Por Gerardo Enrique Garibay Camarena*
Jeff Deist, presidente del Mises Institute, visitó México hace unas semanas respondiendo a una invitación de México Libertario, y ofreció una amena entrevista a Gerardo Garibay, analista del Panam Post.
Panam Post: El muro de Berlín cayó hace 30 años. Entonces parecía que el socialismo, y el comunismo en particular, estaban política y racionalmente derrotados. Sin embargo, apenas una generación después, vemos un resurgimiento de esa desastrosa utopía. ¿Cómo podemos mejorar nuestros esfuerzos para que la gente recuerde la terrible tragedia del socialismo en el siglo XX? ¿Qué pasos podemos dar para presentar un mejor argumento, de forma que podamos evitar que la historia se repita en las próximas décadas?
Jeff Deist: Es muy atemorizante, pero pareciera que el socialismo simplemente no se irá. El respaldo hacia el socialismo sigue apareciendo, y creo que en buena parte se debe a que en nuestra cultura y sociedad no leemos. No leemos historia. Por supuesto, las personas no leen grandes libros como “Socialismo”, de [Ludwig von] Mises [donde explica la imposibilidad de ese sistema], que escribió en la década de 1920 y fue traducido al español poco después de que visitó México en los 1940.
Mises explica que hay dos motivos por los que el socialismo tiene atractivo para las personas. El primero es que asume una posición “ética” y pretende –a pesar de toda la evidencia histórica que lo desmiente- que se interesa por las personas. El segundo, es esa idea de que el socialismo es inevitable, y [sus seguidores] siempre han sido muy efectivos para caracterizarlo como este “siguiente paso para la humanidad, al que eventualmente vamos a llegar”.
Por supuesto, ninguna de esas cosas es verdad. El socialismo no es ético y ciertamente no es inevitable. Tenemos la historia del siglo XX y millones de personas asesinadas [por sus propios gobiernos] que plantean el argumento empírico contra el socialismo.
Tenemos los argumentos teóricos y empíricos. Lo que no estamos haciendo, al menos no lo suficientemente bien, es llevarlos a las personas. Creo que todos los que valoramos la libertad debemos estar muy preocupados de que seguimos peleando la vieja lucha contra el socialismo.
Panam Post: ¿Cuál es tu diagnóstico de la batalla por la corrección política en Estados Unidos y el mundo occidental? ¿Qué podemos hacer, bajo las actuales circunstancias, para enfrentarnos a esta tiránica imposición de lenguaje y opiniones?
Jeff Deist: Es difícil. Las personas están perdiendo sus trabajos, reputaciones, carreras, posiciones académicas o espacios editoriales por decir lo que ahora se perciben como cosas políticamente incorrectas en redes sociales.
La corrección política es real. No es una fobia que los derechistas se hayan inventado. Existe un esfuerzo activo y concertado para cambiar la forma en que pensamos y hablamos, y eventualmente modificar la forma en que actuamos. No hay duda al respecto y tenemos que luchar en su contra por una importante razón: todas las personas, sin importar nuestra ideología –pero especialmente los libertarios- tenemos una obligación en primer lugar hacia la verdad. Cualquiera que se considere académico, cualquiera que se considere políticamente activo, tiene que buscar decididamente la verdad. No hay otro camino.
Ninguna sociedad puede construirse a partir de falsedades, porque cuando lo hacen, obtienen cosas como el socialismo y la antigua Unión Soviética. Por lo tanto, nuestro interés no está en el libertarismo en sí, sino en la verdad y el florecimiento humano. Una vez que lo aceptamos, debemos entender que las personas necesitan ser libres para discutir diferentes ideas.
Creo que las cosas se están poniendo muy orwellianas en las universidades de los Estados Unidos. La corrección política está limitando lo que se publica y lo que recibe financiamiento. Ciertamente, lo vemos en la investigación sobre cambio climático. Desafortunadamente (en el pasado lo hemos visto en investigaciones sobre SIDA y cáncer), vemos investigaciones que no reciben financiamiento por que las personas que las realizan han desafiado la ortodoxia en algún ámbito de la ciencia.
Esto es muy peligroso, y me parece que hay una pobreza de la mentalidad en occidente. Creo que esa no es una receta para una sociedad sana, en especial cuando tenemos estas elecciones presidenciales con un sistema donde “el ganador se lo lleva todo”, que es muy centralizado desde Washington D.C., de forma que nos quedamos con una minoría muy enojada cuando sufren una derrota política, y la corrección política es parte de ello, es parte de demonizar o alejar a las personas que no están en la mayoría cultural, social o política.
*Gerardo Enrique Garibay Camarena es alumno del Doctorado en Derecho de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla.