El presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, ha estado tratando de hacerle creer al mundo que el país se está “normalizando” luego de más de cien días de una de las crisis sociopolíticas más sangrientas que ha atravesado la nación.
El dictador ha tratado de adjudicarse la “liberación” de varias ciudades, así como una supuesta victoria sobre la oposición tras haber emprendido la llamada “operación limpieza”, cuyo supuesto objetivo era despejar las vías vehiculares que habían sido bloqueadas por el pueblo; pero en el camino, las fuerzas de choque también allanaban casas, perseguían, detenían, torturaban y asesinaban manifestantes, sembrando temor y aplacando las protestas.
Ciertamente con sus tácticas represivas el mandatario logró remover las barricadas y sembrar tanto miedo en las calles que las manifestaciones parecen haberse ido disipando. Sin embargo,el país no está normal como trata de hacer creer el Gobierno.
Un país en el que se despiden a medicos, educadores y otros empleados del sector público por expresar desacuerdos con el Gobierno no es normal, tampoco lo es un país que ha registrado más de 440 fallecidos, casi 3.000 heridos y unas 590 personas desaparecidas en 100 días.
Lo que se vive es una “tensa normalidad”
“Es triste cuando se habla que el país va tomando normalidad (…) porque ahorita tenemos una tensa normalidad, así lo llamaría, porque la gente, ya a las 5:00 p.m. se están encerrando (en sus casas)”, comentó el arzobispo de Managua, cardenal Leopoldo Brenes.
Según señaló el religioso, no se puede hablar de normalidad mientras continúen dándose casos de persecución y amenazas contra el pueblo.
“En una sociedad, todo lo que produce inseguridad, todo lo que atenta a los derechos humanos, es un signo clarísimo de que esta sociedad está viviendo en una situación anómala, anormal”, opinó por su parte el monseñor Silvio Báez, obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Managua.
Nicaragua va a continuar en las calles
A pesar del terror que ha sembrado Ortega y de los intentos de aplacar las manifestaciones, la sociedad parece estar decidida a continuar con las protestas hasta alcanzar la justicia y la democratización del país.
De acuerdo al dirigente estudiantil Lesther Alemán, “la resistencia en la calle va a continuar” porque la gente quiere seguir luchando para alcanzar un cambio.
El líder explicó que el discurso sobre la supuesta normalidad de Ortega es una mentira, por el “miedo que se respira en las calles” y el éxodo masivo hacia Costa Rica y Honduras.
Asimismo, Alemán señaló que las manifestaciones son pruebas de que no existe tal calma, y que la presión así continuará porque eso, más la presión internacional y el diálogo entre el gobierno y la oposición, es la única manera en que podría encontrarse una “salida pacífica”.
“Esto es una sismología social: se pueden replegar las fuerzas, tal vez no se vean marchas en una semana. Necesitas eso porque el ser humano se cansa, pero retoma fuerzas para seguir”, aseguró.
“Ortega va a salir como la peor cosa de este país. Creo que será recordado por la mucha sangre que derramó, por lo injusto que fue, por lo dictatorial y porque centralizó todo a favor de él. Así será recordado”, , concluyó.