
Para mantenerse en el poder, el régimen de Nicolás Maduro ha entregado a Irán desde refinerías petroleras, lingotes de oro y hasta bases de operaciones militares; una relación que no solo se enmarca en lo económico y político, sino que también se vincula directamente con el terrorismo y el narcotráfico internacional.
Un reportaje de la agencia de noticias Bloomberg reveló que Irán se estaría llevando en aviones el poco oro que queda en Venezuela.
“Los funcionarios del gobierno venezolano cargaron unas nueve toneladas de oro, cantidad equivalente a unos 500 millones de dólares, a bordo de aviones con destino a Teherán este mes como pago por la ayuda iraní para revivir las paralizadas refinerías de gasolina de Venezuela”, señalaron las fuentes a Bloomberg.
Un reportaje del diario ABC de España también reveló que en uno de los vuelos de la aerolínea iraní, llegó a Venezuela Mohsen Baharnavand, director de la cartera para América Latina del ministerio de Exteriores iraní, acompañado de 243 personas y abundante material. La comitiva fue escoltada por agentes del servicio de inteligencia civil, el Sebin, y el Dgcim.
Según el diario español, los “iraníes se disponen a tomar el control del sector de hidrocarburos de Venezuela, que está completamente colapsado por las sanciones de EE.UU”.
Joseph Humire, experto en seguridad hemisférica y director ejecutivo del Centro para una Sociedad Libre y Segura, dijo a PanAm Post que la relación entre ambos países es preocupante y aseguró que tanto Irán como Venezuela tienen la intención de provocar al Gobierno de Estados Unidos a escalar más acciones militares en la región.
Humire informó que el chavista ministro de petróleo venezolano, Tareck El Aissami, quien es acusado en Estados Unidos por terrorismo y narcotráfico, es una de las “piezas más clave y visible de esta relación”.
Irán y Venezuela comparten desde hace mucho tiempo cálidas relaciones diplomáticas, y ambos regímenes comparten un desprecio mutuo por Estados Unidos, que ha impuesto varias sanciones a sus respectivas economías.
La relación entre ambas naciones ha sido calificada como una amenaza para Estados Unidos, pues el régimen del país suramericano ha permitido que el grupo terrorista iraní Hezbolá utilice dicho territorio como base para expandirse por América Latina.
“Venezuela en los últimos años ha firmado gran cantidad de acuerdos con Irán en el lado comercial, militar e industrial; y lo que pasa es que mucho de ese comercio puede ser una fachada para el ingreso de militares iraníes”, señaló Humire.
Los vínculos entre Venezuela e Irán van mucho más allá de los acuerdos bilaterales que se conocen entre ambos; los intereses y la cooperación con el régimen de Nicolás Maduro realmente se derivan en actividades ilícitas.
Hezbolá, cuya traducción sería “El partido de Dios”, es una organización que nació en el Líbano en 1982 tras la ocupación israelí, que cuenta con un brazo político y otro armado, y funciona con el respaldo de Irán y del Gobierno sirio de Bashar Al Assad, actuales aliados y amigos del régimen chavista-madurista. Hezbolá es considerado como un grupo terrorista por la mayoría de los países occidentales.
Irán: oro, torio y petróleo venezolano
Un reportaje de la agencia de noticias AP reveló que el sospechoso vuelo que hizo un avión de la aerolínea iraní Mahan Air —violando la cuarentena y la prohibición de vuelos internacionales— a Venezuela, se debió a un envío que hizo Irán con «componentes químicos clave» necesarios para producir gasolina y presuntamente reactivar la refinería Cardón.
A esto se suma la designación de Tareck El Aissami como ministro del Petróleo, la cual sería para complacer peticiones de Irán, pues Maduro habría solicitado al Gobierno iraní ayuda para rescatar la refinería ubicada al occidente del país.
Asimismo, el diputado Américo De Grazia ha denunciado que, tanto soldados rusos como iraníes de Hezbolá estarían a cargo de la explotación de torio en el parque nacional Canaima, declarado por la Unesco como patrimonio de la humanidad.
De Grazia advirtió que desde Venezuela, sobre todo desde el Arco Minero, existe un financiamiento al terrorismo, situación que se habría convertido en un “seguro de vida” para la tiranía.
Además, de acuerdo con el reportaje de Bloomberg, Irán también se convirtió en el más reciente destino del oro venezolano después de que Estados Unidos lograra bloquear acuerdos similares que el régimen de Nicolás Maduro estaba llevando a cabo con Rusia, Turquía y los Emiratos Árabes Unidos.
Venezuela, la base de operaciones para lavar dinero
En junio de 2019 el secretario general de la OEA, Luis Almagro, denunció que Irán y los terroristas de Hezbolá operan en Sudamérica liderando acciones de delincuencia trasnacional organizada.
“Irán y Hezbolá tienen una sólida base de operaciones en Sudamérica en alianza con la narcodictadura de Nicolás Maduro. Si fracasamos en Venezuela, representa una victoria para el terrorismo, la delincuencia transnacional organizada y el antisemitismo”, advirtió el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA).
En una entrevista para el PanAm Post, Joseph Humire, reveló cómo operan Irán y Hezbolá en América Latina, pero sobre todo en Venezuela. Humire se ha especializado en el conflicto del medio oriente y ha participado como testigo clave en atentados terroristas en el Perú.
“Irán y Hezbolá están en América Latina desde prácticamente el inicio de la revolución iraní, pero en 2005 se juntaron con la alianza bolivariana (ALBA); a medida que creció el ALBA, creció la presencia iraní y de Hezbolá”, explicó.
Humire, que se ha enfocado en investigar de cerca la situación, explicó que a partir de 2007, Irán incrementó su presencia militar, principalmente en Bolivia, que se convirtió en su principal socio estratégico de la región y en Venezuela.
“Empezaron a incrementar su presencia militar, pero no en la forma convencional con tropas, sino con ingenieros técnicos, personas que son parte de la industria militar iraní”, señaló.
En el caso de Hezbolá explicó que cada día incrementa su relación con grupos de crimen trasnacional y terroristas de América Latina para prestarles sus servicios de inteligencia, narcotráfico y lavado de dinero.
«Hezbolá es un grupo terrorista, denominado así por más de cincuenta países en el mundo. Hacen actos de terrorismo en América Latina, los más famosos fueron hace 25 años con la AMIA en Argentina, y uno en Panamá en el 94; pero más allá de simplemente ejecutar atentados, también se involucran con otros grupos terroristas en la región y grupos criminales como las FARC y el ELN», explicó.
Detalló que Hezbolá tiene una enorme red internacional de lavado de dinero y ofrece sus servicios a los carteles de droga.
Las piezas clave
Aunque es imposible contabilizar cuántos miembros iraníes y del grupo terrorista hay en Venezuela, sí ha sido posible identificar al menos a dos piezas claves que fomentan las labores clandestinas: Tareck El Aissami y Ghazi Nasr al Din, quien se encuentra en Venezuela, fue diplomático de Nicolás Maduro, ministro consejero de Venezuela en Siria y además tiene un «clan familiar» con poder económico dentro del país suramericano.
El actual ministro de petróleo chavista, Tareck El Aissami, ha utilizado su prominencia política para establecer canales de inteligencia y de finanzas con los países islámicos, particularmente con Siria, Líbano, Jordania, Irak e Irán.
“A lo largo de los años, Tareck El Aissami ha desarrollado una red financiera sofisticada y de múltiples niveles que funciona como una tubería criminal-terrorista para traer militantes islámicos a Venezuela y a países vecinos, así como para enviar fondos ilícitos desde América Latina hasta el Oriente Medio”, reporta el informe elaborado por el Centro Para Una Sociedad Libre.
Por su parte, Nasr al Din fue sancionado en 2008 por Estados Unidos por facilitar la conexión del gobierno de Venezuela con Hezbolá, y en 2015 fue calificado como una persona de interés del FBI.
“Él llegó a Venezuela en los años 90, ascendió a la Cancillería, fue diplomático y fue enviado a Siria para ser ministro consejero en Siria, estuvo principalmente encargado de la embajada en ese país y antes de la guerra civil en Siria en 2011, él estaba en Damasco conectando las redes subversivas que existen en Siria con las redes subversivas de Venezuela y con el Líbano”, explicó Humire.
“Él es descendiente libanés y es considerado como el principal nexo contacto con el gobierno de Venezuela y Hezbolá. Trabajó con Nicolás Maduro cuando fue canciller y también era prácticamente los ojos y oídos de El Aissami en el Medio Oriente durante mucho tiempo”, agregó.
“El clan familiar de Nasr al Din es grande. Tiene familiares que se radicaron mayormente en la isla de Margarita, Barquisimeto y la Guajira. En Margarita tienen loterías, centros comerciales y grandes inversiones en la isla, y por lo tanto ayudaron a Hugo Chávez en su campaña antes de que llegara a ser presidente”, explicó.
«Nasr al Din está en Venezuela, pero se mueve mucho, a veces está en Colombia, República Dominicana, en México. Está bajo sanciones de Estados Unidos y está siendo buscado por el FBI, pero no está solicitado por la Interpol. Tiene tanto poder que fue una de las principales personas encargadas de diseñar el sistema migratorio que Venezuela utilizó para aportar pasaportes a Hezbolá», agregó Humire.
Nasr al Din ha sido entrevistado en reiteradas ocasiones por medios afines al chavismo como Telesur y RT, y lo califican como «internacionalista».
https://www.youtube.com/watch?v=GEswp0ivEII&feature=emb_title
Hay que recordar que el gobierno de Hugo Chávez propició el tráfico humano en el mundo con la entrega ilegal de al menos 10 000 pasaportes venezolanos a ciudadanos de Siria, Irán y otros países del Medio Oriente.
Aunque El Aissami sería la pieza clave entre el régimen de Venezuela con Irán y Hezbolá, existe otro nombre clave que habría impulsado la presencia iraní en el país suramericano. Se trata del general Aref Richany Jimenez, quien fungió con dos cargos: era el encargado de la industria militar venezolana CAVIM y también se ocupó de las relaciones comerciales con Pdvsa.
“Este señor está también sancionado por Estados Unidos; sus primeras acciones para el gobierno de Venezuela fueron con CAVIM y después en Pdvsa porque tenía relaciones con Irán”, explicó.
“Tenía doble rol, era comandante de CAVIM y director de relaciones de Pdvsa. Él utilizó Pdvsa para maquillar pagos de Irán a Venezuela, usando de pretexto de convenios de petróleo para insertar a Irán en el ámbito militar de Venezuela. Es una figura muy importante, está supuestamente retirado y vive en la isla de Margarita”, señaló.
Durante su gestión, CAVIM fue sancionada por el gobierno de Estados Unidos por sus proyectos con Irán, ocurrió la explosión de un depósito en Maracay que dejó a un fallecido, y la Fiscalía Militar detectó irregularidades en el proyecto de ensamblaje de la pistola Zamora a través de un convenio entre Venezuela y República Checa.
En 2014 figuró en la lista de funcionarios venezolanos sancionados por el gobierno de Estados Unidos presentada por el senador Marco Rubio.
Las gestiones de Hezbolá en Venezuela
Humire explicó a PanAm Post que Hezbolá realiza labores de inteligencia en Venezuela de manera clandestina y que la mayor parte del personal es de “muy alto nivel con mucha capacidad”.
“Hezbolá es clandestino, y en Venezuela parte del problema es que como tiene un sistema migratorio completamente oscuro, yo no descarto que sea posible que miembros del gobierno venezolano, particularmente dentro de las fuerzas policiales o militares, sean también miembros de Hezbolá con una identidad completamente falsa”, especuló el especialista
“Hay que recordar que cuando Tareck El Aissami estaba en el cargo de ministro de Interior con una misión bolivariana que se llamó Misión Identidad, al mismo tiempo era el encargado de la misión Seguridad con el que transformó el sistema de investigaciones criminales, y por lo tanto tendría lógica que haya podido usar esas dos misiones para combinar una plataforma y que Hezbolá entre al país y pase desapercibido”, agregó.
Según Foreignpolicy, la Isla Margarita, ubicada frente a la costa de Venezuela, es un conocido centro criminal donde los miembros de Hezbolá han establecido un refugio seguro.