
El diálogo en Venezuela ha sido un fracaso y un engaño, así lo calificó María Corina Machado, coordinadora nacional de Vente Venezuela, quien en una entrevista exclusiva con PanAm Post propuso la creación de una nueva organización civil y política que no dependa de los partidos políticos y que luche con convicción por la democracia en el país suramericano.
Machado señaló que la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) debe hacerse un replanteamiento para que “se abra a otras organizaciones civiles en el país”; al tiempo que aseguró que no se trata de tener una posición radical ni divisionista sino de expresar democráticamente lo que para ella y su organización es la salida de la dictadura en Venezuela.
Aunque no precisó de qué se trata lo que realmente se negocia en la mesa de diálogo entre partidos de oposición y el chavismo, María Corina Machado hizo mención a presuntos “acuerdos geopolíticos” que buscan sacrificar la dignidad de los venezolanos.
Machado resaltó que quienes se salieron de la agenda consultada a todo el país fueron “tres partidos políticos de oposición” que no representan a la mayoría; esto, en referencia a los partidos que se unieron a la mesa de negociación con el chavismo.
Venezuela se encuentra en una etapa histórica de diálogo entre el Gobierno y la oposición, ¿qué se ha logrado en la mesa de negociación?
El resultado ha sido terrible, porque lejos de favorecer y acelerar a un proceso de transición hacia la democracia, lo que se ha logrado es la entrega de lo más importante que tiene la lucha de la democracia que es la fuerza de la gente.
Estamos enfrentando una dictadura pero no cualquier dictadura; es una dictadura militarista, cruel y corrupta hasta la médula, absolutamente criminal. Ha quedado evidenciado que el régimen en Venezuela ha dejado de ser un proyecto político para transformarse en una organización criminal.
El régimen buscó el diálogo para desmovilizar la presión ciudadana y lo logró. Querían parar la agenda de la Asamblea Nacional que iba a la ofensiva con el juicio político para la destitución de Maduro y lo logró. Logró que se entregara la mayoría de la Asamblea Nacional (AN) al desincorporar a los tres representantes del estado Amazonas y con ello la mayoría calificada en la AN.
Uno se pregunta también si no se entregó la fuerza y el apoyo y la iniciativa de demócratas del mundo, luego de que se reconociera el 20 de octubre, la existencia de una dictadura y la ruptura del orden constitucional en Venezuela cuando se bloqueó el referendo revocatorio y que llevó a una enorme presión para la aplicación de la Carta Democrática de la OEA.
¿En la mesa de diálogo la oposición no ha logrado nada?
Bueno hasta ahora se han liberado algunos rehenes, porque así hay que llamar a los presos políticos en Venezuela. Pero el problema es que liberan a cinco, pero encarcelan a 13. Uno sale por delante y varios entran por detrás.
Y la realidad es que con un régimen de esta naturaleza no se puede negociar a los presos políticos de esa manera. Lo que está en juego es una transición que imponga un sistema de justicia con jueces probos, autónomos e independientes que liberen no a cuatro ni a cinco presos políticos, sino a todos los presos políticos que existen en el país y permitan el regreso de los exiliados y que cese la persecución; de eso se trata.
Hay quienes piensan que antes de iniciar el diálogo, el gobierno estaba en su punto de quiebre,¿considera que el gobierno de Nicolás Maduro estuvo a punto de salir antes de iniciar el diálogo?
Efectivamente y así lo he dicho, Nicolás Maduro y su régimen estaban claramente en una posición que los acercaba a tener que reconocer y aceptar un proceso de transición de manera inminente porque las tres fuerzas fundamentales que enfrentan y derrotan una dictadura estaban alineadas: la presión de la gente en la calle, la ofensiva institucional en la Asamblea Nacional y la presión de la comunidad internacional.
Era evidente que el gobierno estaba en un claro punto de quiebre y por eso actuaron como actuaron y en su desesperación, fueron a buscar lo que pensaron que era la única opción de darle cierta legitimidad a su planteamiento con El Vaticano.
De ser así, ¿cómo de la noche a la mañana se accedió a un diálogo si la salida era inminente?
No lo entiende nadie y los venezolanos tenemos todos el derecho a exigir con firmeza y con claridad respuestas de quienes ejercen funciones de dirigencia de las fuerzas democráticas.
Yo quiero insistir en este punto, la agenda unitaria, la que fue consultada, la que avalamos los ciudadanos en la calle es la agenda del 26 de octubre ratificada ese día con la Toma de Venezuela por millones de venezolanos.
Quienes salen de la unidad fueron tres partidos políticos que sin consultarlo con nadie, sin que ello se haya debatido o acordado amanecen sentados en una mesa de diálogo. Esa fue la decisión que se salió de la unidad y que como me decía en estos días Monseñor Ovidio Pérez Morales, es claramente una posición inspirada en Cuba que tiene dos objetivos: uno es dividir a la oposición y otro es debilitar la credibilidad y la imagen de la iglesia Católica.
Ninguna de esas dos cosas podemos permitir que ocurra, pero para ello tiene que haber una responsabilidad clara y asumida de quienes iniciaron ese camino y reconocer que hoy tres semanas después se ha desmovilizado al país, se ha profundizado la falta de confianza y credibilidad de los ciudadanos en este proceso y que es el momento de retomar la agenda unitaria. Es decir, suspender este diálogo.
Tenemos que asumir una posición de fuerza, no una posición de debilidad. ¿Cómo es posible que se acepte la desincorporación política de los tres diputados de Amazonas?, eso es claramente entregar lo innegociable. Y hay que tener muy claro que cuando se va a una mesa de diálogo en esos términos, el objetivo es uno, es la obtención de una fecha, eso es lo que los venezolanos estábamos exigiendo, la fecha del referendo revocatorio; y si no, pues la fecha de unas elecciones presidenciales y ya.
Eso es lo que espera el país, y no dejarnos engañar o confundir con otros supuestos ofrecimientos que al final no se concretan como hemos visto.
¿Usted ha comentado todo esto a la MUD?, ¿qué le responden?
Por su puesto que lo hemos comentado, no una, sino cientos de veces; en reuniones, por escrito, y también públicamente.
Hay quienes dicen que las diferencias dentro de las fuerzas democráticas no se pueden ventilar públicamente y yo digo: ¡Ya va! ¿somos o no somos demócratas?, ¿creemos o no creemos en el escrutinio ciudadano?, ¿en la participación ciudadana?.
Ese criterio de bloquearse a la gente es lo que funciona dentro del PSUV (partido de gobierno) y los movimientos con vocación totalitaria. Es decir, se toma una decisión, se impone y nadie cuestiona.
Por el contrario, si somos demócratas, si creemos en una democracia es públicamente que se debaten los puntos de vista, lejos de considerar eso un elemento de debilidad.
Es un elemento de fortaleza que la gente conozca las distintas posiciones, que los ciudadanos opinen y por encima de todo, que quienes ejercen cargos de liderazgo escuchen a la gente y eso es lo que yo planteo hoy.
Es inadmisible que la MUD o cualquier otra coalición democrática se niegue a la autocrítica y a escuchar los planteamientos de los ciudadanos.
Venezuela habló el seis de diciembre y dio un mandato, el mandato es un cambio político ya porque el país no da más; porque los tiempos de la gente no son los tiempos de acuerdos políticos que pueden convenir a uno o a otro partido.
Ese mandato del 6 de diciembre lo tenemos que cumplir todos, tanto el régimen como la oposición. Y eso es lo que está en juego en esta hora, la MUD tiene la obligación de escuchar a la gente y respetar su decisión.
¿A qué se refiere cuando hace mención a unos acuerdos políticos que benefician a unos o a otros? ¿Qué acuerdos políticos se estarían negociando para que estos partidos políticos de la MUD no decidan pararse de la mesa?
Es que aquí lo único que puede estar sobre la mesa y que no se puede negociar es la Constitución. Es lo único que se puede llevar a la mesa y decir: de aquí no nos movemos.
La Constitución establece la vía institucional para el referendo revocatorio para la cual cumplimos todos los requisitos, por lo tanto de allí no nos podemos salir. Así el régimen haga ofrecimientos aquí no hay más nada que hablar. Eso es lo que los venezolanos esperamos de quienes vienen a representarnos en cualquier instancia política.
Sí creemos que una transición requiere un espacio de acuerdo y negociación, pero a esa transición se debe llegar con una posición de firmeza aferrados a los principios y ejerciendo la fuerza que tenemos, hay que actuar como la inmensa mayoría que somos, no desde una posición de minoría que es lo que hoy representa al régimen.
Pero los venezolanos ven y opinan que una transición no es precisamente lo que se está hablando en la mesa de diálogo, entonces ¿realmente qué es lo que se está hablando?, ¿qué se está negociando por detrás de bastidores entonces?
Precisamente por eso hay que detener este proceso; diálogo sí, pero así no. Por eso hay que detenerlo ya, por eso hay que entender que esta vía representa llegar hasta el 2019 con Maduro en el poder y el 2019 es el dos mil siempre.
Es acatar lo que ha sido el diseño del régimen castro comunista y debo decirlo, algunos acuerdos geopolíticos en la región que dicen: a nosotros no nos conviene inestabilidad en Venezuela, no nos conviene que se alborote el avispero, vamos a mantener las cosas tranquilitas, vamos a empujar esto, que los venezolanos se resignen, que aguanten, que esperen.
¿Qué esperemos qué? cuántos más muertos, cómo le pides tú a una mamá que está haciendo una cola desesperada y que hace 18 meses no le da un tetero a sus hijos, y que cuando al fin consigue un alimento básico por ser importado no le alcanza el dinero, ¿cómo les podemos decir que esperen hasta el 2019?.
O al abuelo que ve que se le va del país su último nieto, o al comerciante que le bajan la santamaría, que les roban sus mercancías, y que además lo acusan de especulador.
¿Qué más podemos esperar cuando nos están secuestrando a los niños de las escuelas como pasó la semana pasada en el estado Aragua?.
Acuerdos de orden geopolítico dicen que no vamos a perturbar el acuerdo de apertura con Cuba, o no vamos a perturbar el acuerdo de paz en Colombia, y que Venezuela se aguante. Eso es moralmente inaceptable y los venezolanos tenemos no solo el derecho, sino también el deber de revelarnos frente a cualquier acuerdo que pretenda sacrificar a Venezuela.
Eso implica llamar las cosas por su nombre e increpar no solamente a quienes se han sentado en nombre de las fuerzas democráticas que representan a tres partidos pero que no representan a toda la MUD, y desde luego mucho menos a toda la comunidad venezolana.
Pero también increpar a quienes están ahí como mediadores o acompañantes, decirles que Venezuela entera no acompaña este proceso.
Ahora, de levantarse de la mesa, ¿cuál es el camino a seguir, la ruta para salir del gobierno de Nicolás Maduro antes del 2019?
Yo creo que la ruta está clarísima, y es la ruta unitaria que adoptamos antes de que se iniciara el diálogo; por algo desesperadamente el régimen buscó pararla porque sabía para donde iba. En primer lugar una dictadura se enfrenta con gente en las calles pero eso sí, de manera cívica, organizada e inteligente.
No caigamos en ese chantaje que nos dicen que si protestamos es porque somos violentos; ese dilema falso y cruel de que la única opción son o muertos o diálogo, o violencia o sumisión. No señor, en el medio hay una ruta clara de movilización efectiva que es el referendo revocatorio, y si lo niegan, el juicio político.
Entonces, los venezolanos en las calles y firmes, segundo, la Asamblea Nacional a la ofensiva reconociendo el juicio político que lleve a la destitución de Nicolás Maduro por el abandono del cargo; y en tercer lugar la presión internacional llamando a las cosas por su nombre y aplicándose de inmediato la Carta Democrática Interamericana; y desde luego los otros espacios como en el caso de Mercosur dejando bien claro de qué manera hoy en día, Venezuela viola todas las cláusulas democráticas de las organizaciones en las que forma parte.
¿Qué va a pasar con la MUD? porque al parecer está perdiendo apoyo popular tras participar en este diálogo.
Desde luego que es necesaria una coordinación para todas las fuerzas democráticas, pero esta no es una lucha política, esta es una lucha ciudadana en la cual todas las fuerzas deben estar representadas. Ya no basta con tener una coordinación de partidos que fueron diseñados para una contienda electoral. Hoy se requiere la participación y coordinación entre todos los sectores de la sociedad.
Las voces de los estudiantes, trabajadores, enfermeras, médicos, profesores, maestros, madres, trabajadores informales; tiene que plantearse un gran frente, un gran movimiento ciudadano que permita que todas estas fuerzas estemos participando junto a los partidos políticos que son necesarios, pero que no son suficientes.
Eso es lo que hoy la Mesa de la Unidad tiene que entender. Nosotros tenemos años planteando que hay que abrirse; hay que luchar y llegado este momento no hay otra opción, el tiempo ha llegado es la hora de los ciudadanos que no vamos a claudicar y que no vamos a permitir que negocien por nosotros nuestros derechos; hemos decidido avanzar.
Y se lo decimos a todos, a aquellos que estén en Venezuela o fuera del país que pretendan acallar las voces: no vamos a permitir que se sacrifique Venezuela.
Esto tiene un costo, de decir las cosas que te estoy diciendo. Nos han acusado de ser divisionistas, exagerados, nos han llamado radicales porque decimos que esto es una dictadura, nos dijeron exagerados cuando dijimos que venía una crisis humanitaria, que era infundadas las acusaciones de que se estaba construyendo un régimen como organización criminal. Todo esto tiene un costo, pero para los venezolanos es un tema de vida o muerte y así lo asumimos.
¿Radical? radical es el hambre en Venezuela, radical es la violencia desatada que se lleva 70 vidas diariamente; eso es radical. Y frente a este régimen hay que asumir posiciones de firmeza. Es la hora del coraje, la hora de la valentía que eso sí es verdad que no escasea en Venezuela.
¿Cuál es entonces el próximo llamado de Vente Venezuela y si se va a unir con otras organizaciones civiles?
Lo que planteamos esta semana, retomemos la agenda unitaria. Juicio ciudadano en las calles contra Nicolás Maduro; eso implica movilizaciones, asambleas, firmas; todo lo que signifique que el ciudadano se manifieste para pedir la destitución inmediata de Nicolás Maduro.
Presión para avanzar en la Asamblea para un juicio político contra Nicolás Maduro.
Y por último transmitirle a toda la comunidad democrática internacional que ha llegado la hora de retomar la agenda de la Carta Democrática y la presión en la OEA. Esa es la agenda, la que funciona, la que estaba en marcha, la que encerró al régimen y es la que vamos a retomar; eso sí, con una gran unidad, con un gran movimiento ciudadano con todos los partidos que están o no están en la MUD pero que se incorpore a todos los sectores sociales que hoy exigen que se les escuche y que se les abran espacios de participación.
¿Un juicio político contra Nicolás Maduro no sería bloqueado por el TSJ con una nueva sentencia como lo ha hecho en otras ocasiones?
Claro, y es lo mismo que ha hecho con las otras iniciativas; y eso lejos de detenernos y darle pausa, lo que significa es que tenemos que acelerar.
Lo que no podemos permitir es que esa sala inconstitucional sea la que establezca la agenda y los límites a la lucha por la democracia en Venezuela. Para eso no se eligió a la Asamblea Nacional.
En una frase ¿Cómo califica al diálogo en Venezuela?
Un fracaso, fue un engaño. Y aprendiendo de esto vamos a retomar la lucha, a reconstruir toda la fuerza para cuando vayamos a una verdadera negociación se sepa que sí se puede derrotar a una dictadura cuando existe la determinación y claridad de cuál es la estrategia y para dónde vamos.