Jesús Casique es uno de los economistas más reputados de Venezuela, y aunque no suele prodigarse en los medios de comunicación, cuando lo hace siempre crea opinión pública, porque suele hablar respaldado por datos.
En virtud del catastrófico cierre de año que está viviendo su país, consintió en conversar con PanAm Post sobre la coyuntura económica, una conversación que se prolongó por varios días, porque cada día, una medida gubernamental, más alocada que la anterior, hacía que hubiera que replantearse los escenarios.
Casique no es optimista, y afirma que Venezuela se dirige hacia un caos peor que el actual, con un Gobierno sin ninguna disposición de rectificar, y en medio de un retiro compulsivo de su billete de mayor denominación y circulación que agravará las condiciones de todos los ciudadanos, pero especialmente de los más necesitados.
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¿Cómo evalúa lo que ha sucedido en Venezuela hasta ahora y lo que se asoma, que parece ominoso?
Las medidas económicas en referencia a los billetes de 100, canjearlos en 72 horas, es extremadamente difícil. Representan 47 % de las piezas totales en circulación, pero 76 % del total del efectivo en circulación. Primero debió el Gobierno haber emitido las monedas de 100 bolívares y el billete de 500 bolívares, que según el Gobierno entra en vigencia, teóricamente, este 15 de diciembre. La forma draconiana como se han tomado las medidas está generando un impacto extremadamente adverso en la economía.
Aunque se haya sumado la banca privada, tienen que extender los plazos, porque es imposible hacerlo en 72 horas; pero más allá, hay un tema muy subjetivo, que es el de los montos. Hay personas que poseen montos altos en lo más recóndito de Venezuela, porque viven muy retirados de las ciudades, tienen que tener efectivo para sus gastos diarios, pagos de nóminas a personas no bancarizadas, etc. El 35 % de los venezolanos no están bancarizados y se les tiene que cancelar con efectivo. Y el Gobierno ya ha anunciado que va a actuar contra toda persona que se considere tiene montos “sospechosos”. ¿A qué llama el Gobierno “montos representativos”? Esta no es manera de atemorizar a la población.
Esta medida de los billetes de 100 tendrá un impacto para todos los venezolanos, y hay una pregunta adicional que afecta a los venezolanos que se fueron de vacaciones, que volverán en enero, y que tienen un dinero en sus casas, o se lo llevaron para su retorno, y sobre ellos no se ha dicho nada, por ejemplo.
Pareciera que se está restringiendo la liquidez a la brava, llevando la mayor parte del consumo al dinero electrónico, y retrasando la circulación de ese dinero. Pero cómo ataca esto a la variable crecimiento económico…
El problema es que usted está incentivando el consumo por puntos de venta y los puntos de venta también están fallando. Obviamente, entregar divisas al sistema financiero no es una prioridad del Gobierno, y en ese sector también ha habido desinversión en mantenimiento.
En la reconversión monetaria de 2008 el canje de billetes se hizo en un año, es increíble que ahora se haga en una forma tan abrupta, así se permita depositar en la banca privada. Y aún cuando el 15 de diciembre comiencen a circular los nuevos billetes, hay que calibrar los cajeros automáticos, y esto también toma un tiempo determinado.
La medida es improvisada, debió detallarse más y no causar este tipo de preocupaciones en la población.
¿Cómo prevé que serán los próximos días en Venezuela?
Serán muy difíciles para la banca, y va a ser muy difícil para el Banco Central hacer la distribución de nuevos billetes y monedas. El mercado va a quedar ilíquido. Si el Banco Central no hace una distribución eficiente, el impacto va a ser muy negativo. Y con esto, además, usted no va a resolver el tema inflacionario, porque continúa el Banco Central a PDVSA, porque el factor confianza no existe en la economía venezolana ni en su moneda, que no mantiene su valor. En tercer lugar, el presidente anunció que vienen medidas adicionales, y dejó al garete a los medios de comunicación, y un presidente no debería estar anunciando una medida un día, y otro día otra medida. Si va a ser todo adverso, todo negativo, que el mercado esté enterado de todas las medidas. Mientras usted genere más incertidumbre, generará también mayor desconfianza.
¿Cuáles son las expectativas para 2017?
Sin una disciplina fiscal, ni monetaria, va a ser más draconiano el panorama económico el año que viene.
El Gobierno ha indicado que existe una “guerra económica”, que no es tal; si la guerra económica existe es del Ejecutivo, que maneja el grueso de las divisas, y no hay suficientes dólares por la caída de los precios del petróleo. Hay que destacar que el acuerdo de los países OPEP y no OPEP no va a tener un impacto favorable para la economía venezolana por el alto déficit fiscal que tiene el Gobierno, que está en el orden de 16 a 18 puntos del Producto Interno Bruto.
El Gobierno viene violando reiteradamente el artículo 320 de la Constitución, que prohíbe financiar los déficits fiscales a través del Banco Central. Según su página web, el financiamiento del BCV a PDVSA, medido en dólares oficiales, a 10 bolívares, es de 364.000 millones de dólares.
Esto es una cifra abismal. Si revisamos las reservas internacionales, para el 30 de noviembre se ubicaban en 11.738 millones de dólares, el financiamiento es 31 veces las reservas internacionales. De continuar este financiamiento, la inflación va a ser muy superior a las de 2016.
Hay quienes dicen que la situación de Venezuela se puede resolver con relativa facilidad, por supuesto, con políticas de apertura económica. ¿Cuál es su opinión?
Eso es engañar a las personas. La economía ha tenido desequilibrios muy fuertes en los últimos siete, ocho años. Aparte hay un factor fundamental, que es el de la confianza, que el Gobierno es incapaz de proveer. Todo pasa por un cambio político. Si en Venezuela hay un cambio político como hubo en Argentina enviaría señales positivas al mercado.
También hay que aclarar que el control de precios en Venezuela estalló. Lo que está vigente en Venezuela es el control de cambios y el Gobierno no tiene ninguna intención de desmontarlo porque ahí están los procesos de arbitraje, la corrupción; el tipo de cambio que tiene una diferencia de 66 veces entre el tipo de cambio de 10 bolívares y el otro tipo de cambio oficial, que es de 660, sin tomar en cuenta el mercado negro.
La solución es desmontar el tipo de cambio, ir a la unificación cambiaria, pero eso aniquilaría el arbitraje y la corrupción, en la que ya tenemos 14 años de control de cambio.