Cuando digo que Donald Trump se parece a la izquierda, la gente se sorprende. ¿Cómo podría parecerse un neoyorquino “ultra capitalista”, a personas como el senador Robledo, o el exalcalde de Bogotá Gustavo Petro? o: ¿de qué forma un candidato de extrema derecha puede coincidir con la izquierda? Son algunos de los cuestionamientos que me llegan cada vez que hago tal afirmación.
Para entender mi comentario, basta con remitirse a las propuestas que, en materia económica, hace cada uno. Y es que tanto la izquierda como el magnate norteamericano tienen una guerra declarada contra el libre comercio. Afirman que es necesario proteger los productos nacionales con imposición de aranceles y eliminación de los tratados de libre comercio, para así aumentar el empleo y reactivar la economía.
Trump ha dicho que, de llegar a ser presidente, no respetará acuerdos como el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, al cual se refirió como un “total desastre”, y afirmó que de no eliminarlo por lo menos haría una renegociación. Pero además, no pierde oportunidad para amenazar a China y a México (segundo y tercer socio comercial más importantes para Estados Unidos) con la imposición de altos aranceles a las mercancías que venden en el país norteamericano.
Por su parte, la izquierda colombiana, abiertamente nacionalista, igual que Trump, ha rechazado todos los tratados de libre comercio que nuestro país ha firmado. Para las elecciones pasadas, en medio de la campaña a la presidencia, el PDA (Polo Democrático Alternativo) anunció que una de sus principales propuestas era la renegociación de los TLC actuales, y en especial, los realizados con la Unión Europea y los Estados Unidos.
- Donald Trump no es un verdadero republicano
- Quiero que Gustavo Petro me diga dónde vio pañales en Caracas
El senador Jorge Enrique Robledo ha dicho, por ejemplo, que el TLC con Estados Unidos vulnera el interés nacional. Y en general, la posición de la izquierda colombiana, al igual que la de Trump, es que este tipo de tratados generan desempleo y causan estragos en materia económica.
Además, en línea con las propuestas de Trump, el PDA proclama que es necesario aumentar los aranceles a las importaciones, o de lo contrario la economía nacional sufrirá de desempleo y estancamiento. No son pocas las veces que la izquierda ha salido a apoyar los paros de sectores como el azucarero y el panelero, afirmando que de no mantener altos impuestos a la entrada de productos extranjeros, los colombianos se verán terriblemente afectados.
Pero Trump y la izquierda no solo concuerdan en que quieren aranceles altos y eliminación de los tratados de libre comercio sino que, además, los dos tienen como una de sus propuestas más importantes el aumento de los impuestos a los ricos. La izquierda se ha caracterizado históricamente por pedir la redistribución de la renta, y declara convencida que los impuestos progresivos son necesarios y beneficiosos para las naciones. Por su parte, Trump, gracias a esta propuesta ha sido aclamado por multitudes, y además por personajes como el nobel de economía Paul Krugman, quien incluso publicó una columna en The New York Times, titulada Trump is right on economics (Trump está en lo correcto en economía), en la que aprueba este tipo de políticas progresistas.
Ahora bien, hay que ver más allá de lo evidente; que las propuestas en materia económica del estadounidense terminen siendo las mismas que las de la izquierda, no es casualidad. Quienes critican a Trump por ser de derecha y al mismo tiempo tener ideas de carácter progresista ignoran que el posible candidato a la presidencia de los Estados Unidos por el partido republicano es, ante todo, un gran populista.
Lo que se esconde tras la coincidencia del neoyorquino y la izquierda es un fenómeno caudillista y un profundo estatismo
Lo que se esconde tras la coincidencia del neoyorquino y la izquierda, en materia de aranceles, tratados de libre comercio e impuestos a los más ricos, es un fenómeno caudillista y un profundo estatismo. Los estudios sobre las causas del rápido ascenso de Trump en las encuestas apuntan a una razón principal: el candidato republicano está cautivando a la población americana blanca obrera, que se ve atraída por las promesas paternalistas del magnate.
Trump aparece entonces como un líder mesiánico que con su política económica proteccionista salvará a la clase obrera americana sumida en el desempleo. Esta es la misma imagen que pretende dar la izquierda colombiana. Sus líderes, como el senador Robledo o Gustavo Petro, se presentan al pueblo como salvadores. Defensores de los más débiles; de los trabajadores que son perjudicados por tratados de libre comercio y bajos aranceles.
[adrotate group=”7″]El populismo tiene dentro de sus principales características que depende del liderazgo de individuos carismáticos que involucran los sentimientos y la difícil situación de las clases bajas para convertirse en sus héroes. Esto es lo que vemos tanto en Trump como en Robledo y los demás líderes de izquierda latinoamericana. Los populistas se enfocan en la situación adversa de los más necesitados y logran convencerlos de que solo ellos tienen la llave para sacarlos de la pobreza.
Lo más grave del populismo es que busca ganar la simpatía de la población apelando a planteamientos emocionales y no racionales. Es decir, las propuestas de Trump y de la izquierda tienen como objetivo principal no el bienestar económico de la sociedad, sino la obtención de votos y la consecución del poder.
Tanto Trump como la izquierda colombiana son populistas, y por lo tanto estatistas, proponen un Gobierno paternalista que se encargará de sacar de la pobreza a toda la sociedad. Afirman que con leyes y creando un gran Estado de Bienestar harán que su país crezca. Y sus propuestas son populares y cautivan tanta audiencia porque es tentador encargarle todo a alguien que asegura que tiene la solución.
Las personas se sienten identificadas, protegidas por estos líderes que logran conectarse con ellos, que les transmiten ideas que mueven sus emociones. Dejan de lado las pruebas y las cuestiones prácticas, y se echan como niños desconsolados a los brazos de quienes les prometen bienestar. Ahí está la clave del populismo, y esto lo sabe muy bien, tanto el candidato republicano como la izquierda colombiana.