Una nueva alianza parece estarse formando por estos días en Colombia. Según sus organizadores, es algo nunca antes visto, algo fuera de lo común. Sin embargo, y para empezar, sus integrantes no tienen nada de nuevo, son todos viejos conocidos de la política. Varios de ellos incluso curtidos por sus años de militancia en grupos guerrilleros.
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Pero esto no debería extrañarnos, la izquierda siempre ha tenido la costumbre de cambiarle el nombre a las cosas y hacer pasar por nuevo, y revolucionario, lo que tiene años de existencia. Veamos quiénes son los principales líderes de esta “novedosa” alianza:
Gustavo Petro
El exalcalde de Bogotá es una de las más fuertes figuras de esta “nueva” alianza. Desde sus 18 años militó en el M-19, guerrilla de izquierda que en su historial cuenta con hechos como la toma del Palacio de Justicia. Alias “Aureliano”, como se le conocía dentro de las filas del grupo armado, permaneció combatiente hasta la desmovilización del Movimiento 19 de abril. Nunca se ha arrepentido de su militancia e incluso, cuando le preguntan por su pasado, ha hecho declaraciones como la siguiente: “La verdad, no entiendo de dónde nació el odio al M-19, si antes tenía tanta simpatía en el pueblo. Uribe fue el que creó eso. Uribe odia y crea odio”.
Jorge Enrique Robledo
Miembro del Polo Democrático Alternativo y quizá uno de los hombres más queridos por la izquierda, el senador Robledo es conocido por sus detractores como el “doctor no”. Si bien es fácil identificar a qué se opone este político con amplia trayectoria, poco se sabe de sus propuestas o de lo que haría si llegara a tener suficiente poder. Robledo es astuto, evita hablar de su verdadera ideología porque de hacerlo perdería votos. El Senador es el líder máximo del MOIR, un movimiento revolucionario que, tal y como lo dice su página de Internet, tiene como objetivo implantar el maoísmo en Colombia. No hablamos pues de un político de centro o de un socialdemócrata cualquiera, hablamos de un hombre que es la cabeza de un movimiento de extrema izquierda y que, como sabe la mala imagen que tal cosa le da, evita decirlo en público.
Claudia López
López, senadora del partido verde, ha surgido por estos días como la Juana de Arco que con su tono de voz iracundo increpa a políticos corruptos. Si bien no ha estado envuelta en ningún escándalo, ni ha militado en una guerrilla o dirigido un grupo maoísta, sus propuestas no tienen nada de nuevo y más bien se compaginan perfectamente con las de la izquierda tradicional. Y es tal vez porque no tiene el historial de personajes como Petro, que puede ser una candidata bastante atractiva para votantes en busca de líderes honestos. Sin embargo, López es igual a todos los políticos que, desconociendo el funcionamiento de la economía y el papel fundamental de los empresarios, pretenden ganar votos con sus medidas “progresistas” que de ninguna manera traen progreso. El discurso de la Senadora no tiene nada de nuevo, es la misma vieja idea de que hay que llenar de subsidios a los pobres y asfixiar con impuestos a los “ricos”.
Antonio Navarro
Navarro fue compañero de Petro en el M-19, llegó incluso a ser el segundo hombre al mando de esa guerrilla. Ha ocupado diferentes cargos políticos y en la actualidad es Senador de la República por el Partido Verde. Aunque con el tiempo se ha ido moderando, sus propuestas son las de la izquierda tradicional: un gran Estado de bienestar que se construye poniéndole impuestos a todo. Navarro ha sido de los políticos más activos a la hora de pedir aumentos tributarios y castigo para el sector privado. En los últimos días además ha sido figura principal del acuerdo Santos-FARC, siendo tal vez el más asiduo defensor de la participación en política de los guerrilleros de las FARC. Y ¿cómo no? Después de todo son compañeros de “lucha”.
He hablado acá solo de las caras más importantes de la supuesta nueva alternativa que hay en Colombia, no me queda espacio para hablar de joyas como la exsenadora Piedad Córdoba, que al parecer también haría parte de este grupo. Como es evidente todos tienen bastante historial en política, no es un movimiento de jóvenes intelectuales e inexpertos, sino de políticos curtidos. Pero, además, sus ideas no tienen nada de nuevo. Es más, en Bogotá se aplicaron durante 12 años consecutivos hasta que por fin los capitalinos se dieron cuenta de su error y dejaron de votar por la izquierda.
Sería necesario que los miembros de esta alianza nos explicaran, entonces, por qué son diferentes y qué es lo que tienen de novedoso. Pero, además, también ayudaría que nos contaran a los Colombianos, cómo es que la senadora López sale a decir que es una alianza de personas con valores y principios que van a acabar con la corrupción, cuando por lo menos dos de sus principales cabezas han sido guerrilleros. Cuál es la ética de hombres que estuvieron vinculados a grupos criminales y que aún en la actualidad justifican sus años de militancia. O cuáles son los valores de personajes que callan e incluso defienden el actuar de dictadores como Nicolás Maduro.
Es más, dejando de lado la cuestionable integridad de la mayoría de líderes de esta “nueva” alianza, aún si estos personajes fueran ángeles incapaces de involucrarse en “torcidos”, sus políticas son desastrosas. Sus ideas en cuanto a lo económico no traen nada bueno, y ni siquiera serían capaces de controlar los problemas de corrupción; la ineficiencia es, simplemente, inherente al Estado grande y fuerte que tanto defienden López y sus amigos.
Por último, escuchar a López diciendo que no se trata de una alianza de izquierda no es más que la cereza de un postre de mentiras. Sin embargo, es apenas entendible que afirmen ser de “centro” para no espantar con la mala imagen que da decir que se es de izquierda.