Las veces que tuvo que presentarse a declarar, la expresidente Cristina Fernández de Kirchner lo hizo con un gran acompañamiento de seguidores que la aguardaban a la salida de su departamento. Esta vez pidió que la dejen sola. Puede que sienta que el cerco se cierra y busque bajarle el perfil a su jornada judicial. Pero fue en vano. Todos los medios la esperaron en la puerta del departamento de la calle Juncal (el mismo que se menciona en el cuaderno como receptor de dinero de la corrupción) y su declaración fue la noticia del día.
Tras su llegada a Comodoro Py, Kirchner presentó tres escritos ante el juez Claudio Bonadio, que la investiga como jefa de una banda dedicada a la “asociación ilícita”. En los textos, además de proclamar su inocencia, la exmandataria pidió la nulidad del caso y recusó tanto al fiscal Carlos Stornelli como al juez de la causa.
“Niego de manera terminante los cargos”
En su presentación, Kirchner responsabilizó al Gobierno de Cambiemos por una persecución política en su contra, supuestamente orquestada para distraer a la opinión pública de la situación económica actual.
“Como puede apreciarse, desde que el ingeniero Mauricio Macri asumió la Presidencia de la Nación se han dictado en mi contra cinco procesamientos e, increíblemente, fui imputada y procesada en tres causas distintas por haber sido la jefa de la misma presunta asociación ilícita que, según se afirma en todos los casos, se habría montado para obtener dinero ilegítimo por parte de empresarios que recibieron contratos de obra pública”.
Para Cristina, tanto el juez como el fiscal fueron “elegidos a dedo” para sacar la causa a la luz “cuando las circunstancias políticas resultaran apropiadas”.
“En este sentido, la caída abrupta de la imagen del Gobierno de turno, el agravamiento de los problemas económicos y las denuncias de corrupción en contra de las máximas autoridades de la alianza gobernante, en particular, la de una de las figuras emblemáticas por haber recibido financiación para las campañas electorales”, dijo con relación a la gobernadora María Eugenia Vidal.
En el escrito, Kirchner dijo que Bonadio es “el juez enemigo” e ironizó sobre la falta de tiempo que le debió tomar su rol como jefa de la banda: “Además de desempeñarme como jefa del Poder Ejecutivo durante ocho años, habría tenido el tiempo suficiente para liderar todos los emprendimientos criminales de los que ahora se me acusa”.
Acompañada de hombres del papa Francisco
La expresidente se presentó en tribunales con “santa compañía”. Fueron con ella dos hombres vinculados al papa argentino, Jorge Bergoglio. Por un lado estuvo Juan Grabois, de la Confederación de los Trabajadores de la Economía Popular, que también se desempeñó como consultor del Pontificio Consejo de Justicia y Paz del Vaticano.
También estuvo Eduardo Valdés, del peronismo de la Ciudad de Buenos Aires, exembajador argentino en el Vaticano (2014 y 2015), quien fuera el encargado de coordinar los encuentros de Kirchner con Francisco en Roma.