La designación del presentador de televisión Carlos Calero como cónsul en San Francisco causó revuelo en Colombia. Para algunos colombianos, el mencionado presentador no merecía el cargo, debido a que no contaba con la experiencia y el perfil requerido. La Cancillería colombiana emitió un comunicado defendiendo su selección. Según el comunicado, Calero cuenta con estudios suficientes para ejercer como cónsul. El presentador es periodista y tiene una especialización, además ha tomado un curso de “inmersión” en el tema consular. Por lo tanto, Calero estaría preparado para hacer parte del servicio diplomático colombiano.
Ante la indignación ciudadana, especialmente visible en redes sociales, el PanAm Post decidió profundizar y responder algunas de las afirmaciones y preguntas que ha realizado la prensa, el Gobierno y los ciudadanos sobre el funcionamiento del servicio diplomático colombiano.
“Cualquier ciudadano colombiano puede ser embajador”, exdirectora de la Academia Diplomática
Con matices. Hay dos vías para hacer parte del servicio diplomático colombiano: mediante la carrera diplomática o mediante designación del ejecutivo.
Cualquier colombiano que no tenga otra nacionalidad, que posea un título de pregrado y que cuente con una certificación B2 de inglés puede presentar el examen de ingreso al servicio diplomático colombiano. El examen tiene dos partes: una prueba escrita y una entrevista personal. Quienes sean elegidos deben pasar un periodo de prueba de un año. Luego de pasar todas estas pruebas, los ciudadanos son nombrados Terceros Secretarios. Para ser nombrado cónsul pueden pasar 13 años, mientras que para alcanzar el título de embajador pueden pasar 20 años.
Mientras que la vía de la carrera diplomática presenta tantos obstáculos y procedimientos, la designación del ejecutivo es más rápida. Por esta vía el ciudadano espera su nombramiento sin necesidad de exámenes y experiencia en la materia.
“El caso de Colombia es atípico y excepcional”
Falso. En países como Argentina, Estados Unidos y Perú también es posible que el gobierno designe como diplomáticos a ciudadanos que no hacen parte de la carrera diplomática.
Según el exdiplomático inglés Shaun Riordan, en la actualidad existen tres modelos diplomáticos: el francés, el británico y el de Estados Unidos. La mayoría de los países han adoptado uno de los tres modelos. El modelo de organización del servicio diplomático de los Estados Unidos aprueba el nombramiento de diplomáticos que no son de carrera. Por lo tanto, Colombia no innovó al nombrar diplomáticos que no pertenecen a la carrera diplomática, siguió un modelo anteriormente inventado.
Ahora bien, que el caso colombiano no sea excepcional no quiere decir que sea positivo tener un servicio diplomático con pocos embajadores y cónsules de carrera.
“La designación de diplomáticos de carrera es positiva”
Verdad. Como se comentó anteriormente, cónsules y embajadores de carrera deben superar múltiples exámenes y contar con una experiencia concreta en la materia.
Existen múltiples estudios de prestigiosos académicos que han demostrado la importancia de consolidar una burocracia neutral y profesional, incluyendo el servicio diplomático. Autores como el historiador británico Niall Ferguson, el politólogo norteamericano Francis Fukuyama y el sociólogo alemán Max Weber demostraron la importancia de tener una burocracia profesional y no partidista en un Estado moderno. Si los burócratas son leales a las instituciones y no a los caprichos del gobierno de turno, defenderán la institucionalidad del país.
Las bondades de la profesionalización de la burocracia son múltiples y van más allá de consolidar un Estado moderno. El politólogo sueco Bo Rothstein considera que la calidad de gobierno se mide con respecto a la neutralidad de su burocracia. El politólogo español Víctor Lapuente asegura que el establecimiento de una burocracia independiente del poder de los políticos conduce a controlar la corrupción.
Si Colombia quiere encaminarse hacia la modernidad debe mejorar su calidad de gobierno controlando el clientelismo. Consolidar un servicio diplomático colombiano y, en general, una burocracia profesional y neutral es un paso necesario para lograrlo.
“Solo unos cuantos embajadores colombianos son de carrera”
Verdadero. Según los datos publicados por las embajadas, cerca de un 20 % de los embajadores del país son de carrera. Colombia tiene embajadores de carrera en países como Bolivia, Brasil, Finlandia, Israel, Indonesia, El Salvador, Honduras, Malasia, Marruecos, Polonia y Singapur.
En Estados Unidos un 30 % y en Guatemala el 25 % de los embajadores no hacen parte de la carrera diplomática. En países como Brasil la mayoría de los embajadores adelantaron estudios en el Instituto Rio Branco de la Cancillería.
Por lo tanto, el Gobierno colombiano sí tiene una tarea pendiente: debería aumentar el número de embajadores de carrera.
“La mayoría de embajadores colombianos no tiene formación”
Falso. Es una afirmación injusta. Si bien es preferible tener embajadores de carrera, puede haber diplomáticos designados por el ejecutivo con un perfil adecuado para hacer parte del servicio diplomático colombiano.
Tras revisar cuidadosamente las hojas de vida —currículos— de diplomáticos colombianos en el mundo, vale la pena destacar que todos los embajadores colombianos tienen un título de pregrado y la mayoría especializaciones. La mayoría de los embajadores colombianos estudió derecho o periodismo, aunque también hay administradores de empresas, ingenieros industriales y odontólogos.
Colombia tiene algunos embajadores que no hacen parte de la carrera diplomática pero que cuentan con estudios en temas relacionados. Los embajadores de Colombia ante Alemania, Japón, Reino Unido, la Santa Sede y Sudáfrica tienen estudios de doctorado.
Por su nivel de estudios, la relación de sus estudios con el cargo y su experiencia diplomática destacan las hojas de vida de los embajadores colombianos en Australia, Cuba, Egipto y Nicaragua.
“La mayoría de los diplomáticos colombianos son políticos”
Falso. Otra generalización injusta. Si bien Santos designó políticos como embajadores en Bélgica, China, Costa Rica, Panamá, República Dominicana y Rusia, la mayoría de los embajadores colombianos no ha participado en política electoral.
Destaca el alto número de empresarios y líderes gremiales que fueron nombrados como embajadores por el Gobierno Santos.
Participar en política electoral tampoco implica necesariamente ejercer una labor deficiente en el servicio diplomático colombiano. Los diplomáticos, especialmente los embajadores, necesitan conocimientos sobre el funcionamiento político del país al que representan. De la misma forma, las habilidades sociales —lo que la Cancillería colombiana ha denominado “don de gentes”—también son deseables para desempeñarse como embajador.
“Gran parte de los diplomáticos colombianos tiene problemas judiciales”
Falso. Es una generalización injusta. Aunque es cierto que hay embajadores investigados legalmente.
Los escándalos más recientes y graves de diplomáticos que resultaron investigados ocurrieron durante el gobierno de Álvaro Uribe. El expresidente designó a Salvador Arana como embajador en Chile y a Jorge Noguera como cónsul en Milán. Tanto Noguera como Arana fueron investigados y hallados culpables por sus nexos con el paramilitarismo.
El gobierno Santos también ha designado diplomáticos que posteriormente han resultado investigados, como César Mauricio Velásquez. Velásquez, funcionario tanto de Santos como de Uribe, es investigado por interceptaciones telefónicas ilegales. El embajador colombiano en Chile, Álvaro Mauricio Echeverry está siendo investigado por sobrecostos en el caso Reficar.
“Es la primera vez que un presentador de televisión es designado diplomático de Colombia”
No. Hay casos recientes de designación de presentadores de televisión como diplomáticos. José Gabriel Ortiz, presentador de televisión fue nombrado embajador de Colombia en México por Juan Manuel Santos, y el narrador deportivo Édgar Perea fue nombrado por el gobierno de Álvaro Uribe como embajador en Sudáfrica.
¿Debe reformarse el servicio diplomático colombiano?
Sí. Existe una gran diferencia entre el esfuerzo realizado entre los diplomáticos de carrera y los de libre nombramiento y remoción. Los diplomáticos de carrera han aprobados exámenes y acumulado experiencia, son burócratas profesionales y no políticos.
No se debe estigmatizar a todos los diplomáticos de libre nombramiento y remoción, pues hay embajadores y cónsules designados por el presidente con estudios y experiencia para ejercer la diplomacia. No obstante, también ha habido nombramientos presidenciales negativos para el país.
Aumentar el número de embajadores y cónsules de carrera implicaría blindar la diplomacia colombiana de políticos y personas no aptas para el cargo.