Centroamérica es una víctima de la guerra contra el narcotráfico en México, y de la que poco se habla. Se cumple una década de este enfrentamiento sostenido entre las autoridades y los cárteles de la droga que ha dejado decenas de miles de muertos, muchos recursos invertidos y muy pocos resultados.
Según los especialistas, gran parte de la ola de violencia que se vive en Centroamérica es debido a la incursión de los cárteles mexicanos, y es que el combate que las autoridades mexicanas han emprendido contra estas organizaciones les han hecho migrar hacia Centroamérica, donde ya se encontraban operando desde la década de los 90.
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Sin embargo, a raíz de la guerra contra el narcotráfico que emprendió el expresidente Felipe Calderón en el año 2006, estas organizaciones trasladaron parte de sus operaciones hacia América Central hasta convertirse hoy en día en uno de los mayores problemas internos sobre todo para los países del Triángulo Norte: Guatemala, Honduras y El Salvador, según ha reconocido la ONU.
Pero el problema que estos países enfrentan no solo son de seguridad, sino también de corrupción de sus instituciones como lo señala Eduardo Stein, exvicepresidente de Guatemala: “En el caso del narcotráfico el problema es mucho más grave por las cantidades tan grandes de dinero que han logrado corromper estructuras públicas, comenzando por las policías” explica.
Así ha crecido la presencia de los cárteles en América Central
Según la consultora Stratfor, en el año 2007 apenas el 1 % de la cocaína que se enviaba a Estados Unidos transitaba por Centroamérica, nueve años después, el panorama es completamente distinto ya que el Departamento de Estado ha revelado que el 90 % de los cargamentos de esta sustancia transitan primero por Centroamérica.
El cártel de Sinaloa es la organización que más cargamentos de droga envía por Centroamérica, según indica el analista Roberto Orozco quien también explica que para que este incremento de trasciego de droga haya sido posible, los organismos delictivos no solo desplazaron a otros similares en México, sino que fortalecieron a grupos como las pandillas en el Triángulo Norte.
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“Ahora enfrentamos tipos de violencia asociadas directamente a la criminalidad organizada y los controles territoriales que llevan a cabo las pandillas” explica Eduardo Stein quien agrega que “su alianza con la delincuencia organizada ha hecho que las maras sean una especie de instrumento de control territorial para los cárteles”.
Orozco describe la situación así: “Centroamérica se convirtió en una especia de centro de servicio para los cárteles mexicanos”.
De narcotráficantes a políticos
La problemática que los cárteles de la droga generan es diversa, no solo afectan la seguridad, ni la descomposición social, sino que también permea en el ámbito político, como lo ha hecho en Centroamérica.
“Antes el narco esperaba el resultado electoral para ver que alcaldes resultaban electos para amenazarlos o corromperlos, ahora postulan a sus candidatos y desalientan violentamente cualqiuer competencia para asegurarse los corredores de ilegalidad” señala Stein.
La oficina en Washington para América Latina, reconoce que la problemática trasciende los círculos políticos: “Lo que se ha visto en la región es la capacidad de la criminalidad organizada para generar corrupción e infiltrarse en las instituciones” señala Adriana Beltrán, directora del programa de Seguridad Ciudadana de esa oficina.
Este flagelo va más allá de la criminalidad, recalca Beltrán: “Pone en riesgo el Estado de Derecho y la gobernabilidad”.
Fuente: BBC Mundo