El Arzobispo de La Plata (provincia de Buenos Aires), Monseñor Aguer, suele tener vigencia en los medios de comunicación argentinos por diversos comentarios polémicos. Si bien las opiniones del religioso, que se terminan viralizando en redes sociales, suelen estar vinculadas a cuestiones de índole conservadora, en esta oportunidad Aguer mezcló aspectos religiosos con los clichés de la izquierda latinoamericana más infantil.
Para el prelado, que en una oportunidad manifestó que los femicidios y los abusos sexuales a menores son culpa de la proliferación de divorcios, existe en Argentina una infiltración imperialista que ha denigrado la Navidad. Para Monseñor Aguer la figura de Papá Noel (o Santa Claus) tendría que ser desterrada de estas latitudes por haberse convertido, en su opinión, en un ícono más grande que el mismo Jesús.
“¡No nos pueden birlar la realidad histórica de los hechos! Digan: suprimimos el 25 de diciembre y no existe más esa fiesta, pero reemplazar el nacimiento de Jesucristo por la venida de Papá Noel, ¡eso no!”, resaltó Aguer en su programa Claves para un mundo mejor.
Entre los responsables de la “descristianización inducida”, que advierte Aguer, está el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, al que acusó de promover la figura del “gordo vestido de colorado… con el calor que hace aquí en diciembre” del que se pregunta “cómo arrastra los renos acá, sin nieve”. Para Monseñor Aguer, el clásico personaje navideño “nada tiene que hacer en estas pampas”.
Sinembargo, las autoridades municipales, en opinión del religioso, no son las únicas responsables de lo que considera un hecho de extrema gravedad: “Es culpa Coca Cola y es culpa del mundo de la publicidad”, criticó enojado.
Hacia el final de su espacio, Moseñor Aguer cuestionó también a la izquierda, por proclamarse “antiimperialista” y por no darse cuenta que de la figura de Papá Noel representa exactamente eso… el mismo imperialismo.
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Es curioso que para los sectores que se autoproclaman izquierdistas, la iglesia, y sobre todo figuras como Aguer, representan su antinomia más grande, pero a la hora de los prejuicios xenófobos, dirigistas y anticapitalistas estos supuestos extremos hasta se buscan de aliados.