Una sociedad que pretende ser verdaderamente libre y prospera en todos sus aspectos, no debería conformarse con solo proteger las libertades económicas, también tiene que ser capaz de respaldar las individuales. La defensa de la libertad, en todos sus aspectos, no permite ambigüedades, pues estas son las que, a la larga, le abren la puerta a actitudes tiránicas que terminan aplastando la vida, la libertad y la propiedad.
Es justamente esa actitud ambigua en la que ha estado Iván Duque en los últimos meses, candidato presidencial del Centro Democrático, frente a algunas libertades individuales, no solo por el hecho de haber cambiado su postura en algunos aspectos, también por recibir apoyos de quienes a todas luces han emprendido una fuerte cruzada en contra de ciertas libertades, ya respaldadas por la Corte Constitucional. Algunos de ellos desde cargos de poder, como lo hizo Ordóñez desde la Procuraduría contra funcionarios que cumplían lo dictaminado por la Corte en cuanto al matrimonio igualitario.
Aunque quizá Duque sea el candidato más adecuado para proteger las libertades económicas, no es claro si pasaría lo mismo con todas las individuales. Es por ello consultamos a varios liberales colombianos para profundizar en este tema.
Alejandra Ramírez, analista política, recuerda que Duque “ha manifestado que respetará la institucionalidad del país y no ocupará facultades correspondientes al Congreso a la hora de legislar sobre diferentes temas”, además, “defenderá los derechos fundamentales de las personas”, incluida “la libertad en todas sus expresiones”.
Por su parte, Camilo Bello, consultor político, afirma que las libertades individuales estarían protegidas en un Gobierno de Duque y frente a eventuales decisiones del Ejecutivo, pues estas están “amparadas en la Constitución o por sentencias de la Corte”.
Sin embargo, Javier Garay, especialista en desarrollo económico, y Daniel Salamanca, docente y abogado, no están tan seguros de la protección de estas libertades en un eventual Gobierno Duque.
Para Garay, “las libertades individuales seguramente estarían amenazadas en dos sentidos. De un lado, habría una retórica en contra de ellas de manera constante. Del otro, no habría mayores avances durante su eventual Gobierno”, y a Salamanca le preocupa la deuda que Duque podría tener con el expresidente Uribe y con la visibilidad que tendría Marta Lucía Ramírez si llega a la vicepresidencia, teniendo en cuenta las posturas de estos frente a ciertas libertades individuales.
Las ambigüedades de Iván Duque
Varios son los aspectos que Duque ha dejado en el aire por el simple hecho de no ser lo suficientemente claro.
Uno de ellos es su apoyo al matrimonio igualitario. En el 2012 publicó en su Twitter un mensaje de felicitaciones a Obama por apoyar “el matrimonio de parejas de mismo sexo”. Sin embargo, cuando en su campaña esto salió a la luz el tuit desapareció y decidió evitar hablar del tema o evadir la pregunta, tal como ocurrió en el debate de Semana. Cuando ya se veía acorralado, afirmaba estar “de acuerdo con la igualdad de derechos patrimoniales y civiles”.
Esa ambigüedad también se puede ver en lo referente a la dosis personal, pues el 5 de octubre de 2016 Duque radicó un proyecto de ley con el que pretendía legalizar la dosis personal, sin embargo, ya en campaña, decidió cambiar de postura y tomar como una de sus banderas la prohibición de lo que antes apoyaba.
En lo referente a la libertad de expresión, en ciertos momentos ha habido poca claridad, pues aunque él mismo ha dicho: “He sido, soy y seré un defensor de ese principio, es más, he cuestionado muchas cosas de la dictadura de Venezuela por haber acabado con la libertad de prensa”, no ha sido capaz de condenar el ataque de Uribe contra Noticias Uno, donde parecía amenazar la permanencia de este medio en un Gobierno de Duque. Esto también puede ser leído como una forma de no arriesgar el apoyo uribista que posee al criticar al líder natural del movimiento que ahora Duque representa.
Pero para algunos, las ambiguas posturas frente a ciertos temas son más una estrategia de campaña que un cambio de timón. Bello señala que si se tiene en cuenta que “la base fuerte de los votos del uribismo es regional y conservadora”, propuestas como la de la dosis o la falta de claridad frente al matrimonio sirven como estrategia electoral.
Sin embargo, Salamanca señala no estar “tranquilo con alguien que presenta un proyecto de ley para despenalizar la dosis mínima, pero que no tiene problema para ponerse otra piel cuando está en campaña. Eso es básicamente un Juan Manuel Santos número dos”.
Por el contrario, Ramírez señala que “no ha existido tal contradicción” en lo referente a las drogas, pues “la postura de Duque frente la dosis mínima no ha cambiado”. Según la analista, lo que se pretende prohibir es “la dosis mínima según el acto legislativo 02 del 2009” para combatir el microtráfico. “No debe confundirse esto con el carácter de salud pública que deben tener las políticas sobre el consumo de drogas”, afirmó.
No obstante, Bello señaló que “quitar la dosis mínima no es potestad del ejecutivo y además esta está protegida por la Corte Constitucional”.
Una constituyente que genera desconfianza
Precisamente la propuesta de Duque de realizar una constituyente también ha generado desconfianza en los mismos sectores que no ven con buenos ojos la constituyente propuesta por Gustavo Petro, debido a que temen que cada uno tenga el propósito de modificar lo ya protegido por la Corte, ya sea referente a lo individual o a lo económico.
Al respecto, Garay afirma que es posible que “una Constituyente abra la posibilidad para legislar sobre todo”, entre ellos temas como la adopción, el matrimonio, eutanasia, entre otros temas. “El punto está en si podría adelantarse. En caso de que sí, si se llevarían a cabo los cambios enunciados”.
Sobre este hecho, Ramírez afirma que el objetivo de Duque es hacer algunas reformas constitucionales que no tienen nada que ver con limitar las libertades individuales. Para ella, Duque dejaría en manos del Congreso la legislación sobre diferentes temas, ya que “el desarrollo de las libertades individuales requiere, en muchos casos, un desarrollo legislativo que no se ha dado”.
Pero si se tiene en cuenta que uno de los objetivos de Duque es unificar las cortes, entre ellas la Constitucional, quien es la que ha permitido un avance significativo en cuando a libertades en el país, con una constituyente liderada por el uribismo se podría intentar “recortarla”, como afirma Salamanca, quitándole con ellos parte de sus poderes, lo cual impediría eventuales avances en cuanto a libertades económica e individual.
Iván Duque, ¿liberal?
Es posible que el cambio de postura de Duque en ciertos temas tenga el único objetivo de atraer más votantes para lograr derrotar la amenaza que representa Gustavo Petro para Colombia. Sin embargo, queda la duda de qué es lo que realmente respalda. Además, no se puede dejar de lado que tiene una deuda política con personas como Marta Lucia Ramírez, Ordóñez, próximamente con Viviane Morales, entre otros, que se han opuesto al avance de algunas libertades. Pese a esto, Garay afirma que en un Gobierno de Duque no ve un posible retroceso en cuestión de libertades, pero tampoco un posible avance.
El mismo Bello afirma que “Duque representa a una derecha moderada, pero no una derecha liberal”, y que está más guiado a “mantener el proteccionismo propio de las propuestas del uribismo y de los sectores conservadores”.
Es quizá por esto que Garay afirma no estar seguro qué tan protegidas estén las libertades económicas con Duque, y que quizá “Estaría a salvo el mismo sistema de capitalismo clientelista (crony capitalism) que tenemos hoy”.
No es suficiente un avance en el ámbito económico con menos intervención estatal y más protección de la propiedad privada. Estos deben ir a la par de los individuales, pues, como bien señala Salamanca, “pretender que las libertades económicas están separadas de las individuales es caer en el mismo error en el que cayeron las dictaduras del Cono Sur”, quien además trae a colación a Vargas Llosa al afirmar que “La libertad económica es una pieza maestra, pero de ningún modo la única de la doctrina liberal”.
Es por ellos que mientras Duque siga caminando por esa delgada línea que no le permite dejar en claro algunas posturas en cuanto a libertades se refiere, tal como sí lo hace con las económicas, no podría ser calificado como liberal.
Sin embargo, esto se evidenciará en un eventual Gobierno, donde o dejará de lado los apoyos más radicales para promover un verdadero modelo liberal, o les permitirá tomar las riendas del país.
Esta nota hace parte de una serie de cuatro entradas sobre los principales candidatos presidenciales de Colombia (Vargas Lleras, Duque, Petro y Fajardo).