“Si ajustar es ordenar las cuentas públicas, estamos haciendo un ajuste”. Lo dijo. El presidente argentino se animó a pronunciar la palabra prohibida: “ajuste”. No importa si el ajuste no es optativo, sino obligatorio, como indicamos desde el PanAm Post hace ya varios años. Parece que para la política nacional la corrección de los balances del Estado es algo que puede escapar a la lógica y evitarse como por arte de magia. La mera mención a la idea de poner los números (aunque sea un poco) en orden es tabú absoluto. Pero cuando hay que hacerlo, parece que el único espacio con espaldas políticas es, lamentablemente, el peronismo.
“No me preocupa la palabra ajuste”, resaltó Alberto Fernández. Con la parla que lo caracteriza, bastante más florida que la de su predecesor, Mauricio Macri, el presidente argentino aseguró que este ajuste “no es como los anteriores”, ya que lo pagarán “los que están más holgados” para colaborar con “los que menos tienen.
De esta manera, Argentina comienza el 2020 con una nueva devaluación, que no hace otra cosa que “colaborar” con el ajuste y con varios impuestazos a los sectores productivos. Esta estrategia puede colaborar en reducir el déficit fiscal en lo inmediato, e incluso dar una señal al Fondo Monetario Internacional (FMI) de intención de cumplimiento de obligaciones. Pero una vez que haya acuerdo, en caso de que lo haya, lo que todavía es muy complicado, el nuevo Gobierno debe comprender que el camino, una vez que los números estén en orden, es el opuesto: la reducción fuerte de la carga impositiva y el fortalecimiento de la moneda nacional. Estas dos cuestiones, al igual que el “ajuste”, tampoco son materia optativa.
La editorial que puso el dilema arriba de la mesa
Luego del tratamiento en el Congreso de la llamada Ley de “Solidaridad Social” y “Reactivación Productiva”, el periodista Jonatan Viale criticó el doble discurso del peronismo a la hora de poner en orden las cuentas del Estado: “Cuando el radicalismo o el liberalismo hace un ajuste, es Jack el Destripador y Freddy Krueger, juntos. Cuando el peronismo lo hace es solidaridad económica y reactivación productiva. Es raro. Eso se llama hipocresía. Eso se llama doble moral, doble estándar, doble vara. La verdad que no es justo. O criticamos a los dos o nos parecen positivas las dos cosas”, señaló el comunicador.
Viale aprovechó la oportunidad para hacer referencia al famoso “ajuste” de Ricardo López Murphy, que le terminó costando el puesto de ministro de Economía durante la fallida gestión de Fernando de la Rúa: “El ajuste total aplicado por el entonces ministro era el equivalente a un tercio del implementado por el actual Gobierno peronista de Alberto Fernández y Cristina Fernández“, indicó.
“López Murphy, el ajustador serial, el bravucón, el malvado, el perverso, el indigno, hizo un ajuste total que significó un tercio de lo que está ajustando ahora el Gobierno de Alberto Fernández. Murphy es entonces el 33 % de malo que Guzmán. Pero esto no parece reflejarse ni en la política ni en el sindicalismo ni en el periodismo ni en el FMI”, concluyó.