“No saben cuánto valoro la libertad. Pero la libertad termina cuando uno muere”. Con estas palabras, el anuncio concreto (que ya se había filtrado una vez más en la prensa) era más que previsible. El presidente argentino, Alberto Fernández, acompañado por el intendente porteño, Horacio Rodríguez Larreta, y el gobernador de Buenos Aires, Axel Kicillof, endureció la cuarentena para la zona metropolitana, que vuelve casi a foja 0 como hace 100 días. El mandatario también endureció su discurso: “Tenemos que aislar el AMBA del resto del país”, indicó.
El pronunciamiento iba a ser anoche, pero finalmente fue pospuesto para este mediodía. La grabación demoró más de lo planeado y no hubo preguntas de la prensa ni presencia de periodistas. Los tres abanderados de la cuarentena eterna se sentaron frente las cámaras oficiales y anunciaron que hasta el 17 de julio los habitantes de la zona más poblada del país deben volver al aislamiento total. “Sólo salir para comprar alimentos”, señaló Fernández. Resulta que para el “Gobierno de los científicos”, que las personas puedan salir a correr a la noche o a caminar en el radio de los 500 metros de su domicilio con tapabocas explican el incremento de los casos positivos de coronavirus.
El tono de Fernández no era el usual y pudo dejar en evidencia el consumo de algún ansiolítico que podría haberlo ayudado para llevar con calma la situación. Por momentos parecía en cámara lenta y con la mirada cansada. “Tenía otros planes cuando comenzamos con el mandato hace seis meses”, reconoció Fernández.
Con la sesión de las estadísticas tendenciosas empezaron las excusas: que las consecuencias económicas serán para todo el mundo, que cayeron los bonos en todos los países, que el Banco Mundial dijo que se trata de la peor crisis en 100 años y que Brasil y Chile están peor que nosotros. Lo que no dice Fernández es que el Estado quebrado deficitario, la legislación laboral imposible, la inflación, la presión impositiva y el ambiente hostil de negocios, harán que la recuperación argentina (si llega) sea cuesta arriba.
Las mentiras del trío más mentado
Fernández, Larreta y Kicillof apelaron a los argentinos en su conjunto y reiteraron que la pandemia nos afecta a todos por igual. ¡Mentira! Mientras la burocracia sigue cobrando todos los meses y disfruta de unas largas vacaciones, el sector privado se cae a pedazos. Lo único que “sufrirán” probablemente los empleados públicos hasta el momento es el pago en cuotas del aguinaldo. Si el presidente, el gobernador y el intendente consideran que la carga de la cuarentena la tenemos que llevar todos por igual, que haga un fondo común y socialice los salarios estatales con las personas que se quedaron sin ingresos en el sector privado. Los que defienden la cuarentena eterna por las redes sociales desde la comodidad de su casa, con la heladera y la alacena llena saldrían a prenderle fuego la Casa Rosada. Hipocresía total.
No hace falta más que salir a la calle para ver todas las mentiras del presidente y sus compañeros. Se llenan la boca hablando de la “concentración económica”, pero los únicos “comercios escenciales” que sobreviven son las grandes empresas. Los controles de precios y regulaciones abritrarias son imposibles para los pequeños almacenes, que van cayendo de a uno mientras que las cadenas aumentan la facturación. Los poderosos, que supuestamente combaten, son los únicos que pueden lidiar con las trabas gubernamentales. La cuarentena eterna se ha tornado una política de eugenesia ideal para las grandes marcas, que de a poco se van quedando sin competencia.
Con respecto a la cuestión de lo “escencial” hay algo que no queda claro y, lamentablemente, en los medios argentinos no se discute. Un supermercado es escencial para comprar comida y sobrevivir y un peluquero (por ejemplo) no, porque la gente puede sobrevivir sin cortarse el pelo. ¿Pero como sobrevive el peluquero que se quedó sin ingresos para poder ir al supermercado y que encima tiene que pagar todos los impuestos? Ni hablar si tenía algún colaborador registrado. La quiebra es el único destino posible. Fernández, Larreta y Kicillof dicen que hacen todo esto para no tener que elegir a quien darle la cama o el respirador. Pero sí están eligiendo arbitrariamente a quien funden y a quien no.
En un segmento particularmente indignante de la exposición, Fernández, con tono solemne y comprometido, dijo que los autónomos e independientes que se encuentran sin ningún ingreso cobrarán una vez más el ingreso extraordinario de 10 mil pesos. La suma equivale a 77 dólares del mercado no regulado. El primer “pago” equivalía a 100 dólares y el próximo, ya que siguen imprimiendo sin respaldo, equivaldrá seguramente a 50. Con esta limosna emitida por el Banco Central, el presidente argentino asegura que la gente “evita caer en la pobreza”.
“Si alguna virtud tengo es la de escuchar. No soy necio”, dijo el presidente argentino. Lo cierto es que si Fernández está escuchando a alguien, escucha a las personas equivocadas.