciller Jorge Taiana.
Hasta último momento Kirchner buscó que el candidato del Partido Justicialista, su exministro Florencio Randazzo, desistiera de su promesa y la acompañara como primer candidato a diputado por el frente Unidad Ciudadana. Pero se repitió la historia de 2015, con un final distinto: nuevamente la exmandataria le negó la posibilidad de una primaria (antes imponiendo a Scioli como único candidato y ahora yéndose ella del partido para jugar por afuera), pero ahora Randazzo pudo presentarse y competirá contra los espacios macristas y kirchneristas.
Cristina, con su estrategia de no oficializar la candidatura hasta último momento, logró monopolizar la atención del cierre de listas, opacando a Sergio Massa, que irá también como candidato a senador junto a Margarita Stolbizer y Felipe Solá.
El gobierno no puede culpar a los astros para su desafío electoral de medio término, ya que los planetas se alinearon de forma ideal y el horóscopo le sonríe. No hubo unidad entre los espacios de Cristina y Randazzo, y tampoco entre los de Randazzo y Massa.
Ahora, ante una oposición fragmentada, Macri tiene que hacer su propia suerte.