
Recientemente tuve la oportunidad de jugar a un juego de mesa bastante particular. Se trata de la política y el Parlamento alemán, donde los participantes representan a una fuerza partidaria determinada. Más allá de las preferencias personales de los jugadores, uno debe defender los postulados conservadores, otro los liberales, otro la agenda de los socialdemócratas, uno representa a los ecologistas y también está el que participa por la fuerza de izquierda.
En medio de la divertida partida, donde disfruté ponerme el traje de comunista por un rato y donde también recordé que la alianza más natural es entre conservadores y liberales, más allá de sus diferencias, tuve un momento de bajón. Por un instante me imaginé si se podría emular el juego con los partidos políticos argentinos, y llegué a dos conclusiones tristes: que no hay ninguna diferencia conceptual entre las fuerzas partidarias (ni siquiera entre macrismo y kirchnerismo) y que los únicos que son predecibles con sus postulados son los legisladores de la izquierda dura.
Miguel Ángel Pichetto, que ya quemó las naves con la expresidente Cristina Kirchner y asociado a un Mauricio Macri de dudoso futuro político luego del 27 de octubre, parece no querer perder la oportunidad de aprovechar su candidatura actual a vicepresidente. Como ya indicamos en varias oportunidades en PanAm Post, el senador peronista parece estar pensando en lo que viene: un gobierno de centroizquierda (o izquierda en el peor de los casos) y un nicho virgen en la oposición.
Los referentes del PRO que seguirían en política, María Eugenia Vidal y Horacio Rodríguez Larreta no tienen ganas de mostrarse como algo que no sea profundamente estatista. El radicalismo, luego de la experiencia fallida del macrismo, en lugar de recuperar la tradición republicana y liberal de Marcelo T. de Alvear parece también girar a la izquierda. Todos los referentes de la Coalición Cívica de Elisa Carrió son conceptualmente colectivistas y lo único que queda en el rompecabezas es la izquierda pura y dura. ¿Quién representa, aunque sea, a una centroderecha? Por ahora nadie. Es más, el macrismo hasta rechazó tener cualquier orientación concreta que no sea el progresismo infantil y sobreactuado que implementó como agenda.
Desde hace un tiempo que el veterano legislador se abandera de conceptos que no se les suelen escuchar a sus colegas políticos: la supuesta necesidad de expulsar a los inmigrantes delincuentes, la importancia de implementar “un modelo capitalista”, la crítica a los que tienen “ideas comunistas” y la propuesta de terminar con los planes sociales y subsidios ya son parte del discurso de un Pichetto que no tiene reparos de mostrarse cómodo con Jair Bolsonaro.
Ni Macri ni Vidal ni Rodríguez Larreta.
Hoy Pichetto es el máximo exponente de Juntos Para el Cambio. El próximo jefe de la oposición. https://t.co/TQkKZklhOC— Jorge Asis (@AsisOberdan) September 27, 2019
Pero más allá de sus recientes declaraciones, en la jornada de ayer Pichetto dio otro paso en la dirección que pretende marchar lento, pero sin pausa. En un encuentro con estudiantes de periodismo, el senador peronista rompió unos cuantos tabúes juntos. Aunque sean solo palabras de posicionamiento, las declaraciones del candidato a vicepresidente son clave para entender lo que viene:
“Yo creo que hay que reconvertir la cultura, hay que empezar a modificar pautas culturales. Acá está estratificada la pobreza en 30 % o 35 %. A mucha gente le gusta que haya pobres porque lucran con la pobreza. La Iglesia reza con los pobres, está todo bárbaro. Los evangélicos reparten esperanza futura… La verdad, me parece que el tema es que hay que salir a buscar trabajo, hay que salir a buscar trabajo… La Argentina es un país muy generoso, acá viene gente y lo que hace es salir a hacer venta ambulante, de contrabando, y después agarran y terminan vendiendo droga. El otro día (hay una imagen aberrante, de un país que no tenemos que querer ninguno de los que estamos acá), en una villa de acá, de la 11-14, había dos colas. Una que manejaba el narcotráfico paraguayo (para no ponerle calificación de nacionalidades porque después se enojan conmigo), una nacionalidad determinada que tiene vinculación con la marihuana hacía la venta de marihuana. Y otros muchachos de afuera del país, también que han venido a este país tan generoso ,vendían cocaína, con dos colas. Todo esto fue tomado por un drone y después entró la Gendarmería. La verdad, habría que dinamitar todo, que todo vuele por el aire”.
Es evidente que no habrá trato diferenciado para los traficantes extranjeros o ninguna propuesta formal para “dinamitar” un asentamiento, pero aunque las propuestas no digan nada en el plano formal, dicen mucho en lo conceptual.
Todo parece indicar que el compañero de fórmula de Macri está usando su traje de candidato para posicionarse y liderar un espacio nuevo, más tirado hacia una centroderecha. ¿Cuánto habrá que esperar para el posicionamiento de un grupo liberal de peso en la política grande? ¿Habrá que resignarse también a que sea otro desprendimiento del peronismo? Veremos…