Tras seis días de protestas en Buenaventura vuelve una tensa calma al principal puerto de Colombia en el océano pacífico.
Este domingo 21 de mayo, miles de bonaverenses marcharon para exigirle al Gobierno Nacional que sean sacados del olvido y se cumpla con lo pedido.
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El lema de los ciudadanos en las calles fue “El pueblo no se rinde carajo”, exigiendo mejoras en infraestructura y celeridad en las obras que garanticen agua potable, energía, salud, y, además, rechazar los actos de violencia en el distrito del pacífico que los azota desde hace más de una década.
Tras los desmanes del pasado viernes las pérdidas ascienden a USD $2,7 millones. Estas pérdidas se registraron debido bloqueos, hordas salvajes de personas en las calles, destrucción de infraestructura y saqueos a diferentes comercios.
Los promotores del paro han señalado que rechazan cualquier tipo de violencia, sin embargo, afirmaron que este tipo de actos fueron una reacción “al ataque y provocación del El Escuadrón Móvil Antidisturbios (ESMAD)”.
Uno de los agravantes que vive el principal puerto comercial en Colombia es la violencia, perpetrada por guerrillas, paramilitares, bandas criminales (bacrim) y políticos corruptos.
El sacerdote Adriel Ruíz resume en dos aspectos lo que pasa en Buenaventura: un abandono sistemático del Estado, lo que ha generado pobreza (80 % de la población está en esta condición), desempleo que afecta al 60 % y analfabetismo (17 %). Por otro lado, “la institucionalidad del Municipio no funciona y todo lo que se hace resulta mal hecho o cae en manos de la corrupción a lo que se suma la violencia”.
Pese a estos datos, el comercio que transita por el puerto recauda alrededor de USD $21.000.000 lo que equivaldría al recaudo de una reforma tributaria, pese a esto la ciudad portuaria se encuentra en paupérrimas condiciones, por ejemplo en Buenaventura no hay hospitales de segundo nivel, la tasa de mortalidad infantil es de 27,6 por cada 1000 nacimientos. No hay servicio continuo de agua potable, solo de cuatro a ocho horas de suministro por día y medio.
En tema de educación hay cobertura del 71 % en que la mayoría de instituciones se encuentran en pésimas condiciones.
La productividad de la pesca se ha visto afectada. En 2008 había en Buenaventura un estimado de 247 barcos con permiso de pesca. Hoy 97 están autorizados, pero solo 27 tienen permiso para operar en el mar.
Fuente: El País, El Espectador