La semana pasada en Colombia se cerró una de las oficinas de atención al cliente de Uber. El gremio de los dueños de cupos sigue presionando para que, de alguna manera, se prohíba la utilización de la plataforma. Sin embargo, esta no es una disputa que ocurre solo en Colombia, en diferentes países del mundo en los que la compañía está operando, quienes se benefician manteniendo el cartel de los cupos de taxis hacen hasta lo imposible para no quedarse sin la buena renta que les trae la falta de competencia.
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En Colombia, uno de los políticos que más defiende al cartel de los dueños de cupos, es Jorge Enrique Robledo, senador por el Polo Democrático Alternativo. Curiosamente, en la mayoría de países en los que Uber funciona hay un político con los mismo malos argumentos de Robledo. Y es que a Uber no lo quieren prohibir porque esté causando un daño a la comunidad o porque sea peligroso, como afirman algunos sinvergüenzas que no tienen problema en inventarse cualquier insensatez con tal de lograr su cometido. Lo quieren prohibir los dueños de los cupos porque los perjudica, porque termina disminuyendo su renta — ganancia —.
En nuestra videocolumna de hoy hablamos de las insensateces que dicen los políticos comprados para defender a los dueños de cupos. En particular nos referimos al ridículo argumento que la pelea contra Uber no es más que una disputa entre una gran multinacional y los humildes taxistas nacionales a quienes hay que defender.
Uber es nuestro vecino, el que se quedó sin empleo y utiliza su carro para ganarse el sustento diario. Uber es el colombiano que compra un carro y en las noches hace unas cuantas carreras para pagar la cuota de su vehículo. Por eso, la pelea de Uber es una disputa del individuo contra el Estado. No de los colombianos contra una multinacional.
En la videocolumna del PanAm Post analizamos los últimos acontecimientos del mundo iberoamericano desde una óptica liberal. Es presentada por Vanesa Vallejo, economista, miembro del Movimiento Libertario colombiano y columnista del PanAm Post.
