
La Fiscalía estadounidense logró incomodar, preocupar y desestabilizar a los “narcosobrinos” de la familia presidencial de Venezuela, tras dar a conocer pruebas irrefutables de su culpabilidad.
El fiscal Quigley F. mostró grabaciones que inculpan directamente a Efraín Antonio Campo Flores y Franqui Francisco Flores de Freitas, acusados de conspirar para traficar narcóticos hacia Estados Unidos.
De acuerdo con la periodista Maibort Petit, los Flores y sus abogados cambiaron su expresión facial al escuchar los audios que los comprometen.
Con los audios la Fiscalía de Nueva York desestimó el alegato de los abogados según el cual los sobrinos “eran estúpidos, novatos e inexpertos con el tema de las drogas”: ahora, se pudo escuchar también una grabación en la que uno de los sobrinos se jacta de haber estado traficando drogas desde que era adolescente.
La Fiscalía llamó al estrado al informante encubierto de la DEA, José Santos Peña. Quigley F. ordenaba escuchar las grabaciones y, luego, le pedía que describiera lo que ocurría en las pruebas de audio y video que él mismo había hecho en las reuniones que sostuvo con los acusados en octubre de 2015 en Venezuela.
“Yo tengo 30 años. Llevo haciendo este trabajo desde que tenía 18″, dijo Efraín Campo en las conversaciones.
Una de las frases que llamó más la atención de la conversación de Campo Flores con Santos Peña fue la relacionada con las intenciones del acusado de querer hacer los negocios rápidamente.
Campo Flores y Flores de Freitas sostuvieron la primera reunión de esta negociación el 4 de octubre de 2015 en Honduras. Desde ese momento, acordaron el negocio con “El Sentado”, quien también era un testigo cooperante del gobierno norteamericano. Con él acordaron el envío de 1.600 kilos de cocaína a Honduras, con destino final a EE. UU.
La segunda y última reunión con “El Sentado” se celebró en noviembre 6 del 2015, pero a ésta sólo acudió Flores y era para finiquitar el pago de “la bajada”, que en el argot de los narcos significa recibir la droga. Campos Flores pagaría a “El Sentado” 900.000 dólares para garantizar que el envío de los 800 kilos de droga fuera recibido con seguridad en el aeropuerto de Roatan en Honduras.
Campo Flores propuso a Santos Peña trabajar en conjunto, dejando a “El Sentado” fuera del negocio, ya que estaba molesto porque cuando habían ido a Honduras, no los habían atendido como él se lo merecía. En las grabaciones Campo Flores le decía al informante que quería empezar “inmediatamente” con el negocio.
En otra grabación, se escucha a Campo Flores diciendo que tenía que programar una reunión en un día en que no estuviese trabajando en la campaña de su mamá (Cilia Flores). También planteó la posibilidad de ampliar la operación a Canadá, ya que ellos tenían “un primo allá que es cónsul” y que con él podían hacer negocios.
En otro video, los miembros del jurado pudieron ver a Campo Flores cuando hablaba con Santos Peña y usaba unos guantes de látex en el momento en que le mostraba la cocaína al supuesto comprador.
Las imágenes presentadas en la corte fueron grabadas con unos dispositivos que usa la DEA para este tipo de operaciones. Tomadas desde el nivel de la cintura apróximadamente, las imágenes del video eran difíciles de observar. No obstante, los acusados podían apreciarse claramente y ser escuchados sin problemas.
Campo Flores aparece manipulando un kilo de polvo blanco, y se ve hablando por un radio a uno de sus guardaespaldas pidiendo que le busquen una navaja para abrir el paquete.
Los abogados de Campo Flores y Flores de Freitas han asegurado en varias oportunidades que sus clientes fueron embaucados con un supuesto acuerdo para traficar con drogas y ganar millones de dólares, sin hacer nada ni poner ni un solo dólar.
Asimismo, los sobrinos presidenciales han acusado a los informantes y al gobierno de destruir las evidencias que habrían podido inculparlos en su caso, incluyendo grabaciones donde ellos explican que no tenían capacidad para ejecutar el plan, ni experiencia en el mundo del narcotráfico.
Fuentes: Maibortpetit.blogspot; CDN