El endurecimiento del control de cambios, el “impuesto” del 30 % a la compra de dólares y el esperable aumento en el precio de la divisa en el mercado negro, es un dolor de cabeza para muchos argentinos. Los que necesitan hacerse de la moneda norteamericana para viajar al exterior son un grupo de los tantos perjudicados que por estos días pone el grito en el cielo.
Alberto Fernández, en el marco de una entrevista radial de esta mañana, se refirió al problema y reconoció una situación de la intimidad: la ira de sus amigos personales con él porque tenían un viaje planificado a otro país. «A mí me resulta antipático, yo tengo amigos que se van de viaje y me dicen cosas horribles», manifestó el presidente argentino.
Luego de que Fernández abandonara el kirchnerismo en su momento (le renunció a Cristina como Jefe de Gabinete en 2008), el actual mandatario se cansó de criticar el control de cambios como política pública. “Es una puerta giratoria, no salen los dólares, pero tampoco entran”, señaló en varias oportunidades. Ahora, a cargo del Poder Ejecutivo, Fernández parece resignado a lo que le toca, o a lo que no parece estar dispuesto a cambiar por el momento:
«El cepo tiene que seguir porque no hay dólares en Argentina. Eso lo puso Macri. Estamos viendo las alternativas para que no afecte las inversiones. La gente se enoja, pero el dólar en Argentina es un bien. Cuando los bienes faltan son muy caros. Pero además nosotros necesitamos los dólares para proteger la producción», aseguró el Fernández modelo diciembre 2019.
Verdades a medias
A la hora de explicar la difícil situación por la que atraviesa el país al inicio de su mandato, Fernández no duda en responsabilizar de todo a su antecesor, Mauricio Macri:
«Qué le importaba, si total se iba. Dejó un desquicio. Decidió no aumentar las tarifas hasta después de irse; decidió sacar el IVA hasta después de irse… Se fue y dejó todo este bodrio. Del bodrio, lamentablemente, me tengo que hacer cargo yo», reclamó.
En abstracto hay que reconocer que la crítica del actual presidente tiene en parte razón de ser. Durante los últimos meses del Gobierno de Cambiemos, la única política de Estado del macrismo fue esconder la basura debajo de la alfombra. Hoy Alberto Fernández debe lidiar con eso y es cierto. Pero también hay que reconocer que Macri llegó a esa situación por negarse a hacer las reformas de fondo que Argentina necesita. En ese sentido, el actual presidente no tiene nada para decir. Él también sigue desconociendo los problemas y evitando lidiar con los problemas de fondo, por lo que también está contribuyendo a incrementar el daño estructural, que por ahora no tiene solución en agenda.